Retórica presidencial
TENER MAYORÍA NO SIGNIFICA TENER MANDATO SEGURO; PIÑERA,RECORDEMOS, NUNCA HA GOZADO DE LA CONFIANZA QUE TUVO BACHELET EN SU MOMENTO Y SE FARREÓ.
John Stuart Mill, en su famoso texto donde contrasta elocuencia y poesía, sostiene que aquella se oye intencionalmente –el orador se hace escuchar mediante virtuosismos enfáticos-, mientras que la poesía se vuelve presente y sobreentiende sin que el declamador haga alardes o se jacte de lo que dice proponiéndose que lo escuchen. Las venus gordas de Rubens serían elocuentes mientras que las madonas de Rafael serían poéticas (el ejemplo micromachista es de Mill).
Mirado así el asunto, la cuenta pública de Piñera calificaría de elocuente; 2 horas y 23 minutos aunque menos elocuente que las 4 ymás horas de Fidel Castro en la ONU. Dirigida al país, a “chilenos y chilenas”, apuntando al “compatriota” medio más que a los “honorables”, sus representantes, de ahí la profusión de lugares comunes (“lecciones de la historia”, grandes figuras evocadas, frases como “nuestra maravillosa tierra”, “la educación, madre de todas las batallas”, “la inspiración de los niños fue algo muy inspirador”). El problema con los clisés es que dan la impresión que quien habla así quizá también piensa así, en clisés. Y qué decir las listas y listas de cosas que el gobierno se propone hacer: “1° Reduciremos… 2° Reformaremos… 3° Creáremos… 4° Avanzaremos… 5° Implementaremos…”. Producen vértigo infinito o caótico, como ha hecho ver Umberto Eco; ciertamente delatan incontinencia, querer hacerlo todo porque se cree que se puede. El discurso exuda voluntarismo y se lo achaca a O’Higgins (“Queremos… podemos… Y luego debemos ser libres”), sin decir lo pésimo que le fue al Director Supremo.
En cuanto a contenidos, Piñera parte del discutible supuesto que la Concertación y su convivencia consensual con la derecha fueron impecables. Lo que es el llamado a una transición 2 no borra el hecho de que la transición 1 no fue tan exitosa como se la quiere hacer pasar. ¿El desastre que fue la Nueva Mayoría no tiene nada que ver con la Concertación que la gestó? Está por verse, además, que se pueda, más allá de las buenas intenciones, generar un acuerdo nacional; la polarización es algo que está sucediendo hace rato, no aquí únicamente, también fuera de Chile.
Puede que se fracase, no sólo por falta de apoyo político, sino por no entender cuán profunda es la grieta producida en el país; la desconfianza hacia la política (viene de la dictadura y antes) se ha ido convirtiendo en negación total de la política. No basta, pues, con creerse un Lagos cuando él –sabemos- no logró convencer de que era reelegible. Conforme, en la elección pasada hubo rechazo, pero ¿hasta qué punto hubo triunfo? Tener mayoría no significa tener mandato seguro; Piñera, recordemos, nunca ha gozado de la confianza que tuvo Bachelet en su momento y se farreó. Bien le haría al gobierno, por tanto, atender a lo que J. S. Mill entendía por poesía.