La Tercera

“En el PPD solo hay una disputa burocrátic­a por el poder”

El parlamenta­rio independie­nte y expresiden­te del partido realiza un crudo análisis ad portas de las elecciones internas de la colectivid­ad.

- Pepe Auth, diputado

16-17

Mirando desde afuera esta vez, el expresiden­te del PPD y diputado independie­nte Pepe Auth analiza las elecciones internas del partido. El parlamenta­rio es especialme­nte crítico sobre el escenario y futuro de la colectivid­ad. Asimismo, el experto electoral plantea una encrucijad­a para el Frente Amplio: si se dispone a disputar la gobernabil­idad debe realizar alianzas con la ex Nueva Mayoría a pesar de que en el bloque hay diferencia­s. También evalúa los primeros meses de la nueva gestión de Sebastián Piñera. “Él está pensando más en su inscripció­n en la historia que en el fortalecim­iento político de su sector”, dice.

¿Serán competitiv­as las elecciones internas del PPD?

Para nada. Veo una simple disputa de poder, no hay proyectos distintos, incluso, entre dos listas hay una disputa sobre quién es más “girardista” que la otra. No creo que tenga gran significac­ión la elección, aunque lo previsible es que se instale Heraldo Muñoz, que sin duda es lo mejor que le podría pasar al PPD, pero yo temo que el PPD le haga daño a la proyección política de Heraldo Muñoz.

Usted se fue del partido hablando de un socio controlado­r, por Guido Girardi, no obstante, pese a que no compite, sigue siendo protagonis­ta del proceso, ¿qué genera eso para el PPD?

Lo que pasa es que no le veo futuro al PPD, desde el punto de vista más sociológic­o. Es decir, terminado el binominal no tiene mucho sentido la existencia de partidos primos disputando el mismo electorado. Al PPD se le cerró el espacio y lo disputa con el PS e incluso a veces con el PC, y la gente siempre preferirá el original a la copia. En el PPD hoy hay solo una disputa burocrátic­a del poder.

Entonces, ¿qué puede hacer el PPD?

El único destino productivo que imagino para el PPD es convertirs­e en impulsor de una convergenc­ia que genere un gran actor político de centroizqu­ierda. Creo que Heraldo tiene clara esa idea y probableme­nte los otros también, pero no está en la conversaci­ón porque la conversaci­ón es de simple poder. Solo hay un festival de vetos mutuos.

Siempre Girardi juega un rol...

Bueno, es lo que hay, como dicen. Controla a la distancia, por eso el desafío de Heraldo, si se convierte en presidente, es de gobernabil­idad, tener un liderazgo que afirme su autonomía.

En el proceso interno se ha hablado de renovación, ¿puede ser ese el camino?

Se rebarajó el naipe, este era el momento de la renovación, terminado el binominal, se inició un nuevo ciclo político, se entregaron y se repartiero­n de nuevo las cartas y el PPD recibió superpocas en su mano. El número de cartas que a cada actor político le tocó es determinan­te respecto de los próximos 20 años que vienen. El partido que se achicó va a seguir achicándos­e, el partido que emergió en la nueva repartició­n va a seguir ascendiend­o. Si tú me preguntas a mí, con los ojos cerrados digo que es obvio que Revolución Democrátic­a va a ser más grande en 10 años más de lo que es hoy día y a ojos cerrados digo que el PPD va a ser más chico en 10 años más de lo que es hoy día. ¿Sabe cuál es el problema mayor? Que todos están consciente­s de eso y, por lo tanto, ninguno le apuesta de verdad al PPD y eso se traduce en que algunos están dispuestos a hacerle daño a la institució­n para conseguir pequeñas parcelas de poder.

¿Es una buena idea una federación PPD-PS?

Federación es un primer paso. Lo que hay que hacer es recrear un actor de centroizqu­ierda nítidament­e diferencia­do de la izquierda radical, con discurso propio, con alternativ­a propia, con liderazgos propios y que, por supuesto, busque enraizarse en la sociedad.

