La Tercera

LOS APADRINADO­S

- Por Rubén Selman Ex árbitro FIFA

En un día clave para el futuro de los equipos de los grupos A y B, fueron designados dos árbitros sudamerica­nos. Por un lado, el paraguayo Enrique Cáceres dirigió Irán vs. Portugal, con un desempeño paupérrimo; con falta de carácter, sin personalid­ad y apoyándose en el VAR en situacione­s que debió definir oportuname­nte dentro del campo de juego.

Se da un caso particular en este juez, quien a cinco metros de una jugada, no fue capaz de resolver por sí mismo. Esto ocurrió en el anterior encuentro que condujo (Rusia vs. Egipto), en el que estando cerca de una jugada, sancionó un tiro libre fuera del área, lo que luego quedaría desacredit­ado por las imágenes televisiva­s, pues la infracción ocurrió por lo menos un metro dentro del área.

Pero no nos quedemos ahí; en el partido de ayer no sancionó un penal evidente, no expulsó a Cristiano Ronaldo utilizando el VAR y tomó decisiones tardías por ser tozudo y terco.

Por otra parte, el colombiano Wilmar Roldán no dejó bien puesto el nombre de los árbitros sudamerica­nos en el Arabia Saudita-Egipto. Por su tozudez, su arrogancia, su descriteri­o, tomando decisiones propias y desestiman­do al VAR, tuvo una tarde desastrosa, ya que no cumplió con las normas impuestas por la nueva tecnología aplicada al fútbol. Sancionó dos penales, pero la televisión demostró que estaba equivocado. Y, a pesar de eso, siguió adelante con su determinac­ión.

Grandes padrinos tienen estos árbitros para haber asegurado un segundo partido en este Mundial.

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