La Tercera

Canciller de Venezuela: “El gobierno de Piñera quebró las relaciones”

En entrevista con La Tercera el canciller venezolano señaló que Roberto Ampuero “respondió en términos personales” en la OEA y acusa al gobierno chileno de “malos tratos a su pueblo”.

- Jorge Arreaza Canciller de Venezuela: Catalina Göpel

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El duro enfrentami­ento entre el canciller chileno Roberto Ampuero y su homólogo venezolano, Jorge Arreaza, acaparó todas las miradas el lunes en el marco la Asamblea General de OEA en Washington. Mientras se debatía la situación de Venezuela, ambos representa­ntes protagoniz­aron un fuerte cruce de palabras que reflejó que la actual relación entre ambos países es a lo menos tensa y compleja. Finalmente, la noche del martes, 19 países (de un total de 34) aprobaron una resolución contra Caracas, que abre la puerta para su expulsión del organismo.

Arreaza, de 45 años y uno de los rostros nuevos del chavismo, ha ocupado altísimos cargos en los gobiernos de Venezuela, tanto que fue Vicepresid­ente (2013-2016) y ministro de Ciencias de Hugo Chávez. Además, con el fallecido Presidente tuvo un vínculo familiar, ya que fue su yerno.

Desde Venezuela, el jefe de la diplomacia venezolana conversó vía telefónica con La Tercera. Así, desestimó todo tipo de sanciones provenient­es de la OEA, las que asegura, son producto del intervenci­onismo de EE.UU.: “Nuestro verdadero conflicto es directamen­te con la administra­ción de Donald Trump. Lo demás nosotros tenemos que subestimar­lo”.

¿Cuál es la posición de Venezuela respecto a la resolución adoptada el martes por la OEA?

Es una resolución que viola los principios fundamenta­les del derecho internacio­nal. Tanto la Carta de la ONU como la Carta Interameri­cana de la OEA, mutilaron un principio fundamenta­l, como es el derecho a la no intervenci­ón, que está presente a lo largo de estos documentos permanente­mente. Pero, además, es una resolución de tipo intervenci­onista que pretende convocar a una Asamblea General para aplicar la Carta Democrátic­a Interameri­cana y además procurando la suspensión de un Estado que ya decidió retirarse hace más de 13 meses. Una jugada muy extraña que solo puede provenir de la administra­ción de Donald Trump, del imperialis­mo y que tiene gobiernos subordinad­os. Afortunada­mente para los pueblos, como una buena lección, no lograron los votos necesarios y quedó neutraliza­da.

¿Qué hará ahora su gobierno porque se prevén nuevas y más duras sanciones de parte de la comunidad internacio­nal contra Venezuela?

Estos gobiernos que se han agrupado contra Venezuela tienen un jefe, que es el dueño del circo. Nuestro verdadero conflicto es directamen­te con la administra­ción de Donald Trump. Lo demás nosotros tenemos que subestimar­lo. Y las medidas unilateral­es desapegada­s del derecho internacio­nal que ya ha aplicado el gobierno de Trump le hacen daño a la economía venezolana. Es un bloqueo. Un bloqueo financiero, comercial y que incluso afecta la industria petrolera venezolana aunque lo nieguen. Hemos ido abriendo rutas con nuestros aliados, tanto de nuestra América como con China, Rusia, Turquía y la India, para romper el bloqueo. No le tememos a ninguna acción, solo respondemo­s a las acciones de nuestro pueblo. Los castigos y las sanciones no vienen desde afuera.

En la OEA usted protagoniz­ó un duro intercambi­o de palabras con el canciller Roberto Ampuero. Además Chile se mantiene firme en dejar Caracas sin representa­ción diplomátic­a. ¿Se quebraron las relaciones con el gobierno chileno?

El gobierno de Sebastián Piñera quebró las relaciones con Venezuela. Las quiebra Sebastián Piñera incluso desde la campaña electoral, desconocie­ndo las institucio­nes venezolana­s y aportando para tratar de aislar a un gobierno hermano. Es una lástima, pero son gobiernos subordinad­os que están cumpliendo órdenes. Sobre el asunto con el canciller (Roberto) Ampuero, entablamos diálogo porque yo lo busqué en San José, le di mis contactos y no recibí los suyos de vuelta. La respuesta que yo le di en la OEA era a título de política de Estado, no era absolutame­nte nada personal contra él. Sin embargo, él respondió en términos personales, hizo una especie de efec-

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to espejo. Los psiquiatra­s llaman a eso a las personas empiezan a describirs­e a sí mismos. Pero es muy cómodo poder sentarse en un foro y acusar a un gobierno de dictadura, de maltratar a su pueblo, mientras tienen puertas adentro problemas inmensos y malos tratos a su pueblo. Por eso es que existe el principio de no intervenci­ón en los asuntos internos de otros Estados, que nosotros respetamos hasta que somos agredidos y eso fue lo que ocurrió. Escuché un discurso del Presidente Piñera, defendiend­o la independen­cia de Chile y que no era colonia, en ese caso estaba defendiend­o al dictador (Augusto) Pinochet que estaba detenido en Londres. Pero el principio en sí mismo de defensa de la soberanía debemos mantenerlo­s todos y no subordinar­nos ni seguir órdenes de ninguna capital imperial.

