En Chile ya hay más de un millón de departamentos y son el 17% de los hogares
Si en 2002 había 474.199 de estos hogares, según el Censo 2017 llegaron a 1.138.062. Edificaciones en altura responden al menor tamaño de la familia chilena y a requerimientos de centralidad y seguridad.
Según el Censo de 1970, la proporción de hogares en departamentos era solo de 7% (116.748). Desde entonces, esa alternativa fue cada vez más considerada por los chilenos, y ya en el año 2002 ese porcentaje aumentó a 12,6% (474.199, según el censo de ese año). Hoy representa el 17,5%, con un total de 1.138.062 hogares (552.678 más que en 2002).
Y aunque la casa es la vivienda particular más numerosa, su representación va a la baja desde 2002 a la fecha, pasando de 82,1% a 79,7%.
Vivienda en altura
En Chile, las primeras edificaciones en altura fueron financiadas mayoritariamente por bancos, cajas y aseguradoras, y muy pocas
tenían fines residenciales, explica el sociólogo y académico de la U. de Chile Jorge Vergara Vidal, en su estudio Verticalización. La edificación en altura en la Región Metropolitana de Santiago (1990-2014).
En 1930, cuando los perfiles de acero y el hormigón comienzan a producirse en el país y se hizo más barata la construcción, se proyecta su uso residencial. “Para ser considerados como opción residencial tuvo que desarrollarse una tipología de vivienda específica: los departamentos, los que no siempre se ubican en los edificios de altura ni tienen la forma que nos imaginamos”, dice Vergara.
Antes, grandes palacios, como el Ariztía, habían sido diseñados divididos en unidades de residencia separadas unas de otras. “Al replicarse esto a los edificios de hormigón se obtiene lo que se denomina en ese tiempo (1930 a 1950) ‘colectivos’, que son edificios de vivienda colectiva, no mayores de cuatro o cinco pisos, sin ascensores, donde hay en la edificación una variedad de tamaños de vivienda”, explica.
Expansión
Vergara elaboró un índice para diferenciar qué comunas habían edificado más en altura en los últimos 25 años. “Todas las comunas han edificado en este periodo, pero algunas lo han hecho en baja altura y otras, en alturas mayores”, indica.
Según el índice, desde 1990 en adelante, Providencia es una comuna que experimentó un proceso de verticalización alta. En tanto, un proceso de verticalización muy alta se aprecia en Las Condes, Santiago, Ñuñoa, Vitacura, Estación Central, lndependencia, Macul, Recoleta, San Joaquín y San Miguel, las que acumulan casi la totalidad de la edificación en altura en la ciudad. “Corresponden a comunas centrales y pericentrales de rentas medias y altas”, señala Vergara.
La presencia de la construcción en altura no se da de igual manera en todo Chile, dice Ernesto López, investigador Coes y académico del Departamento de Urbanismo de la U. de Chile. “Depende del grado de accesibilidad y centralidad que tengan. En el caso de Santiago, el metro es un gran definidor de dónde se está construyendo la vivienda en altura”.
De hecho, el centro está “centralizándose” cada vez más, y como el suelo es más caro y las normativas urbanas lo permiten, se construye en altura y eso hace que se puedan construir muchas unidades de departamentos. “En los últimos 10 años el tamaño promedio de los departamentos en Chile se ha reducido en 30%”.
Arturo Orellana, investigador del Instituto Urbano de la U. Católica, señala que la preferencia también se da porque se ha instalado en la opinión pública que la seguridad es un problema y marca una sensación de inseguridad en el espacio público. “El vivir en un departamento da una sensación de estar más protegido, hay más filtros en términos de acceso a tu espacio privado”.
Los edificios en altura, además, se emplazan en barrios consolidados, que están bien provistos de redes de transportes, de servicio, de colegios y educación. “Siempre va a ser más interesante, aunque sea hacinado, pero conectado a la ciudad. Tener un departamento se adecua más a la nueva estructura de vida del país, es mucho mejor que una casa”, dice Orellana.
La decisión de ampliar la familia y tener más hijos choca muchas veces con las restricciones económicas, y el valor de la vivienda es un gran factor, dice López. “La opción es vivir muy lejos de la ciudad, pero no se pueden mantener las redes sociales, la cercanía al trabajo, eso es carísimo. Entonces, el departamento aparece como una opción factible”. ●