Obreros, a falta de clase
El reencuentro de la Roja hizo caer varios velos incrustados en las fantasías de todos los adherentes de nuestra selección. Fuera de la cancha, la muñeca de Reinaldo Rueda se hizo presente en el cómo manejó la situación de Claudio Bravo. Claramente intervino en los mensajes de los jugadores en las redes sociales, en las afectuosas y sinceras palabras de Alexis en la conferencia de prensa como vocero. Y sobre todo en cómo influyó en el manejo coherente de Arturo Salah para la respuesta sobre las acusaciones del capitán de la Roja. Claramente el DT trabajó desde atrás mostrando sus dotes de titiritero en este nuevo proceso.
Metidos en la canchita, los partidos contra Suecia y Dinamarca desnudaron falencias, virtudes y la certeza que, de momento, Chile sumará obreros al proceso, pero ningún súper clase. Los centímetros de más en defensa son llamativos, sobre todo a la hora de jugar contra atacantes altos, y algo rústicos con los pies. Pero no debemos olvidar que en las clasificatorias sudamericanas, salvo Paraguay y Uruguay, todos atacan con pelota dominada y a ras de piso. El concepto final profundiza en la problemática de que Chile gana en altura pero pierde en salida clara y limpia desde el fondo.
Suecia esperó y se reagrupó de manera colectiva sin disputarle la salida a Chile. La Selección jugó de manera permanente de frente al arco de Nordfeldt, con todas la garantías que significa jugar con el rival esperando y más ganas de defender que de atacar.
Dinamarca fue distinto. Apretó en la salida de manera sostenida y aparecieron los ripios para elaborar la jugada desde el fondo: Chile optó por el pelotazo o el pase poco limpio. En este escenario, la Selección se apresuró y perdió más de lo que ganó. El amistoso fue más disputado que jugado. Por eso que en la suma y resta del post partido, tuvo más trabajo Herrera que Schmeichel. A esta Roja le incomoda desarrollarse frente a rivales que te salen a buscar y que te hacen jugar de manera permanente de espaldas al arco que debes atacar.
Los verdaderos punteros con Suecia fueron Beausejour e Isla, transformándose Sánchez y Sagal en extremos que evitaron el mano a mano por fuera y privilegiaron la diagonal ,generando espacio para la pasada de los laterales.
La figura de Vargas en el primer partido y Castillo en el segundo evidencia la búsqueda de un centro delantero capacitado en recepcionar de espaldas. Con cualidades de formar parte, no sólo en la definición, sino también en la elaboración de la jugada. Y que se autoabastezca en un escenario desventajoso, ya que el 10 clásico o armador, aún no entra en escena en la era Rueda.
A esta selección le sobró elaboración y le faltó profundización, reflejando que abundan los volantes de pie educado, pero escasean atacantes de nivel internacional. A Chile no le cuesta armar la jugada hasta tres cuartos de la cancha, pero luego carece de explosividad para sorprender al rival. El poderío para terminar la jugada sigue siendo una debilidad que se arrastra hace años.
La pelota detenida por fin apareció en el horizonte. Con un Alexis como ejecutador y Roco, Maripán, Castillo, Sagal y Vidal en la recepción, la Selección se enriquece con un elemento diferenciador importante. Los goles realizados mediante la táctica fija ya se encumbran en el mundo entero por sobre el 25 por ciento. Es decir uno de cada cuatro goles es vía este expediente.