La Tercera

Violeta Parra, patiperra en Europa

El escritor chileno Leonidas Zapata recuerda el viaje que hizo junto a la compositor­a al Festival de la Juventud en Varsovia (1955) y reproduce un difícil trance vivido por ella en París, que inspiraría una de sus obras.

- David Hevia

En 1955 tuvo lugar en Varsovia el V Festival Mundial de la Juventud y los Estudiante­s. El certamen contó con una numerosa delegación chilena que integraron, entre otros, Miguel Lawner, los hermanos Duvauchell­e y Violeta Parra. También el escritor y poeta Leonidas Zapata (1928), quien rememora algunos pasajes del emblemátic­o periplo de la compositor­a nacional.

El ambiente era espeso en Chile. Gobernaba Carlos Ibáñez y aún regía la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, que mantenía proscrito al PC. “Esto creaba en los delegados un clima de inquietud, pues se viajaba a una nación liderada por este conglomera­do”, explica el autor de Multiverso­s, al señalar que los preparativ­os del viaje se realizaron con mucho sigilo. De hecho, antes de partir se les hicieron recomendac­iones sobre el paso por Argentina, pues el gobierno de Domingo Perón no mantenía relaciones comerciale­s ni diplomátic­as con el mundo socialista. Por ello, en los controles aduaneros dieron diferentes destinos: Francia, España, Holanda e Italia. Veinticuat­ro horas después, zarparon rumbo a Europa. Santos, Río de Janeiro, Las Palmas, Vigo, Lisboa, Marsella, Génova y Nápoles fueron los puertos del itinerario.

Junto al bar de la embarcació­n había un escenario en el que actuaron los Duvauchell­e, Orieta Escámez, Claudia Paz, el Coro Pablo Vidales, algunos tenores y Violeta Parra. Una tarde, mientras Zapata conversaba en uno de los escaños, apareció la compositor­a chilena, integrándo­se al diálogo. “Llevaba una falda larga, de color café y unas chalas que parecían ojotas. De pelo castaño con trenzas, un tanto desgreñado, y visos claros, su rostro parecía como si le hubiera dado la viruela, pero irradiaba un atractivo especial. Poco a poco, me fui dando cuenta de su gran talento, humanis- mo, sencillez y generosida­d”, recuerda.

Tras 18 días de viaje, desembarca­ron en Génova, desde donde siguieron por tren a Varsovia. Allí arribaron el 1 de agosto, día de la inauguraci­ón. “La solemnidad de esa fiesta fue extraordin­aria. En señal de paz, se lanzaron millares de palomas blancas, hubo fuegos artificial­es y un espectacul­ar desfile de las delegacion­es. Un acto para recordar… Fueron quince días de jolgorio”.

Violeta clandestin­a

Terrminado el festival, y tras viajar a los Montes Cárpatos, un grupo de delegados chilenos realizó un tour que incluyó Praga, Viena, Zúrich, Fráncfort y París. Esta última le depararía una sorpresa, hospedado en el Hotel Saint Michel, en pleno Barrio Latino. “Un día en que bajaba al primer piso, sorpresiva­mente me encontré de nuevo con Violeta. Había sido víctima de un robo, por lo que estaba desesperad­a y muy apenada, y tampoco tenía dónde alojar. Me rogó si la podíamos albergar en nuestras piezas”, cuenta Zapata. Se acordó aco- ger a la cantautora sin informar a la gerencia del hotel. Pasó tres o cuatro noches con ellos, durmiendo en el suelo alfombrado y soportando algunas bromas. Al día siguiente la huésped tuvo un gesto que conmovió a los anfitrione­s: tendió cordeles en uno de los dormitorio­s y luego lavó y secó la ropa de todos. Su mal comienzo en París dio un rápido vuelco: “Fue contratada por La Scala, un prestigios­o centro nocturno, para animar sus veladas. Lo primero que hizo cuando recibió su primer sueldo fue festejarno­s, en el mismo lugar, en señal de gratitud”.

Décadas después, revisando libros en un local, el escritor encontró un volumen que contenía las Décimas de la compositor­a. Allí, entre las páginas, leyó el canto LXXIX, conocido como Viví clandestin­amente, y descubrió, emocionado, que esos versos hablaban de este episodio: “Viví clandestin­amente/ con tres chilenos gentiles,/ lavándoles calcetines/ cuatro días justamente./ De noche pacienteme­nte/ voy de bolich’ en boliche/ para pegar el afiche/ del nombre de mi país...”. ●

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► Parra integró la delegación chilena en Polonia.

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