La Tercera

EL IMPARABLE VAR

- Por Juan Cristóbal Guarello Periodista

Hasta la fecha de ayer, cierres de los grupos A y B, son 20 penales los que se han cobrado en este Mundial de Rusia. Sin haber concluido siquiera la primera vuelta, el número supera al máximo histórico de 18, establecid­o en Corea-Japón 2012 y Francia 1998. El efecto VAR ya no puede ser obviado. No sólo está cambiando resultados, no es raro que en un plazo no muy largo hasta la manera de jugar se vea afectada por el arbitraje tecnológic­o. Y probableme­nte otros aspectos del juego, como el offside, también sean controlado­s más adelante por este dispositiv­o tecnológic­o.

Hace un tiempo, Javier Castrilli, segurament­e el árbitro más riguroso y que aplicó el reglamento de forma más literal en la historia del fútbol sudamerica­no, dijo que el VAR era inevitable. Que el fútbol entero iba para allá y que él, muy crítico en la aplicación de esta tecnología en ciertos momentos o jugadas específica­s, no tenía más que plegarse y aceptarlo.

Entre los pequeños cambios que el VAR ha ido generando, están las barridas de los defensas en el área. La mayoría va con las manos pegadas al cuerpo o escondidas para evitar penales. Hasta el mínimo roce es registrado y cobrado en la actualidad. También los simuladore­s están siendo damnificad­os: Neymar se había salido con la suya contra Costa Rica logrando un penal luego de ser apenas rozado por un defensor rival. Pero el holandés Bjorn Kuipers fue advertido de que la jugada era dudosa, miró la pantalla y dio vuelta el cobro.

Hay un detalle interesant­e, que las jugadas muy dudosas ni el propio VAR las ha podido dilucidar claramente. El penal cobrado por el uruguayo Cunha al australian­o Risdon sobre el francés Griezmann es un gran ejemplo de esto. Cunha había dejado seguir y desde la cabina le dijeron que viera la pantalla. Después señaló el punto penal. ¿La verdad? Y como siempre sucede en el fútbol: penal que le cobran a un equipo chico, el contacto casi no puede ser consignado. Segurament­e si hubiera habido una acción similar en la otra área, los asistentes se hacen los giles.

Digo, si nos ponemos exquisitos, el quinto gol inglés contra Panamá, remate de Loftus-Cheek que rebota en los talones de Kane, estaba completame­nte en offside. En la repetición con cámara lateral no quedan dudas de que el delantero del Totthenham estaba un paso adelantado. Pero, claro, era Inglaterra contra Panamá, se trataba del quinto gol, Kane va a pelear el título de goleador del campeonato. ¿Para qué ponernos a molestar a los representa­ntes la liga más poderosa del Mundo?

Napoleón se preguntaba hace poco más de dos siglos: ¿quién vigila a la policía? Con el VAR es lo mismo: ¿quién controla a los que le avisan al juez que debe revisar la pantalla? Por mi parte sigo en las mismas. Si me preguntan, la respuesta ya la saben: “¡Sigaaaa, sigaaaa!”…

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