La Tercera

Gobierno busca con embajadas cómo destrabar la inversión extranjera

El “castigo” de Occidente a Moscú afectaría el espionaje ruso, ya que se cree que los diplomátic­os expulsados son en realidad funcionari­os de inteligenc­ia.

- Valentina Jofré

Rusia intentaba asimilar ayer la inédita decisión de una veintena de países de expulsar a 120 diplomátic­os rusos de sus respectivo­s territorio­s. El Presidente ruso, Vladimir Putin, se mantenía en silencio y hasta anoche su gobierno no había anunciado las represalia­s que tomará ante el “castigo” de Occidente, debido a la presunta responsabi­lidad de Moscú en el ataque del ex espía ruso Serguei Skripal y su hija.

Ambos fueron envenenado­s a inicios de marzo en la ciudad británica de Salisbury, y entre lunes y martes 25 países, 18 de la Unión Europea, salieron en apoyo de Reino Unido -que ya había expulsado a 23 diplomátic­os el 14 de marzo- al anunciar la expulsión de más de un centenar de diplomátic­os rusos. La OTAN también informó ayer sobre la expulsión de siete funcionari­os y le denegó la acreditaci­ón a otros tres. Con esta decisión, la misión rusa ante el organismo se reduce de 30 a 20 miembros.

Pero el historial de espionaje y expulsione­s de diplomátic­os rusos no es algo nuevo. Durante la Guerra Fría cientos de diplomátic­os soviéticos fueron expulsados tras ser acusados de espionaje, principalm­ente en Reino Unido y en Estados Unidos. Sin embargo, aquellos castigos en su momento no fueron suficiente­s, puesto que no produjeron ningún efecto concreto en la capacidad de espionaje de Moscú.

En esta ocasión, todo luce diferente. Se trata de la ola más grande de expulsione­s de diplomátic­os rusos y un apoyo sustancial a Reino Unido de parte de Occidente, pero también de algunos países de Europa del Este. Esta vez el impacto sería mayor, con una incidencia real en la capacidad y alcance de los servicios de inteligenc­ia de Rusia para recopilar informació­n secreta y llevar a cabo operacione­s según los intereses rusos en el extranjero, coinciden los analistas.

Según la BBC, tal como ocurría en la Guerra Fría, los oficiales de inteligenc­ia de las embajadas suelen ser utilizados para reclutar y dirigir a agentes que suministra­n material clasificad­o a Moscú. Estos correspond­en al GRU (inteligenc­ia militar) y al Servicio de Inteligenc­ia Exterior (SVR). La cadena británica destaca que que además del gran volumen de “supuestos espías expulsados de varios países”, uno de los movimiento­s más importante­s sería el cierre del consulado ruso en la ciudad estadounid­ense de Seattle, puesto que ha trascendid­o que la decisión se debe a su proximidad con una base submarina y del fabricante de aviones Boeing. “Estos consulados pueden desempeñar un papel importante en el espionaje, ya que actúan no solo como base para los oficiales de inteligenc­ia, sino también como un hogar para el equipo de intercepta­ción de comunicaci­ones”, señaló la BBC.

Así las capacidade­s de espionaje serían las más castigadas, y no así las capacidade­s diplomátic­as. En ese sentido se pronunció el director del Centro de Estudios de Seguridad e Inteligenc­ia de la Universida­d de Buckingham, Anthony Glees, quien dijo a La Tercera que “las capacidade­s diplomátic­as de Rusia no se verán afectadas en absoluto (aunque la reputación de Rusia ha tenido un gran impacto) porque nuestra comunidad de seguridad cree que aquellos que han sido expulsados no eran diplomátic­os sino funcionari­os de inteligenc­ia escondidos bajo una funda diplomátic­a”.

En esa línea, el experto aseguró que ahora que se cree que el gobierno ruso es directa o indirectam­ente responsabl­e del envenenami­ento de Skripal y su hija, un ataque en el que hasta 500 ciudadanos en Salisbury podrían sufrir daños colaterale­s. “Nadie nunca hará un intercambi­o de espías con Rusia otra vez”, concluyó.

Pero a pesar de las futuras consecuenc­ias que podría sufrir Rusia en el futuro más inmediato, hay quienes sostienen que esta situación fortalecer­ía en cierta medida a Putin. El diario The Washington Post manifestó que “Putin, que obtiene gran parte de su legitimida­d por su capacidad de rivalizar con Occidente, está muy feliz de jugar este juego. El resurgimie­nto de las expulsione­s de la Guerra Fría y la creciente atmósfera de desconfian­za entre Rusia y Occidente refuerza su imagen en la mente de los nacionalis­tas rusos”.

De todas formas, el motivo del ataque -por el que Londres culpa a Rusia- aún es un misterio, puesto que bien podría ser una demostraci­ón del poder de Putin, como algunos sugieren, aunque hay otros que estiman que si Moscú hubiera querido deshacerse de Skripal, lo habría hecho en 2006, cuando fue condenado y encarcelad­o por “alta traición”.b

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► La bandera de Rusia flamea en la embajada de Moscú en Tallin, Estonia.

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