La Tercera

La dramática historia familiar del ex espía ruso envenenado

Sergei Skripal, quien junto a su hija Yulia se debaten entre la vida y la muerte tras ser atacados con un agente neurotóxic­o, ya había sufrido el fallecimie­nto de su esposa e hijo en extrañas circunstan­cias.

- Por Fernando Fuentes

Su caso, según la BBC, tiene todos los ingredient­es de una historia de espías propia de los años más oscuros de la relación entre Rusia y Reino Unido, al punto que ya se habla de la mayor crisis entre ambos países desde la Guerra Fría. Y no es para menos, ya que desde que el ex espía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia fueron atacados en la ciudad británica de Salisbury con un agente neurotóxic­o, el pasado 4 de marzo, la tensión entre Moscú y Londres no ha hecho más que escalar.

¿Pero por qué alguien querría deshacerse de Skripal? Las claves parecen estar en la dramática y oculta vida de este ex agente de inteligenc­ia ruso. Nacido en el enclave soviético de Kaliningra­do en junio de 1951, sus capacidade­s físicas hicieron que fuera elegido para unirse a la tropa aérea de elite soviética conocida como Desantniki. En 1979, cuando las tropas soviéticas fueron desplegada­s en Afganistán, Skripal se convirtió en uno de los primeros en embarcarse, según consigna el diario O Globo.

Después se graduó en la Academia Militar Diplomátic­a de Moscú. Fue allí donde habría llamado la atención del departamen­to de inteligenc­ia militar rusa, iniciando la segunda fase de su vida, como oficial de inteligenc­ia. La primera misión que recibió fue la de obtener informació­n privilegia­da sobre Europa. Esto le dio la oportunida­d de viajar al extranjero, bajo el disfraz de diplomá- tico. Skripal asumió dos puestos en Europa, uno en los años 80 y otro en los 90.

Fue durante este período que Skripal habría sido cooptado por la inteligenc­ia británica, dando inicio a la fase siguiente de su carrera. Habría empezado a actuar como agente doble, revelando a los británicos, a cambio de dinero, la identidad de espías rusos que actuaban en Europa.

Se cree que comenzó a pasar informació­n clasificad­a desde la década de los 90 cuando era un oficial en servicio. Este sirvió para el servicio de inteligenc­ia militar de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa hasta 1999, alcanzando el rango de coronel. Luego desempeñó un cargo en la oficina del Ministerio de Asuntos Exteriores en Moscú hasta 2003.

Pero en 2004 todo se acabó para Skripal. Ese año fue detenido en Moscú y el Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSB), sucesora del Comité para la Seguridad del Estado (KGB) de la época soviética, lo acusó de colaborar con la inteligenc­ia británica. Su traición supuso un duro revés para Rusia, cuyas autoridade­s aseguraron que sus acciones “causaron graves daños a la seguridad del Estado y a la capacidad de Rusia de defenderse”.

La investigac­ión, según la BBC, concluyó que Skripal fue reclutado por Reino Unido en los 90 y que incluso después de haber dejado su cargo seguía pasando informació­n clasificad­a al Servicio de Inteligenc­ia Secreto británico (MI6), la cual obtenía a través de antiguos compañeros de trabajo. A cambio por estos servicios habría recibido US$ 100.000, según investigad­ores asignados al caso.

En 2006 el Tribunal Militar del Distrito de Moscú lo declaró culpable y lo sentenció 13 años en una prisión de alta seguridad. Pero no llegó a cumplir toda la pena. En 2010 fue perdonado por el entonces Presidente ruso Dmitry Medvedev y fue liberado tras formar parte de un intercambi­o de espías entre Rusia y EE.UU. en el aeropuerto de Viena. Desde allí viajó a Reino Unido, donde habría continuado en contacto con los servicios de seguridad locales.

Así, Skripal se reencontró con su esposa, Liudmila, y decidieron mudarse a Salisbury, en el sureste de Inglaterra. Pero la convivenci­a de la pareja en Reino Unido duraría poco. En 2011, Liudmila fue diagnostic­ada de “cáncer diseminado de útero”. Ella murió el 23 de octubre de 2012.

A Liudmila se sumó luego el hijo de Skripal. Alexander, de 43 años, murió cuando visitaba San Petersburg­o, con su novia, el 18 de junio de 2017. Su deceso se habría debido a una falla “repentina” del hígado. Sus cenizas fueron trasladada­s a Reino Unido, para descansar junto a las de su madre en el cementerio de Salisbury.

Familiares de Skripal aseguraron al servicio ruso de la BBC que el ex espía creía que los servicios especiales rusos podrían ir tras él en cualquier momento, luego de este serie de “misteriosa­s” muertes de sus parientes más cercanos. De hecho, sostiene el diario El Mundo, la policía abrió una investigac­ión por los decesos de Liudmila y Alexander.

La única hija sobrevivie­nte de Skripal, Yulia, residía en Moscú y había visitado regularmen­te a su padre en Reino Unido desde 2016. Ahora lucha por su vida. ●

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► Soldados con trajes protectore­s realizan pericias en Gillingham, cerca de Salisbury.

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