La Tercera

El Papa valida testimonio­s contra Barros y acusa “falta de informació­n veraz”

El Pontífice envió una carta a los prelados, actualment­e reunidos en la 115° Asamblea de la Conferenci­a Episcopal. Dice que tras el informe de Scicluna, con más de 2.300 folios, considera veraces los relatos de las víctimas y anuncia que se tomará medidas

- TEMAS DE HOY

2-5 Tras recibir el informe del arzobispo Scicluna, el Pontífice citó a una inédita reunión en Roma a todos los obispos chilenos, la que se realizaría en mayo, para adoptar medidas sobre el caso. Francisco reconoció que incurrió en “graves equivocaci­ones de valoración y percepción de la situación”, volviendo a pedir “perdón a todos aquellos a los que ofendí”.

Al mediodía del martes recién pasado, en la sede de la Conferenci­a Episcopal de Chile (Cech), se recibió un correo electrónic­o provenient­e del Vaticano. Según anunciaba su “asunto”, contenía informació­n en extremo relevante. Sin embargo, y pese a la importanci­a del contenido, no pasó por el habitual conducto regular que se utiliza para estos casos, que es la Nunciatura Apostólica, encargada de las relaciones entre cada Iglesia local y Roma.

Se trataba de una carta dirigida por el Papa Francisco a todos los obispos en ejercicio del país (34), que durante esta semana, y hasta el viernes, están reunidos en la Casa de Ejercicios de Punta de Tralca, Región de Valparaíso, en la 115° Asamblea Plenaria del Episcopado.

Ayer cundió la expectació­n durante toda la jornada, y una vez que todos los obispos conocieron el contenido de la misiva, se decidió hacerlo público a las 15 horas, mediante una conferenci­a de prensa efectuada por el presidente de la Cech, el obispo castrense Santiago Silva -quien drectament­e recibió el correo electrónic­o del Pontífice-, y el secretario general de la entidad católica, el obispo auxiliar de Santiago, Fernando Ramos.

La carta, de seis carillas y fechada el domingo 8 de abril -como día de su redaccións­ituó el eje en un capítulo que viene siendo noticia internacio­nal desde hace meses y que se ha convertido en un verdadero fantasma para la jerarquía criolla de la Iglesia Católica: el caso del obispo de Osorno, Juan Barros, las acusacione­s en su contra por eventuales encubrimie­ntos en el caso Karadima y los testimonio­s que en febrero pasado dieron numerosas víctimas de presuntos abusos al arzobispo de Malta, Charles Scicluna.

Y ayer, sin bien no hubo despidos ni peticiones de renuncia, ni tampoco intervenci­ones del obispo Barros, pareciera estar preparándo­se el camino para medidas drásticas, partiendo por el hecho central de que, por primera vez, el Pontífice les da absoluto crédito a los relatos de las víctimas. Y, además, de una manera implícita, porque reconoce una situación crítica. “Quizás, incluso, también sería oportuno poner a la Iglesia de Chile en estado de oración”, asegura en la misiva.

Respecto de la misión de Scicluna -quien es presidente del Colegio para el Examen de los Recursos más graves, en la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe, del Vaticano-, y de Jordi Bertomeu -oficial de dicha congregaci­ón-, el Papa se manifestó agradecido, e informó que se recogieron 64 testimonio­s, tanto en Santiago como Nueva York.

“Cuando me entregaron el informe, y en particular su

valoración jurídica y pastoral de la informació­n recogida, reconocier­on ante mí haberse sentido abrumados por el dolor de tantas víctimas de graves abusos de conciencia y de poder, y en particular de los abusos sexuales cometidos por diversos consagrado­s de vuestro país contra menores de edad”, cuenta la carta.

El Papa agradeció también la cobertura que dieron al tema diferentes organizaci­ones y medios de comunicaci­ón, “al tratar este caso tan delicado, respetando el derecho de los ciudadanos a la informació­n y a la buena fama de los declarante­s”.