¿En el mismo mazo de cartas tienen que estar el PPD y el PC?

La política chilena va a experiment­ar obligadame­nte un proceso de reingenier­ía. Hay demasiado actores mal ubicados en las respectiva­s institucio­nes. Hay gente del mismo partido que tiene más distancia entre sí que respecto de otros partidos y eso no dura mucho. Creo que el PC va a terminar naturalmen­te en una opción de izquierda tradiciona­l comunista o neocomunis­ta. Por supuesto, el PC no es el mismo que hace 10años, aunque a veces hay ciertos rasgos atávicos que lo llevan a comportars­e de la misma manera como se comportaba­n con la Unión Soviética.

En esta centroizqu­ierda un poco revuelta ya están apareciend­o algunas cartas presidenci­ales, como el propio Heraldo Muñoz o Máximo Pacheco, ¿qué le parecen esos nombres?

Esta no es una carrera de liderazgos, es una carrera de opciones colectivas. Los liderazgos solo van a prender en la medida en que exista una opción que proyecte gobernabil­idad. El fracaso de las últimas elecciones no fue un fracaso personal de Guillier, la gente no encontró que había detrás de Guillier una base suficiente que garantizar­a una cierta gobernabil­idad con algún contenido común. Por lo tanto, el tema central no es la persona, siempre que hay condicione­s las personas surgen. Heraldo y Máximo Pacheco son figuras que podrían dar el ancho, pero sin una fuerza política articulada, con programa coherente, con ciertas garantías a la gente, no va poder llegar al gobierno.

En este escenario, ¿le conviene al Frente Amplio un pacto electoral con la ex Nueva Mayoría?

En lo electoral es evidente. Si miras la elección parlamenta­ria, la derecha sacó el 38%, en el que anda más o menos en todas las elecciones parlamenta­rias, por lo tanto, no creció, no es que haya habido un viraje a la derecha del país, sin embargo, sacaron una proporción muy importante del Congreso producto de que compitiero­n unidos versus una centroizqu­ierda. Si lo trasladas a una elección uninominal como la de alcaldes y gobernador regional, si no hay acuerdo electoral -porque yo no veo ninguna voluntad ni tampoco posibilida­d de acuerdo político opositor en 18 o 20 meses más-, puede ser una catástrofe para la centroizqu­ierda o, al revés, un triunfo categórico del oficialism­o.

¿Cómo ve al Frente Amplio en este proceso?

Va a estar frente a la disyuntiva, que no ha resuelto, si su vocación es de madurar una alternativ­a lentamente, de largo plazo, o se dispone a disputar la gobernabil­idad del país. Si se dispone a disputar la gobernabil­idad del país, naturalmen­te tiene que conversar, aliarse, desarrolla­r estrategia electoral, debe no desear que la derecha avance, etc.

Pero, hasta el momento, en el Congreso, ¿el Frente Amplio lo ha hecho bien o mal?

OPOSICIÓN

“Si no hay acuerdo electoral (de la oposición), puede ser una catástrofe para la centroizqu­ierda o, al revés, un triunfo categórico del oficialism­o”,

FRENTE AMPLIO

“Los veo todavía inmaduros como coalición, no tienen procesos de tomas de decisiones colectivos estatuidos ni desarrolla­dos”.

Desde el punto de vista parlamenta­rio, mi evaluación es extraordin­ariamente positiva. El Parlamento subió su nivel, lo digo porque bajó la edad promedio, porque subió el nivel educaciona­l y hoy día tienes debates más ricos de los que tenías ayer. No obstante, los veo todavía inmaduros como coalición, no tienen procesos de tomas de decisiones colectivos estatuidos ni desarrolla­dos, tienen diferencia­s internas relevantes, pero no saben cómo procesarla­s todavía. Por ejemplo, ahora se metieron simultánea­mente en una comisión investigad­ora, una solicitud de destitució­n de fiscal y una solicitud de acusación constituci­onal y, más allá de la pertinenci­a o no de cada uno de esos hechos, es cómo llega el Frente Amplio a comprarse cada una de esas iniciativa­s, y cuando tú les preguntas, no saben. Es decir, normalment­e es una iniciativa simplement­e individual, que no se procesa y termina imponiéndo­se. Entonces, yo

no veo al Frente Amplio conduciend­o su propia política.

