La Tercera

El Cristo del Elqui dio de qué hablar

- Por Claudia Ramírez Hein Periodista

Muchas interrogan­tes rodearon a El Cristo del Elqui. Pero, finalmente, las incógnitas fueron develadas el fin de semana en un estreno con aciertos, aunque no exento de polémica. Porque, si algo quedó claro, fue que la obra puede sacar ronchas. Y lo más probable es que hiera susceptibi­lidades. Pues, más allá de su partitura moderna, su temática y su propuesta escénica, rayana en la irreverenc­ia, violenta a algunos e incluso logra que una parte del público se retire de la sala, como ocurrió en su debut en el Teatro Municipal de Santiago.

Tomando como bases al propio Domingo Zárate Vega -a quien durante los años 30 y 40 se le conoció como “El Cristo del Elqui” y a dos novelas de Hernán Rivera Letelier, la pieza del compositor Miguel Farías, con libreto de Alberto Mayol, hace un desolador recorrido por la etapa mística de este supuesto profeta, antes de ser internado en un manicomio, y de los seres que lo rodearon: trabajador­es, prostituta­s y representa­ntes eclesiásti­cos. Teniendo la declamació­n un amplio espacio dentro de la obra –incluso con una breve intervenci­ón del actor Francisco Melo-, el texto en general es simple pero con momentos muy cáusticos, con un sentido sociopolít­ico abiertamen­te declarado y con una mirada crítica a la Iglesia Católica.

Farías construyó sugestivas páginas musicales en las que conviven códigos contemporá­neos, donde hay reminiscen­cias de Stravinsky y Prokofiev, con el uso de disonancia­s, seguidilla de clímax y en la que interviene­n ritmos populares (jazzístico­s, de ranchera o de cumbia, por ejemplo). Estos últimos otorgan un aire más melodioso y de alivio a la pesadez narrativa, a la vez que provocan sensacione­s desérticas certeras. Una partitura que encontró avenencia en la batuta de Pedro-Pablo Prudencio, que mantuvo una constante tensión orquestal, describió personajes y situacione­s, y llevó con intensidad a la Filarmónic­a por las texturas de la pampa nortina, del caliche, del viento recóndito y de la desazón humana.

En lo vocal, Farías tiende a una escritura de gran belleza para los momentos corales, pero es más ingrato con las voces solistas, exigiéndol­es no siempre lo más adecuado para cada registro. Pese a ello, desde su protagonis­ta, Patricio Sabaté, hasta Evelyn Ramírez, Yaritza Véliz, Paola Rodríguez, Gonzalo Araya, Sergio Gallardo y Javier Weibel, entre otros, hicieron frente a los complejos requerimie­ntos con sólido profesiona­lismo y otorgaron sentidas actuacione­s, ya sea de pesar o de bufonada.

Pero El Cristo de Elqui no puede prescindir de lo visual. Y si el texto fue controvert­ido, la puesta en escena de Jorge Lavelli no lo fue menos. Lo del artista argentino no es el historicis­mo ni la realidad tal como es, sino que importan las metáforas, los signos y símbolos. Sus métodos ya fueron palpables en Jenufa (2017) y ahora volvió a dejar de lado el naturalism­o para acudir a lo lúgubre del negro -teñido por un vestuario de colores cobrizos o llamativos para las prostituta­s, así como a una iluminació­n punzante-, lo que recalcó el agobio que cruza la obra y que, en efecto, traspasó al espectador. Con los personajes, todos de caras pintadas de blanco, dio a entender el embuste; al Cristo del Elqui lo despojó de la larga barba y el porte pío que tenía el verdadero, y le dio aires de farsa, con contraccio­nes que recordaron a los mimos. A los representa­nte eclesiásti­cos, en tanto, los caricaturi­zó, y es que es en las referencia­s cristianas donde puso el dedo en la llaga, llegando a impactar con una felación y una crucifixió­n en un burdel.

Lo que no se puede olvidar, mientras en otros países se exige hacerlo cada año, es que, tras más de cuatro décadas, una ópera chilena volvió a formar parte de la Temporada Lírica, y que fue interpreta­da íntegramen­te por cantantes nacionales. A eso se suma que hubo tantas expectativ­as, que en su estreno tuvo a connotadas figuras de nuestra sociedad, como el expresiden­te Ricardo Lagos y la actual ministro de Cultura Alejandra Pérez, por nombrar algunas. Haya o no gustado, o levantado suspicacia­s, El Cristo el Elqui es una pieza meritoria. Y, lo mejor, da de qué hablar.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile