La Tercera

Weiwei en Chile: “No he parado ni un momento”

- Pedro Bahamondes Ch.

El artista chino presentó ayer Inoculació­n, su primera gran muestra en el país y que mañana abre en CorpArtes. Inmigració­n y derechos humanos cruzan las más de 30 obras, incluida Paso seguro, instalació­n con miles de salvavidas de refugiados en el frontis del Archivo Nacional.

Todos quieren hacerse la selfie de rigor con Ai Weiwei. Es mediodía en Santiago, y aunque las nubes que arropan el cielo por completo amenazan con inminentes lluvias, el artista chino nacido en Beijing en 1957 no se niega a romper protocolos y accede a cada una de las peticiones de sus fanáticos. De pie bajo las 1.254 bicicletas de acero que forman parte de su instalació­n Forever Bicycles (2015), emplazada afuera de CorpArtes, donde mañana abrirá Inoculació­n, su primera gran muestra en nuestro país, a Weiwei se lo ve sonriente y dispuesto en cada flashazo. “I’ll take it”, les dice a todos, arrebatánd­oles los celulares de sus manos.

En compañía de una asistente y de su hijo de 10 años, el artista y uno de los máximos exponentes de la escena contemporá­nea, actualment­e radicado en Berlín, aterrizó el martes en Santiago pasadas las 18.00 horas. “Desde entonces no he parado en ni un solo momento”, dijo ayer a La Tercera tras la conferenci­a de prensa en la que compartió junto al curador de la muestra, el brasileño Marcello Dantas, y Francisca Florenzano, directora ejecutiva de Fundación CorpArtes.

“Siento que he vuelto a un tipo de origen con esta visita, al país donde estuvo mi padre (el poeta Ai Qing, quien vivió entre 1910 y 1996) y donde conoció y se hizo amigo de Pablo Neruda en 1954”, cuenta Weiwei. “Cuando viajo lo hago para iluminar ciertos vacíos de mi propia historia que yo mismo desconocía, por eso traje a mi hijo conmigo, para que él también viera que en la casa de ese gran poeta y Nobel chileno aún cuelgan de las paredes los dibujos que mi padre le obsequió, y que son un recordator­io y una evidencia de cómo ambos podían estar conectados por el arte, los objetos y la memoria”, agrega.

Una línea de tiempo que recorre su vida y la historia contemporá­nea de su país, y que precisamen­te arranca con el nacimiento de su padre -un año antes de la Revolución de Xinhai, que devino en la fundación de la República de China en 1911es la que abre el recorrido de Inoculació­n. La muestra, que llega a nuestro país en el marco de una gira latinoamer­icana y gracias a la gestión de Fundación CorpArtes y Moneda Asset Management, exhibirá 30 de sus obras más icónicas en el mismo centro cultural ubicado en la comuna de Las Condes hasta el próximo 9 de septiembre.

Manifiesto universal

Lo que alguna vez estuvo y se mandó hacer desaparece­r. Esa artesanía en madera, porcelana, seda y bambú, entre tantos otros materiales y de la que alguna vez fue testigo gracias a sus padres y los de sus amigos, así

como sus propias conviccion­es sobre la actual crisis de los refugiados, los derechos humanos y la libertad de expresión, cobran forma y resonancia en las provocador­as obras con que Weiwei regresa al país, después de que en 2013 exhibió un enorme lienzo de 900 metros cuadrados dedicado a Neruda en Valparaíso y del multitudin­ario conversato­rio que lo tuvo en agosto pasado en CorpArtes.

Esparcidas en 111 metros cuadrados de la misma sala, están las 15 toneladas de sus

Semillas de girasol, hechas a mano y en porcelana, y que fueron expuestas por primera vez en la Tate Modern de Londres en 2010. También los 2.000 cangrejos de su serie Casa de cangrejos (2015), junto a un video y fotografía­s que recuerdan su fallido Estudio de Shanghai, destruido a la fuerza en 2011. Y, algunos pasos más allá, la imponente Ley de viaje (Prototipo B), una gran es- tructura negra e inflable en PVC reforzado con que Weiwei evoca los botes utilizados por los refugiados que intentaban cruzar el Mar Mediterrán­eo para llegar a costas europeas.

Ayer, mientras Weiwei posaba frente a las cámaras, un equipo daba los últimos ajustes a Paso seguro, la instalació­n que antes expuso en Berlín y en Yokohama, Japón, y que ahora, hasta el 24 de julio próximo, revestirá la fachada del Archivo Nacional, en calle Miraflores, con miles de chalecos salvavidas usados por refugiados.

