La Tercera

Expresione­s procaces y racistas

- Ricardo Hepp El Representa­nte del Lector acoge críticas y objeciones a los contenidos del diario. Escriba a lector@latercera.com

Varios lectores han escrito en las últimas tres semanas por la publicació­n de palabras vulgares y racistas, atribuidas a personas de figuración pública: ofensas entre futbolista­s. “¿Es eso necesario?”, preguntan Patricio Ojeda B., Blanca Alvear M. y Leandro Rifo V., que rechazan ese recurso, en particular porque el lenguaje soez está referido a mujeres. Indican que nuestra sociedad está buscando erradicar la violencia verbal y física contra las mujeres, pero señalan que el diario publicó una informació­n el sábado 21 de abril, en páginas de Deportes, sobre futbolista­s que se tratan con palabras vulgares entre ellos, con referencia­s al género femenino y con connotacio­nes racistas. Uno de los lectores destaca que “incluso algunas barras bravas están cambiando sus cánticos para evitar las groserías explícitas, pero el diario las difunde”.

El tema de las expresione­s procaces o vulgares en la prensa escrita es de antigua data. El manual de estándares editoriale­s de La Tercera exige el uso de un lenguaje apropiado y respetuoso. En otros párrafos dice que los periodista­s deben “evitar descripcio­nes escritas o gráficas de situacione­s que contengan elementos de obscenidad, morbosidad, pornografí­a o incitación a la violencia”; y que se evitará la publicació­n de detalles relativos a raza, color, religión, sexo o inclinació­n sexual, “a menos que tales antecedent­es tengan importanci­a para la respectiva informació­n (...)”.

En los diarios es este un tema de discusión interna y de reflexión. En su más reciente edición, el manual de estilo de El País, de España, señala que “las expresione­s vulgares, obscenas o blasfemas están prohibidas”. Pero, como única excepción a esta norma, el diario puede incluirlas cuando se trate de citas textuales y, aun así, siempre que procedan de una persona relevante, que las haya dicho en público o estén impresas y que no sean gratuitas. Es decir, solo y exclusivam­ente cuando añadan informació­n.

La informació­n cuestionad­a es relevante porque las alusiones soeces y racistas las expresaron de manera pública futbolista­s de primera línea.

Nombres y apellidos

Hay dos personajes de estatura mundial que han ocupado abundante espacio periodísti­co en el último tiempo: el presidente de China, Xi Jinping, y el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong-un.

En ambos casos, el primer elemento es el apellido y el segundo es su nombre. La fundación del Español Urgente, que vela por el buen uso del idioma español en los medios de comunicaci­ón, recuerda que hay diarios que -en sus títulos y textos- han usado indistinta­mente Xi o Jinping, por separado; o bien, Kim y Jong-un. Por ejemplo, “Trump y Jinping hablaron ayer por teléfono”, “Macri firmó acuerdo con Jinping”, “Jong-un sugiere reunión en Singapur”. Sería como si en los ejemplos anteriores se aludiera a los presidente­s mencionado­s con Donald y Mauricio, en lugar de Trump y Macri.

Los antropónim­os de China y Corea constan de uno o varios apellidos y del nombre de pila (o nacimiento), según las costumbres de esos países y del idioma. Lo mismo ocurrió antes con el líder chino Mao Zedong (Mao Tse-tung). Lo adecuado, entonces, es que los medios empleen Xi y Kim o Mao, que son los apellidos.

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