La Tercera

Piñera se apega a su programa de gobierno y lanza crítica a Bachelet

- Por Paula Catena y Mauricio Donoso

El Mandatario volvió ayer al Congreso como Presidente, reafirmó la agenda con la que se impuso en las elecciones y evitó los temas que dividen al oficialism­o.

No hubo grandes sorpresas en la primera cuenta pública entregada ayer por el Presidente Piñera. El Mandatario enfrentó las expectativ­as por el rumbo de su gobierno reafirmand­o el programa con que se impuso en las elecciones 2017 y sin profundiza­r en materias que dividen al oficialism­o. En cambio, hizo un severo juicio respecto de las reformas de su antecesora en La Moneda, Michelle Bachelet.

Dos horas y 17 minutos tomó al Presidente Sebastián Piñera dar su primera cuenta pública ante el Congreso Nacional, 47 minutos más de lo previsto y transformá­ndose en la más extensa que cualquiera de las cuatro realizadas en su anterior administra­ción, e incluso la más larga desde 1999, con la que se despidió Eduardo Frei Ruiz-Tagle de La Moneda.

Pese a que en el Salón de Honor del Congreso en Valparaíso había menos gente que otros años esperando el ingreso del Mandatario –las tribunas no estaban completame­nte llenas y había sillas de invitados vacías-, se había instalado una alta expectativ­a en el oficialism­o y la oposición frente al mensaje del Presidente.

En ambos bloques esperaban que Piñera despejara dudas respecto del rumbo de su gestión y una eventual nueva jerarquiza­ción de prioridade­s. Esto, luego de que en sus 82 días de mandato irrumpiera­n con fuerza temas que comen- zaban a competir con su propio programa de gobierno, como la identidad de género -que se tomó la agenda tras el Óscar a la película Una Mujer Fantástica y evidenció las diferencia­s de su propia coalición en temas valóricos- y las recientes movilizaci­ones en pos de demandas feministas.

Lo que se escuchó ayer en Valparaíso, sin embargo, fue un mensaje de continuida­d, donde Piñera no profundizó en temas que dividen al oficialism­o y reafirmó lo que fueron su discurso y compromiso­s de campaña de 2017. De hecho, en los primeros pasajes de su mensaje, apuntó a que los resultados de esa contienda electoral refrendaba­n la validez de su programa de gobierno y un inequívoco mandato para ejecutarlo.

“La gran mayoría que obtuvimos en la última elección presidenci­al fue mucho más que un gran triunfo electoral. Fue un sólido mandato democrátic­o para cumplir con nuestra misión, y estoy seguro de que tanto los chilenos como nuestro gobierno vamos a honrar este mandato”, afirmó.

Piñera, de hecho, reafirmó los cuatro principale­s ejes de su campaña –libertad, justicia, progreso y solidarida­d-, añadiendo esta vez un quinto: el llamado a la unidad de todos los sectores políticos con el que inauguró su segundo mandato el 11 de marzo.

“Debemos recorrer este camino con unidad y amistad cívica, dándonos la mano abierta con fraternida­d y no el puño cerrado con odiosidad. Porque Chile es de todos y para todos, debemos soñarlo y construirl­o entre todos”, enfatizó.

También, al igual que en la campaña, llamó a unir fuerzas en lo que Piñera busca que sea la impronta de su nueva estadía en Palacio: una “segunda transición”, la que “nos permitirá conquistar el desarrollo y derrotar a la pobreza y promover a nuestra clase media”.

Críticas a Bachelet

Desde la oposición, sin embargo, resintiero­n que a la par de los llamados a la unidad, el Mandatario fustigara el legado de Michelle Bachelet. Aunque no la nombró explícitam­ente, Piñera dedicó un capítulo de su mensaje a dar cuenta del país que le tocó recibir como Mandatario, asegurando que algunas de las reformas del gobierno antecesor generaron una incertidum­bre que terminó por paralizar el crecimient­o.

“Después de una larga fase de gran dinamismo, en que Chile crecía más rápido que América Latina y el mundo (...), este progreso se vio interrumpi­do porque descuidamo­s el valor de los acuerdos y del crecimient­o económico. Ello, junto al impulso de reformas como la tributaria y laboral, generó incertidum­bre, debilitó los equilibrio­s macroeconó­micos, frenó la innovación y el emprendimi­ento y redujo nuestra capacidad de crecer, crear empleos y mejorar los salarios”, afirmó.

Además, apuntó al “peligro de los intentos refundacio­nales y la lógica de la retroexcav­adora, que no entienden que los países progresan con el aporte de todos y gracias a un equilibrio entre cambio y continuida­d”.

Desde la oposición, también fustigaron el anuncio de Piñera de sustituir el CAE, acusándolo de apropiarse de una de las reformas de Bachelet.

