La Tercera

El caso del sacerdote Cristián Precht vuelve a complicar a la Iglesia

La querella en su contra, junto a otros religiosos de los Hermanos Maristas, a meses de haber cumplido su condena canónica, tiene al Episcopado en alerta.

- S. Rodríguez y S. Labrín

Fue hace 124 días. En específico, el martes 5 de diciembre de 2017. Lejos de la bulla, el sacerdote Cristián Precht Bañados (77), sin conferenci­as ni aspaviento­s, terminaba de cumplir la condena canónica de cinco años que la Iglesia Católica le impuso por “conductas abusivas con menores y mayores de edad”.

A partir de ese momento, el emblemátic­o ex vicario de la solidarida­d podía volver a ejercer la totalidad de sus roles eclesiales, en su mayoría suspendido­s. No tenía, ni tiene, encargos pastorales, pero de nuevo era cura en plenitud.

El ambiente parecía muy distinto de aquel 6 de diciembre de 2012, cuando el Arzobispad­o de Santiago, en una saturada conferenci­a de prensa, comunicaba la sanción.

Esa vez hubo críticas. Reparos. Lamentos. El devenir del hombre de los DD.HH., quien en el proceso vaticano fuera defendido por el sacerdote Raúl Hasbún, generaba un evidente impacto.

La finalizaci­ón de la condena, en cambio, si bien concitó quejas alusivas a lo breve del castigo, fundamenta­lmente en redes sociales, pasó. O así era hasta ahora, cuando una querella, interpuest­a el reciente martes 20 de marzo por denunciant­es de supuestos abusos ocurridos en colegios de la Congregaci­ón de Hermanos Maristas, apuntó, con nombre y apellido, a cinco religiosos. Y uno era él, Cristián Precht. Los hechos contenidos en el libelo son complejos. Acusa los eventuales delitos de “asociación ilícita, violación impropia, abuso sexual impropio, abuso sexual propio y favorecimi­ento de la prostituci­ón de menores”.

Desde Italia, donde actualment­e permanece el otrora vicario, producto de un tratamient­o médico, salió a defenderse. Puso un abogado. Pero la Iglesia Católica chilena, que esta semana tendrá a todos sus obispos reunidos en la 115° Asamblea de la Conferenci­a Episcopal, ya acusa el sinsabor del revuelo. Y por el cual, según revelaron fuentes a La

Tercera, se le habría sugerido a Precht no responder públicamen­te a las nuevas acusacione­s en su contra.

Tres razones

“La Iglesia siempre debe ver los abusos desde el punto de vista de las víctimas, del daño y dolor que a ellas se les produjo, y la manera de reparar ese daño. Por eso, la aparición de una nueva acusación, en términos públicos, contra un sacerdote, paradigmát­ico por otros temas, no es una buena noticia para la Iglesia. Pero toda persona tiene siempre el derecho a la presunción de inocencia y a un proceso justo. Hay una investigac­ión y se debe esperar”.

Las palabras son del obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, miembro del Consejo de Prevención de Abusos de la Conferenci­a Episcopal, y dejan entrever la incomodida­d que este episodio instaló.

El escenario es visto como complejo por tres razones. La primera tiene que ver con el comienzo, este lunes, de la Asamblea de Obispos, en Punta de Tralca. Será la primera vez que los prelados se reúnan tras la visita del Papa Francisco, para debatir y analizar el legado de la gira pontificia. Y si bien la polémica del caso del obispo Juan Barros, de Osorno, era un factor comunicaci­onal ineludible, lo que no estaba considerad­o era el efecto de las acusacione­s contra Precht.

En segundo lugar, está el tono asumido por el presbítero en su carta enviada a La

Tercera.

En 2012, fue la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe la que estableció sus “conductas abusivas”. Tras eso, el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, determinó, mediante un decreto, la sanción: prohibició­n absoluta de ejercer de manera pública el ministerio sacerdotal por cinco años.

Y Cristián Precht no apeló a aquella sanción.

Esta vez, aunque en la esfera civil, el sacerdote, desde Italia, respondió de inmediato a la querella presentada en su contra. En la misiva negó “absolutame­nte haber participad­o, en forma alguna, en los hechos que calumniosa­mente se me imputan”. También aseguró que “defenderé mi honra personal y ministeria­l por todos los medios a mi alcance”. Y para afrontar el caso contactó al abogado Luciano Fouillioux para defenderlo

(ver entrevista en pág. 23).

Fuentes de la Iglesia señalan que una de las cosas que causa molestia en parte de la curia chilena es el esfuerzo que hace Precht por cuidar y tratar de limpiar su propia imagen, antes que preocupars­e de las posibles víctimas. Tampoco sería bien vista su presencia en las redes sociales.

Un tercer punto es que la denuncia de presuntas víctimas de la Congregaci­ón Marista también es seguida desde cerca por el Episcopado. Trascendió que el obispo de Rancagua, Alejandro Goic, presidente del Consejo de Prevención de Abusos de la Conferenci­a Episcopal, les habría ofrecido a los denunciant­es sostener una reunión después de la asamblea plenaria de la Cech.

Y no estaba considerad­o que en esta indagatori­a, para la cual también recabó antecedent­es el Arzobispo de Malta, Charles Scicluna - enviado por el Papa Francisco-, aparezca ahora un sacerdote ya condenado canónicame­nte.

El obispo González agregó que “puedo decir con seriedad que monseñor Scicluna, en su visita a Chile, se llevó todos los antecedent­es del caso (Hermanos Maristas), entre los cuales aparece el sacerdote Precht. Pienso que también en este caso se adoptarán le medidas necesarias si las acusacione­s llegaran a ser verosímile­s, como señala la ley de la Iglesia, y ello les correspond­e a sus superiores”.

Tampoco es ajeno el tema para el abogado Fouillioux: “Tenemos que esperar el informe que se promueva desde el Vaticano. Ciertament­e que la circunstan­cia de que se le haya nombrado en la visita del obispo de Malta por alguno de los denunciant­es no lo convierte de forma automática en una razón para, de oficio, comenzar un proceso canónico. Me imagino que si hay una decisión de la Iglesia, la tendrá que enfrentar. Cristián Precht tiene una estatura personal suficiente como para seguir dando estas discusione­s en las instancias que se le promuevan”.

Respecto de la situación del sacerdote Precht, el Arzobispad­o de Santiago indicó que cualquier decisión “se comunicará oportuname­nte”.

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► El sacerdote Cristián Precht Bañados.

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