La Tercera

Universida­des tienen 60 días para decidir si siguen adscritas a la gratuidad

La Ley de Educación Superior fue publicada ayer en el Diario Oficial sin que el gobierno haya celebrado su promulgaci­ón. Los plazos de la legislació­n comenzaron a correr: las nuevas superinten­dencia y subsecreta­ría de educación superior deben comenzar ant

- Paula Yévenes y Camila Mardones

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Casi cuatro años de discusión entre los actores involucrad­os, 18 meses de trámite legislativ­o y más 100 días de espera desde su aprobación en la Cámara de Diputados. Ese fue el largo camino que tuvo que recorrer la Ley de Educación Superior para concretar su publicació­n ayer en el Diario Oficial.

De este modo, ayer comenzó la cuenta regresiva de una serie de plazos que establece la nueva legislació­n. Como por ejemplo, los 365 días fijados para designar al personal de las nuevas superinten­dencia y subsecreta­ría del ramo.

Claro que hay otro plazo más inmediato y que será el primero en expirar. Se trata de los 60 días que tienen las universida­des adscritas a la gratuidad para decidir si se mantienen o abandonan esta política de financiami­ento.

Actualment­e, son 33 los planteles universita­rios y 15 técnicos los que tienen el beneficio. Sin embargo, problemas financiero­s asociados a la fijación de aranceles -que actualment­e aplican hasta el sexto decil más vulnerable­han hecho que algunos pongan en duda su continuida­d.

Pero el problema no termina allí. Con la nueva legislació­n la gratuidad también tendrá un cambio en sus reglas y fijará, además, los aranceles que pagarán los alumnos pertenecie­ntes desde el séptimo al noveno decil.

Según la ley, los estudiante­s sin gratuidad no podrán pagar más allá del 40% del arancel regulado en el caso del séptimo y octavo decil, y un 60% más en el caso del octavo decil. Un escenario, que los rectores de las universida­des Alberto Hurtado y Diego Portales han calificado de alto riesgo y, por lo mismo, aparecen como las con mayor riesgo de abandonar la política pública

(ver pág 4).

Sobre este punto, el jefe de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación, Juan Eduardo Vargas, señaló que la nueva ley establece uno de los cambios más profundos de los últimos 30 años, “y cambios como este siempre están sujetos a que surjan algunos problemas. El gobierno está abierto a corregir las materias que sean susceptibl­es a mejorar, pero eso hay que evaluarlo durante su implementa­ción”.

Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, es más crítico con el nuevo escenario. “La situación cambiará para mal y es probable que se vuelva insostenib­le para las universida­des de mayor arancel”. Esto, pues en su opinión “la masa de estudiante­s de los cuatro últimos

deciles es más grande en relación a los del 60% más vulnerable”.

No todos concuerdan con que esta medida podría agudizar el déficit financiero. Ariel Ramos, investigad­or de política educativa de Educación 2020, señaló que, “la situación no debiese volverse más crítica, porque con una comisión que analice el costo real de las carreras se espera que se acorte la brecha entre su valor real y el arancel referencia­l, lo que beneficiar­ía a las universida­des”.

Ahora bien, ¿qué pasa si un plantel desea abandonar la gratuidad? La ley dicta un período de cinco años en que las universida­des no pueden volver a adscribirs­e al beneficio. Sin embargo, si la casa de estudios se retira de la gratuidad, ello no afecta a los alumnos que ya poseen el beneficio.

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