“El gran pueblo del mundo está hecho de refugiados, y mi arte le habla directamen­te a la diferencia, a ellos, a los que lo fuimos y a los que vendrán”, dice el artista tras recorrer inadvertid­amente su propia muestra. “Nunca he pensado que soy más artista que ser humano, pues todos hemos sido abusados alguna vez y nadie puede decir que está completame­nte seguro. Por eso, ser o no ser artista no es tan relevante,

pues todas estas tragedias nos pertenecen y tienen algo que ver con nosotros mismos. Y todos, de alguna forma, tenemos responsabi­lidad en ellas”, agrega.

Asombran también, a lo lejos, el par de Esposas (2011) hechas de jade fino y madera nativa (Huali), o la Cámara de vigilancia con pedestal (2015) tallada en mármol, en alusión directa a su propia detención en 2011, cuando se le retuvo el pasaporte e impidió salir de China, culpado por el gobierno de bigamia, evasión de impuestos y difusión de pornografí­a. También su serie Juguete sexual (2014), inspirada por el

ready-move americano de los 80, cuando vivió durante 13 años en Nueva York y conoció de cerca el trabajo de Warhol y Duchamp.

“Yo, que venía de una sociedad comunista-socialista, llegué a EEUU a intentar formar parte de esa elite capitalist­a, lo cual era una mala broma”, reconoce hoy entre risas, y agrega: “Warhol es el mejor artista americano que podría nombrar. Me gusta su actitud, tan falsa y sincera al mismo tiempo, y que no ocultara su amor por el materialis­mo, la fama y esa cultura pop ordinaria. Algo de ese capitalism­o pude ver en mi regreso a China en 1993”, agrega el artista, quien tras su paso por Chile viajará a Sao Paulo para trabajar en una nueva muestra.

Homenaje al padre

Habían pasado 10 años sin verlo, recuerda. “Antes que poeta, mi padre fue un artista desplazado y excluido en su propio país”, dijo Ai Weiwei, quien dedica un extenso muro del montaje final de Inoculació­n al hombre al que, apenas a sus 10 años, vio quemar cada una de las páginas de su biblioteca ante las amenazas de la Revolución Cultural maoísta (1966-1976).

“Comienzan a girar las hélices del avión que va despegando. Te despides de tu amigo agitando la mano, parado en la tierra en que raíces has echado. Miro tu sombra en la lejanía. Pareces de veras un soldado fiel. Eres un soldado”, se lee en el poema Despedida, escrito por su padre, Ai Qing, entre 1954 y 1957, en los diarios que ahora también forman parte de la muestra.

“La tragedia de mi padre es también la mía”, dice Weiwei. “Cuando pude visitarlo pocos años antes de que él muriera, supe que el liberalism­o y su control es nuestro real enemigo, y que en ningún lugar iba a estar seguro. El lo había vivido en su época, con la Revolución Cultural, y yo lo vivo ahora cuando no hay más alternativ­a. Por esa razón utilizo mucho las redes sociales (sobre todo Instagram), para hacer eco de lo que hago. Lo mismo suelo hacer en mis trabajo en espacios públicos, que me entusiasma­n más que los museos. Es más, si pudiera desplegar un gran lienzo o una instalació­n o lo que sea sobre el globo lo haría, pero quizás qué ocurriría conmigo”, concluye.

“Siento que he vuelto a un tipo de origen con esta visita, al país donde estuvo mi padre y donde conoció y se hizo amigo de Pablo Neruda”.

AI WEIWEI, ARTISTA CHINO

 ??  ?? ► El artista chino posó ayer ante las 1.254 bicicletas de acero que forman parte de su instalació­n Forever Bicycles (2015), emplazada afuera de CorpArtes.
► El artista chino posó ayer ante las 1.254 bicicletas de acero que forman parte de su instalació­n Forever Bicycles (2015), emplazada afuera de CorpArtes.
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 ??  ?? ► Vasijas de porcelana apiladas como columna (2017). 52 x 52 x 120 cm.
► Vasijas de porcelana apiladas como columna (2017). 52 x 52 x 120 cm.
 ??  ?? Q Ley de viaje (Prototipo B), de 2016, instalació­n inflable en PVC reforzado. 300 x 1.600 x 560 cm.
Q Ley de viaje (Prototipo B), de 2016, instalació­n inflable en PVC reforzado. 300 x 1.600 x 560 cm.
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► El trípico Dejando caer una urna de la Dinastía Han (2016), hecho con piezas de Lego.
 ??  ?? ► Miles de chalecos salvavidas que fueron usados por refugiados revisten los pilares del Archivo Nacional en la instalació­n Paso seguro.
► Miles de chalecos salvavidas que fueron usados por refugiados revisten los pilares del Archivo Nacional en la instalació­n Paso seguro.
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► Esposas (2011), hechas en madera china (40 x 13 x 2.5 cm.) y jade (28 x 8 x 2 cm.).

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