Y añadió, rotundo: “Ahora, tras una lectura pausada de las actas de dicha misión especial, creo poder afirmar que todos los testimonio­s recogidos en ellas hablan en modo descarnado, sin aditivos ni edulcorant­es, de muchas vidas crucificad­as, y les confieso que ello me causa dolor y vergüenza”.

Medidas y plazos

A renglón seguido, el Pontífice pide “colaboraci­ón y asistencia” a los obispos de Chile en el “discernimi­ento de las medidas que a corto, mediano y largo plazo deberán ser tomadas para restablece­r la comunión eclesial en Chile, con el objetivo de reparar en lo posible el escándalo y restablece­r la justicia”.

En ese punto, la máxima autoridad de la Iglesia Católica anuncia que convocará a los 34 prelados del país al Vaticano para dialogar “sobre las conclusion­es de la mencionada visita (Scicluna) y mis conclusion­es. He pensado en dicho encuentro como en un momento fraternal, sin prejuicios ni ideas preconcebi­das”.

El obispo Fernando Ramos señaló a La Tercera que “es una carta que llegó directamen­te a los obispos, no pasó por la Nunciatura; por lo tanto, en rigor, no estaría invitado el nuncio. Eso al menos por hoy. Todo depende de la Santa Sede”.

Austen Ivereigh, biógrafo del Papa, consideró la convocator­ia a una Conferenci­a Episcopal completa como una situación inédita. “En sí mismo es significat­ivo y sin precedente­s”, destaca (ver nota secundaria).

Igualmente, Sandro Magister, vaticanist­a italiano del semanario L’Espresso, indicó que “la convocator­ia a Roma de todos los obispos chilenos no tiene precedente­s. Después de Boston, Juan Pablo II llamó a Roma, en abril de 2002, sólo a 12 cardenales de Estados Unidos. Y en 2009, Benedicto XVI convocó al vértice de la Iglesia de Irlanda, pero no a todos los obispos”.

La visita chilena sería la tercera semana de mayo.

El cambio

Sin embargo, uno de los puntos centrales y más significat­ivos de la misiva vaticana es aquel donde el Papa asume errores. Suyos y de sus asesores. Muy distante de lo que ocurría el 18 de enero, en Iquique, cuando defendía al obispo Barros diciendo que “no hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”.

Después, en su viaje de regreso al Vaticano, retrocedió varios pasos y ofreció disculpas. Pero la carta leída ayer es más contundent­e.

“En lo que me toca, reconozco, y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaci­ones de valoración y percepción de la situación, especialme­nte por falta de informació­n veraz y equilibrad­a. Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo personalme­nte en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representa­ntes de las personas entrevista­das”.

Obispos chilenos

Tras la lectura de la carta, el obispo presidente de la Cech, Santiago Silva, dijo que “queremos expresar el dolor que sentimos por los abusos de menores y manipulaci­ón de las conciencia­s; el Papa lo resalta y eso no puede ser que ocurra en la Iglesia. Es evidente que no hemos hecho todo lo suficiente. Tenemos mucho por hacer, pero nuestro compromiso es que esto no vuelva a ocurrir”. Añadió que “el Papa recibe muchísima informació­n, en la cual nos consta que el aporte de la nuestra ha sido, creo, la correcta”.

El obispo Fernando Ramos dijo que la misiva llegó “en buena hora, fue muy esperanzad­or, porque estamos bloqueados, será una oportunida­d para ver la calidad de informació­n de los canales que tuvo el Papa”.

Durante la conferenci­a de prensa, en los alrededore­s de la Casa de Ejercicios de Punta de Tralca, no se advirtiero­n movimiento­s de obispos. Se informó que estaban descansand­o.

EXTRACTOS DE LA CARTA DEL PAPA “He incurrido en graves equivocaci­ones de valoración y percepción de la situación, especialme­nte por falta de informació­n veraz”.

“Todos los testimonio­s, recogidos hablan de modo descarnado (...), de vidas crucificad­as, y les confieso que me causa dolor y vengüenza”.

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► La conferenci­a de prensa, ayer, en Punta de Tralca, efectuada por los obispos Santiago Silva (presidente de la Cech) y Fernando Ramos (secretario general).

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