INCIDENTE EN EL CONGRESO
El jueves, una dura intervención del diputado UDI Ignacio Urrutia, tras conocerse que el gobierno había retirado la tramitación de un proyecto de ley que establecía una indemnización de $3 millones para las víctimas de prisión política y tortura durante el régimen militar, provocó un fuerte altercado en la Cámara de Diputados. Tras respaldar la medida Urrutia aseguró que muchos de los beneficiados “más que exiliados, fueron más que nada terroristas”. Frente a sus palabras, diputados del PS, PPD y PC le gritaron diversos epítetos, en tanto la diputada del PH Pamela Jiles lo increpó e incluso llegó al borde de la agresión física.
Este lamentable incidente es una mala señal que lo único que hace es alimentar un negativo clima de confrontación, en momentos que es urgente que tanto el gobierno como los políticos contribuyan a cuidar el ambiente político, favoreciendo el debate de ideas y la discusión con altura de miras. Asimismo, la reacción -totalmente reprochable- tanto de parlamentarios oficialistas como de la oposición en torno a un tema tan delicado como el que se anunció, no contribuye a seguir avanzando en los sustanciales pasos que ha dado el país para ir resolviendo temas pendientes en materia de derechos humanos y en favor de la reconciliación.
Es indispensable que el país reflexione sobre las causas que están llevando a la expansión de este clima agresivo y sus dañinos efectos para nuestra convivencia democrática. La evaluación de la ciudadanía es cada vez más exigente con aquellos que están en la primera línea política.