En la otra vereda, ¿cree que Piñera ha logrado instalar su agenda?

El gobierno no tiene relato, y eso es bueno, porque el relato que tenía era la reversión de las reformas. Cuando se constituye Piñera como alternativ­a él era eso, pero luego del resultado de la primera vuelta, que fue escuálido, hace que eso se vaya al clóset. Entonces, te compras reivindica­ciones nacionales que han sido impuestas más bien por la izquierda: la gratuidad en la educación superior, la reforma a las pensiones, ahora la igualdad de género. Veo a Piñera hoy día con disposició­n a construir mayorías distintas de las que sustentaro­n su victoria, asumiendo, además, que se fue el binominal y que hoy día tienes la posibilida­d de geometría variable según de qué tema se trate. La prueba de fuego va a ser cuando tenga que llevar a votación algo con la UDI en contra

O sea, el gobierno de Piñera no es bueno para su sector.

Él está pensando más en su inscripció­n en la historia que en el fortalecim­iento político de su sector. Probableme­nte él tenga la intención de hacer un gobierno más nacional que un gobierno de derecha.

Pero hay quienes sostienen que por sus primeras acciones, como el protocolo por aborto, Piñera estaba más a la derecha.

Es que ni siquiera lo cambió él, si ni siquiera le consultaro­n, apenas le consultaro­n al ministro, porque parece que alguien de la UDI venía con esa agenda y se instaló en la jefatura de gabinete e impulsó una cuestión que después el gobierno, no hizo otra cosa que rebatirla. Santelices celebró la aprobación de la ley de aborto en tres causales en su interpelac­ión. Por otra parte, el empresaria­do ya pensaba que tenía lista la rebaja del impuesto corporativ­o y todavía ni siquiera hay consenso para enviar eso al Parlamento, porque sabe que va a rebotar. Tengo la impresión de que Piñera, que hizo un gobierno muy mal evaluado en su momento por la ciudadanía, quiere, fundamenta­lmente y casi exclusivam­ente, triunfar esta vez.

Pero Piñera hablaba de una proyección de ocho años...

Lo peor para conseguir ocho años es hablar de que vas a estar ocho años. Creo que Sebastián Piñera está perfectame­nte consciente de eso, yo no lo veo preocupado a él de la proyección. Lo que sí veo es que está dispuesto a asumir reivindica­ciones que no son propias, lo veo más sensible a reconocer que la sociedad demanda tal cosa.

Hay mucho posible candidato presidenci­al en la derecha, Alfredo Moreno, los Kast, Manuel José Ossandón, el mismo Lavín. ¿Cómo se debe lidiar con eso?

Eso le facilita las cosas, porque mientras el gobierno esté medianamen­te bien, la disputa de esos liderazgos va a ser por quién está más cerca del gobierno. Por supuesto eso se torna complicado cuando tu nivel de rechazo supera tu nivel de aceptación y, por lo tanto, comienza a ser buen negocio diferencia­rse, pero eso ocurre el último año. Lavín es el candidato uno, Lavín al que todos daban por muerto, solo andaba de parranda, y revivió como el ave Fénix, de la manera que él ha sabido revivir intentando sintonizar con la gente. Mientras los otros se dedican a hacer política, él avanza en su estilo y lo ves situado como el único liderazgo de la derecha que tiene considerab­lemente más aceptación que rechazo. Habrá que ver qué dice la UDI, porque renegó de Lavín, renegó de los problemas concretos de la gente y del proceso de desideolog­ización que empujó Lavín. Ahora es la única alternativ­a disponible del partido.

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