Furia en el Metro
EL IMPASSE DEL MINISTRO DEL TRABAJO REVELA QUE EL PROBLEMA ES QUE MIENTRAS UNA PARTE DEL PAÍS SIGA ATRAPADA POR ESTOS MITOS, MÁS SE DIFICULTA AVANZAR HACIA EL PROGRESO.
El ministro del Trabajo se subió al Metro el primero de mayo, para saludar al personal de este servicio indispensable, pero su iniciativa fue opacada por la actitud de una pasajera que le reclamó repitiendo, como si fuera una “lista de supermercado”, uno a uno varios de los mitos instalados en nuestra sociedad; algunos de ellos inspiraron el programa y las reformas realizadas en el gobierno pasado, por lejos el peor que hemos tenido desde el retorno a la democracia.
¿Qué dijo la pasajera? “Estamos entre los 100 países con más mala distribución de los ingresos. Las riquezas son abismales en este país. Las Isapres cada día ganan más dinero y la salud es paupérrima. Los hospitales están llenos de camillas y doctores que no están atendiendo. Se sube a un Metro y al final no soluciona los problemas que tenemos en Chile con respecto a salud, con respecto al lucro, al salario, a la igualdad, la delincuencia, la pobreza”.
Se trata de una visión bastante apocalíptica que describe un país al cual el “capitalismo salvaje” ha vuelto más injusto, más desigual y en que las personas viven peor que antes. La lógica del discurso es que estamos mal y mientras no terminemos con las ganancias exageradas de unos pocos no mejoraremos. Quiero creer que la señora efectivamente piensa todo esto y no se trató de una simple “encerrona” al ministro, pero el problema de fondo es que mientras una parte importante de nuestro país siga atrapada por estos mitos, más se dificulta avanzar hacia el camino correcto del progreso y más riesgo hay de que los dirigentes políticos que tienen que llevarnos en esa dirección caigan en el vértigo de buscar la aprobación popular criticando también la inversión privada en distintas áreas.
Desde luego en las últimas tres décadas Chile ha progresado más que en toda su historia, nuestra calidad de vida es la mejor de América Latina y por eso tenemos una oleada inmigratoria sólo comparable a la de los países desarrollados. Claro que hay hospitales llenos de camillas y doctores que no atienden, pero son los del Estado, en las clínicas a las que acuden las personas que pueden acceder a seguros privados ocurre todo lo contrario. La solución a los males que reclamaba la pasajera se encuentra en el desarrollo, vale decir en un aumento importante de la inversión, que genere crecimiento, mejores remuneraciones, más recaudación tributaria, mejor educación y mejores instituciones.
La última elección mostró que a la mayoría de los chilenos no les gustó la receta antimercado, que eso de quitarle a los ricos para darle a los pobres es la base de una historia entretenida, la de Robin Hood, pero que no ha funcionado en ninguna parte, tal vez por eso es anónima. Los mitos hay que enfrentarlos, sin furia, pero con convicción, porque siguen ahí esperando su oportunidad.