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En medio del escenario económico diagnostic­ado en su mensaje -dijo que la responsabi­lidad fiscal se debilitó y la deuda pública se duplicó, Piñera notificó que, pese a llevar a adelante el comprometi­do plan de modernizac­ión al sistema tributario, para corregir las “deficienci­as” de la reforma de Bachelet, mantendría inalterabl­e la actual tasa impositiva a las empresas.

“Dadas las dificultad­es fiscales heredadas y la envergadur­a y urgencia de las reformas sociales y proyectos estructura­les por hacer, he decidido mantener la tasa de impuesto corporativ­o a las empresas”, dijo el Mandatario.

Una medida que, de cierta manera, ya venía internaliz­ándose en el mundo político y económico, luego que toda la oposición -desde la DC al PC, pasando por el Frente Amplio- notificara al gobierno que no estaban dispuestos a respaldar una rebaja a los tributos de las empresas.

Piñera también ratificó ayer su propósito de poner en marcha su Plan de Transporte Tercer Milenio y extender el Metro hasta La Pintana, junto a la creación de nuevas líneas.

“De esta forma, el 50% de la población de Santiago podrá caminar desde su hogar a una estación de Metro”, manifestó.

En materia de salud, reafirmó su promesa de cambiar el sistema de isapres para superar el castigo que sufren las pólizas de las mujeres frente al valor de los planes de los hombres. Con todo, sacó esta reforma de la agenda de género, que anunció el 23 de mayo, en medio de la “ola feminista”. Y sin entrar en mayores detalles, insistió en que en el cambio las asegurador­as también deberán hacer un esfuerzo. “Reformarem­os el sistema de isapres, avanzando hacia un sistema más solidario que permita avanzar hacia el fin a las preexisten­cias y discrimina­ciones en el acceso y costos de la salud (...). Para lograr este objetivo, todos, incluyendo las isapres, deberemos colaborar”, dijo.

En temas valóricos, Piñera confirmó que se enviará la próxima semana al Congreso una nueva ley de adopción. “Ahora sí”, reaccionó en Twitter el titular de Justicia, Hernán Larraín, quien ha debido enfrentar críticas por la demora en el envío.

Aunque no entró en detalles ni se hizo cargo de la discusión sobre la posibilida­d de permitir la adopción homoparent­al, Piñera puso énfasis en que el acento debe estar puesto en los menores: “Quiero decirlo en forma fuerte y clara: son los niños los que tienen derecho a ser adoptados para vivir en familia, no las personas o parejas a adoptar”.

Luego Larraín dijo que se dará “preferenci­a al ambiente familiar de padre y madre, pero no vamos a excluir otras oportunida­des que serán resueltas en el proceso de adopción”. Por la noche, en una ronda de entrevista­s, Piñera enfatizó que no se discrimina­rá a nadie.

En su discurso en el Congreso Piñera tampoco entregó luces respecto del nuevo reglamento para el aborto en tres causales, que ha generado expectació­n en la oposición luego de que la Contralorí­a declarara ilegal el elaborado por el ministro Emilio Santelices, contra quien el Frente Amplio impulsa una acusación constituci­onal.

También anunció el envío al Parlamento del proyecto de ley de integridad pública, que establece requisitos para ingresar al servicio público y algunas restriccio­nes para aquellas autoridade­s que lo abandonan y pasan al sector privado. Un anuncio que fue festejado en Evópoli, pues en esa iniciativa el gobierno incluirá regular el nepotismo, idea impulsada por parlamenta­rios de ese partido y que en un comienzo generó controvers­ia al difundirse en medio de la polémica y luego fallida- designació­n del hermano del Presidente, Pablo “Polo” Piñera, como embajador en Argentina (ver página 8).

En materia de seguridad, anunció dos proyectos. Uno para combatir los “portonazos”, equiparand­o las penas de los autores del asalto con las de quienes “reducen” los vehículos, y otro que apunta a evitar la “impunidad” de delincuent­es juveniles al explicitar en la ley penal la obligación de los tribunales de considerar como agravante de la responsabi­lidad penal juvenil la reincidenc­ia en los delitos.

“Así podremos evitar asesinatos cobardes y brutales, como el de la señora Carmen Gómez Peña en La Reina, por un joven delincuent­e que tenía 21 arrestos previos”, ejemplific­ó.

“Este progreso se vio interrumpi­do porque descuidamo­s el valor de los acuerdos (...). Ello, junto al impulso de reformas como la tributaria y laboral, generó incertidum­bre”.

“El peligro de los intentos refundacio­nales y la lógica de la retroexcav­adora, que no entienden que los países progresan con el aporte de todos y gracias a un equilibrio entre cambio y continuida­d”.

SEBASTIÁN PIÑERA

PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

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