QUIEBRE POR ESTRUCTURA DE PROPIEDAD DE RIPLEY
SEÑOR DIRECTOR
Lamento ver expuesta la diferencia con mis hermanos en la prensa, pues considero que un tema tan delicado, en que se entrelazan negocios con afectos familiares, debería haberse tratado puertas adentro. Haciéndose público, me parece necesario hacer algunas precisiones.
A pesar de haber crecido en una familia empresaria, en la mesa de mi casa nunca se habló de negocios. Mi padre, un hombre extraordinario, de gran sencillez y bondad, que partió desde muy abajo y que con gran esfuerzo surgió, nos inculcó que la familia es sagrada y que hay valores mucho más importantes que los materiales, que se deben respetar.
Me duele el uso de la figura de mi padre en el artículo publicado por su medio. Él está siendo objeto de una manipulación que atenta contra su dignidad, y en defensa a su honra, me remitiré a decir que mi padre siempre protegió en igualdad de condiciones a todos sus hijos.
Lamento que hayamos llegado hasta este punto. No tengo otra intención que averiguar la verdad de lo ocurrido, y solo me he limitado a pedir información a mis hermanos y a quienes fueron mis abogados en relación a operaciones que afectaron en forma sustantiva mi patrimonio. Los antecedentes pedidos me han sido negados sistemáticamente. Espero lograr reconstituir la historia y comprender el por qué no fui informada por quienes tenían el deber de hacerlo.
Algunos dirán que fui ingenua, pero me rehúso a enseñarles a mis hijos que deben desconfiar unos de los otros.
Verónica Calderón Volochinsky