Y en lo práctico. ¿Qué significan estas relaciones quebradas para Venezuela?

Nosotros no hemos tomado ningún tipo de acción contra el gobierno de Chile. Ha sido el gobierno de Sebastián Piñera desde un principio. Creo que ante la salida por corrupción de Pedro Pablo Kuczynski (en Perú), el Presidente Piñera quiere ser el designado jefe por EE.UU. del Grupo de Lima y en consecuenc­ia, actúa como actúa. Allá él, pero nosotros tenemos un gran amor por Chile, por el pueblo chileno, desde los pueblos originario­s mapuches hasta la juventud chilena que le cuesta tanto acceder a la educación e incluso a la salud. Siempre hemos apoyado al pueblo chileno y siempre estaremos con Chile porque los amamos profundame­nte. Para nosotros no tiene absolutame­nte ningún impacto, porque seguiremos atendiendo a los chilenos en Venezuela. Mantenemos en Chile nuestra visión diplomátic­a, al más alto nivel y ese tipo de medidas y sanciones diplomátic­as no tienen ningún efecto en Venezuela. Lo que sí hay es un dolor, porque se supone que somos pueblos hermanos, gobiernos que deberíamos respetarno­s y lo que hay es una agresión, un linchamien­to contra Venezuela.

¿Quién comete ese “linchamien­to”?

Son instruccio­nes de Washington. EE.UU. y Chile fueron los dos únicos voceros que se atrevieron a calificar como dictadura al gobierno democrátic­o venezolano en la OEA, de manera que es una arremetida que está protagoniz­ando Chile. Quizás el gobierno de Piñera está en una competenci­a con el del Presidente (Mauricio) Macri para liderar el Grupo de Lima, pero los efectos prácticos y las consecuenc­ias de las sanciones son absolutame­nte nulas para nosotros.

¿Perdió Venezuela peso entre sus mayores aliados en la región con abstencion­es como las de Ecuador y Nicaragua en la OEA?

Aquí estamos hablando que hubo 19 países que apoyaron la resolución y 15 que no. Ellos necesitaba­n 24 países para tener ese absurdo mandato de expulsar un país que ya se había ido de la OEA. Sabíamos de antemano que no lo iban a lograr. Tuvieron un voto menos que el año pasado. Los mismos votos que en febrero, y si se atrevieran a convocar a esa Asamblea Extraordin­aria no se aprobaría la resolución por mayoría simple.

Pero en ese historial de votación Ecuador y Nicaragua, que históricam­ente han sido reconocido­s aliados de Venezuela, ambos habían votado en contra, y ahora se abstuviero­n...

Los gobiernos tienen distintas maneras de dar señales diplomátic­as. Aquí lo importante es que tanto Nicaragua como Ecuador no apoyaron una resolución presentada por EE.UU. y sus subordinad­os a pesar de la inmensa presión que se ejerció.

En reiteradas oportunida­des Caracas ha culpado al “intervenci­onismo estadounid­ense” por la situación económica que enfrenta Venezuela, provocando una crisis humanitari­a y escasez. ¿Hace usted alguna autocrític­a por la gestión del gobierno en estas materias?

No somos un gobierno perfecto y segurament­e sin ningún tipo de ataque a la moneda y sin las sanciones contra nuestra economía la situación económica no sería ideal, pero sería estable. Lo que se ha generado por la presión económica contra Venezuela es imposibili­tar que estabilice­mos la moneda, la economía, el flujo de alimentos. Ahora no hay en Venezuela una crisis humanitari­a, tenemos problemas pero esto es una operación económica, política, mediática, de agresión para justificar como lo han hecho con otras resolucion­es. Nosotros no somos la República Dominicana del 65 ni somos Panamá del 89. Siempre vamos a responder por las vías diplomátic­as, por las del diálogo y por de la política, pero si nos obligan a ir a otros escenarios respondere­mos.

Ecuador propuso realizar una consulta popular para refrendar la reelección de Nicolás Maduro o convocar a nuevas elecciones. ¿Se abriría su gobierno a esa opción?

En la propuesta de Ecuador hay un desconocim­iento profundo de la Constituci­ón venezolana. Acabamos de cerrar un ciclo electoral, elegimos alcaldes, gobernador­es, consejo legislativ­o, Presidente de la República y vamos a tener dos años de tranquilid­ad política en el país para tomar grandes decisiones económicas. Esto es sencillame­nte negarse a que el pueblo de Venezuela tenga un gobierno soberano apoyado por las mayorías. Ahora el Presidente ha abierto otro proceso de diálogo con todos los actores políticos, sociales y culturales del país, y las decisiones que se tomen en esos foros, no serán por imposicion­es internacio na les.b

“Él respondió en términos personales, (...) hizo un efecto espejo. Los psiquiatra­s llaman a eso a las personas que empiezan a describirs­e a sí mismos”.

“Hay un dolor, porque se supone que somos pueblos hermanos, gobiernos que deberíamos respetarno­s y lo que hay es una agresión, un linchamien­to”.

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► El canciller venezolano, Jorge Arreaza, durante una conferenci­a de prensa en la OEA, el miércoles en Washington.
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► Maduro celebra los resultados electorale­s de la Constituye­nte, en julio de 2017, en Caracas.

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