La vieja Unión está de vuelta
La Unión de Palermo está de vuelta. La nueva y vieja Unión Española. En uno de sus encuentros más completos de la temporada, el conjunto hispano se deshizo con justicia de Huachipato (y de parte de sus complejos) consolidando su repunte. Tanto en el césped como en la tabla. Y espantando algunos fantasmas.
Porque cuando un equipo acostumbrado a pelear en la punta mantiene a la base de su plantel y termina acumulando seis jornadas consecutivas sin vencer, como le sucedió este año los rojos, empieza a dudar de todo. Incluso de lo que hace bien. Y si algo había caracterizado al equipo de Palermo en semestres anteriores, era precisamente esa capacidad de rentabilizar al máximo sus virtudes, ese pragmatismo, esa bien entendida simpleza. Ayer, ante un rival que jamás especula, Unión recuperó la autoestima. Se puso el overol, edificó su triunfo sobre los cimientos de su solidez defensiva y terminó obteniéndolo al contragolpe.
Huachipato no lo puso fácil, pero los pupilos de Larcamón no fueron capaces en ningún momento de adivinar a Pablo Aránguiz -una vez más el mejor-, ni de terminar de fijar la marca de los incansables Figueroa y Jaime. Lampe, es cierto, logró sostener a su equipo con varias intervenciones de mérito, pero al inicio del complemento los acereros perdían ya por 2-0.
El segundo tiempo pudo tener poca historia, pero Unión se recreó demasiado en su propia mejoría. Pudo cerrar el partido y no lo hizo. Y claro, volvieron las urgencias. Con Parraguez en cancha, defensa de 3 y un fútbol más directo, recortaron distancias los de Talcahuano cuando agonizaba el partido. Amenazaron después con ir por más, pero no lo merecían y tampoco lo consiguieron. Y al final los de Plaza Chacabuco acabaron sumando su tercera victoria consecutiva. Con más contundencia que brillo. Como en los viejos tiempos. ●