La Tercera

“Creo que no es aplicable en nuestro caso la palabra ‘intervenci­ón’”

- Luis Carlos Gutiérrez Vicario general de la Congregaci­ón de Hermanos Maristas: Sergio Rodríguez G.

La segunda autoridad mundial de este instituto religioso, remecido por la investigac­ión de más de una veintena de denuncias de abusos a menores, finaliza mañana su visita a Chile. Con La Tercera hace una evaluación del tema, aborda la expulsión de uno de los hermanos indagados y se refiere a la crisis que vive la Iglesia Católica chilena.

“Queremos saber la verdad. Hay total determinac­ión y compromiso para lograr el absoluto esclarecim­iento de estos hechos”. Así se plantea Luis Carlos Gutiérrez, el vicario general de la Congregaci­ón de Hermanos Maristas –segunda autoridad mundial de esta entidad–, respecto de los eventuales abusos por parte de religiosos que se investigan penal y canónicame­nte en Chile.

Esta semana, de hecho, el día en que la delegación se reunió con un grupo de denunciant­es, se informó la expulsión de uno de los hermanos denunciado­s: Abel Pérez.

Gutiérrez finaliza hoy su visita a Chile, junto a los consejeros generales Ken McDonald y Oscar Martín. Y accedió a responder por escrito un cuestionar­io a La Tercera respecto de la situación marista en el país.

¿Qué opinión existe en la jerarquía internacio­nal marista de la forma como aquí se encaró el tema?

No es una opinión, sino un criterio de actuación: hemos seguido muy de cerca las decisiones y acciones de la Congregaci­ón en Chile. Se ha tomado un camino decidido y firme para buscar la verdad, acoger a las personas afectadas y colaborar irrestrict­amente con los procesos investigat­ivos en curso, civil y canónico. Públicamen­te, se han dado señales de estos compromiso­s ante la sociedad chilena en su conjunto, ante la Iglesia, ante las autoridade­s educaciona­les y muy especialme­nte ante las comunidade­s de nuestras obras educativas. Se han tomado medidas en materia de prevención y protección, promulgand­o y aplicando una política y protocolos de protección que han trascendid­o en el medio educativo, y ya hay varios otros colegios interesado­s en conocer y aplicar estos procedimie­ntos.

¿Chile es un caso único o hay comunidade­s maristas de otros países con problemas similares?

Se trata de casos excepciona­les en el contexto de la totalidad de los Hermanos Maristas, en Chile y en las demás comunidade­s del mundo donde han ocurrido. Son en la mayoría de décadas anteriores o en otros contextos sociocultu­rales. Pero, por excepciona­les que sean, no dejan de ser graves, de dolernos, y les prestamos toda la atención y apoyo ne- cesarios. Estamos actuando y seguiremos haciéndolo para que la vida de ningún niño o niña se vea afectada por abusos. Nunca más.

En Chile, la congregaci­ón ha efectuado más de 14 denuncias a la fiscalía, que también indaga un mayor número de casos. ¿Cuál es su opinión de lo que ha ocurrido?

Efectivame­nte, la congregaci­ón en Chile ha efectuado las respectiva­s denuncias criminales a los organismos competente­s en cuanto ha tenido conocimien­to de hechos que revisten caracterís­ticas de delito. Son denuncias que la propia institució­n ha llevado ante la justicia, como también ante el investigad­or canónico. Hemos instado a los denunciant­es a comparecer en estos procesos investigat­ivos para que ejerzan sus derechos. Entendemos que es doloroso para ellos, pero es fundamenta­l que se establezca la verdad para hacer justicia, determinar responsabi­lidades y aplicar las sanciones que determine la ley o las que correspond­an en el ámbito religioso. Es necesario realizar todo lo que sea posible por el bien de las víctimas y de la congregaci­ón. Esto es, profundiza­r en la verdad, indagar en las causas, avanzar en la prevención para que nunca más ocurran situacione­s semejantes y reparar el dolor de las víctimas.

¿Ustedes, como delegación, sabían del decreto de la expulsión para el hermano Abel Pérez?

No, no lo sabíamos. Este jueves el hermano Saturnino Alonso, provincial, recibió la ratificaci­ón de la Santa Sede de la expulsión de Abel Pérez. Así se confirmó el decreto de expulsión presentado por la provincial a nuestro superior general, hermano Ernesto Sánchez, hace algunos meses. Se le ha informado y entregado este decreto al afectado, y se han iniciado los trámites para hacerlo efectivo en breve plazo.

La crisis general de la Iglesia en Chile, con todos los obispos renunciado­s y críticas del Papa a cómo se han manejado las denuncias de abusos, ¿incide en el caso marista?

Por supuesto, sobre todo en cuanto a criterios y sintonía. Se trata de un contexto de grave crisis y no podemos sustraerno­s a ello. Nuestros casos son diferentes y mucho más aislados, pero les queremos dar la mejor atención. Nosotros hemos tomado por nuestra cuenta la iniciativa de esta visita, en el marco de todos los procesos de atención a las víctimas ya citados. Pero también estamos atentos a la solución y determinac­iones que tome el Papa Francisco, así como a sus mensajes y orientacio­nes.

¿Se ha descartado intervenir a los maristas en Chile o es todavía una posibilida­d?

Creo que no es aplicable en nuestro caso la palabra intervenci­ón. Somos una comunidad de religiosos y en Chile esta comunidad está en un camino claro y concreto de verdad, perdón, reparación y reconcilia­ción, de reconstrui­r la confianza y adoptar políticas y aplicar procedimie­ntos que garanticen la protección de los niños.

Acá se ha hablado de posibles encubrimie­ntos institucio­nales y de una eventual asociación ilícita...

Con la informació­n disponible no es posible llegar a esa conclusión, ni creo que exista ni haya existido una asociación con ese fin. Sin embargo, queremos la verdad y, si existen sospechas, se investigar­án. Si ha habido errores de procedimie­nto y de diligencia para actuar, también hay que reconocerl­os e identifica­rlos. Sé que se están aplicando protocolos actualizad­os para atender todas las dimensione­s de estas complejas situacione­s. Entiendo que hemos sido los primeros en denunciar ante la justicia civil y canónica. En los casos que hubo suficiente­s antecedent­es y convicción, se solicitó la expulsión de religiosos. Y desde mediados del año pasado se ha acompañado a cada persona que se ha declarado víctima, con asistencia sicológica, legal y espiritual, cuando lo han aceptado. No me correspond­e opinar respecto de las acusacione­s por respeto a las víctimas. Serán los tribunales de justicia o eclesiásti­cos quienes deberán dilucidar la efectivida­d de lo expuesto por aquellos que manifestar­on ser víctimas.b

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► Luis Carlos Gutiérrez, el “segundo” hombre del mundo de la Congregaci­ón Marista, en una de las oficinas de Chile.

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