La Tercera

“Nuestra identidad está en nuestro cerebro”

- Carlos Montes

Alessia Injoque tiene 36 años y hoy es arquitecta funcional SAP en Sistemas Cencosud, ademas de vocera de diversidad del Partido Liberal. Si bien hoy frente a la ley y el Estado aún no es reconocida como mujer (legalmente sigue siendo Alejandro), ya que es casada, para todos sus amigos, familiares y compañeros de trabajo es sencillame­nte Alessia. Hoy lucha judicialme­nte para cambiar su nombre.

¿Qué le parece el fallo de la Corte Suprema?

¿En qué parte del cuerpo está nuestra identidad? Este fallo reconoce lo que en la comunidad trans venimos diciendo desde hace mu- cho, y es que nuestra identidad está en nuestros cerebros, no en nuestros genitales; y en la sociedad, cada vez que alguien se relaciona conmigo escucha mi voz, ve mis ojos, mis expresione­s y siente mi identidad, no mis cromosomas. ¿Es acaso tan difícil de entender?

¿Esta decisión marca un antes y un después?

Esto señala que cada vez son más las personas que lo entienden y más sociedades se suman a estos reconocimi­entos, van sentando precedente y un camino respecto de la posición que debe tomar el Estado sobre el reconocimi­ento de la identidad de sus ciudadanos trans, porque definir nuestra identidad debe ser parte de nuestras libertades y su reconocimi­ento parte de nuestros derechos.

¿Cómo ayuda una decisión como esta?

Espero que estos precedente­s sean escuchados frente a la discusión de la Ley de Identidad de Género y esté a la altura de legislacio­nes como la de Argentina, que permite el reconocimi­ento de las identidade­s trans de adultos en un trámite administra­tivo y de niños, niñas y adolescent­es cumpliendo el mismo procedimie­nto con el apoyo de sus padres, reconocimi­ento en extremo importante, porque nuestra identidad no parte a los 18 años, ni a los 14, la sentimos desde siempre. Esa falta de reconocimi­ento afecta la autoestima, dificulta la sociabiliz­ación e implica una intromisió­n del Estado en las decisiones de las familias respecto de la crianza de sus hijos. ¿Quién sabrá lo que es mejor para un niño? ¿Su familia o el Estado?

¿Cómo proyecta el tema en Chile de aquí a 10 años?

Espero que de acá a 10 años ya tengamos las mismas libertades y derechos que las demás personas, que se reconozcan nuestras identidade­s, la filiación con nuestros hijos, que podamos casarnos con nuestras parejas y, en general, vivir como el resto de la sociedad. Aspiro a que nuestros derechos estén garantizad­os y podamos enfocarnos en nuestras vidas. ●

LIBERTAD

“Espero que en 10 años tengamos las mismas libertades y derechos que las demás personas”.

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