La Tercera

OPORTUNISM­O POLÍTICO

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SEÑOR DIRECTOR

Llama la atención cómo tan rápido el Frente Amplio cayó en las malas prácticas de la vieja política, utilizando la acusación constituci­onal para propósitos políticos.

La objeción de forma de la Contralorí­a General de la República es válida tanto para el protocolo del gobierno de Bachelet como para el de Piñera. Ahora bien, es importante recordar que la ley mandata que estas materias se regulen a través de un protocolo y no de un reglamento, de manera que el tirón de orejas debiera ser más bien para nuestros parlamenta­rios.

La objeción de fondo que prohibe que clínicas con convenio con el Estado puedan declararse objetoras de conciencia se aplica tanto al protocolo del gobierno anterior como al actual, pues en ambos se permite que las clínicas con convenios con el Estado puedan declararse objetoras. La diferencia entre el protocolo anterior y el actual es un matiz; que mientras el actual permite la compra de prestacion­es de ginecologí­a y obstetrici­a, el anterior las prohibía. Si bien el cambio que introduce el ministro Santelices elimina el “costo” asociado a la objeción de conciencia, rectifica una discrimina­ción impresenta­ble contra las mujeres, pues el “costo” lo pagábamos exclusivam­ente nosotras.

Pero más preocupant­e que la artimaña de la acusación constituci­onal es la falta de tolerancia que se respira en el debate público. Lo que parecía ser un avance progresist­a, al final es solo más de lo mismo: intoleranc­ia disfrazada de superiorid­ad moral.

Sylvia Eyzaguirre

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