EXPECTATIVAS RESPECTO DE CAMBIOS EN LA PSU . REGULACIÓN A UBER Y CABIFY
Es importante que las posibles reformas no pierdan de vista que un sistema de admisión debe ante todo apuntar a elevar la calidad del sistema educacional.
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En el contexto de la ley de educación superior recién promulgada, que establece la creación de un nuevo sistema de admisión, el Consejo de Rectores (Cruch) tal como informó este medio- convocó a un grupo de expertos para realizar una evaluación de los instrumentos que componen el actual Sistema Único de Admisión. Es positivo que se discuta esta materia con seriedad, de manera de diseñar una propuesta coherente, evitando el análisis puramente apasionado que a ratos parece imponerse en el debate educacional. En este sentido, la experiencia provee evidencia que se debiera tener en cuenta si es que no se quieren repetir los errores del pasado.
Cuando se cambió desde la antigua PAA a la PSU el año 2003, se buscó avanzar hacia una medición de contenidos que permitiera mejorar la equidad en el acceso a este nivel educativo. Sin embargo, tal como anticiparon algunos expertos en ese momento, ello no logró corregir las brechas existentes. En cambio, se generó un perjuicio hacia los estudiantes de liceos técnico-profesionales, cuya malla curricular no fue debidamente considerada. Asimismo, el tránsito hacia una medición de contenidos fue en detrimento de los estudiantes más modestos que asisten a establecimientos escolares de peor calidad. De igual forma, una de las auditorías que se realizó a la PSU detectó falencias –entre otros aspectosen su capacidad para predecir el rendimiento futuro y con ello seleccionar a los mejores alumnos.
Y en lo que dice relación con el puntaje ranking de notas que se introdujo en 2012, y que tuvo como objetivo mejorar la equidad en el acceso, hay evidencia reciente que sugiere que la primera versión de éste habría incentivado a estudiantes y establecimientos a cambiar su comportamiento para beneficiarse de esta política. Mientras algunos establecimientos recurrieron a la inflación general de las notas de enseñanza media, los alumnos afectados mostraron un comportamiento estratégico, cambiándose a un establecimiento que les permitiera mejorar sus perspectivas.
Lo anterior nos habla de la necesidad de poner atención a las eventuales implicancias que el sistema de admisión puede llegar a tener en el comportamiento de los postulantes, en el éxito estudiantil de los seleccionados y en los incentivos que se generan. Lo que suele ocurrir es que las buenas intenciones no bastan cuando no van aparejadas de un análisis integral.
Si bien el objetivo de mejorar la equidad es compartido, es iluso pretender que el sistema de admisión a la educación superior termine por resolver las brechas que se producen desde la primera infancia y que muchas veces se acentúan durante el ciclo escolar. En ese contexto, sería conveniente aterrizar las expectativas y procurar una adecuada separación entre los objetivos que se buscan con esta reforma. Así, por un lado, se debiera trabajar en el diseño de diferentes instrumentos que no generen sesgos adicionales como ha venido ocurriendo con la PSU, entre los cuales las instituciones puedan optar. Y por otro, éstos debieran compatibilizarse con mecanismos complementarios que promuevan una mayor equidad sin que ello signifique afectar la selección eficiente de los estudiantes.