La Tercera

“El crédito que propone el gobierno es una verdadera bomba de tiempo”

- Daniela Muñoz

La autoridad universita­ria se declara crítico del proyecto que crea un nuevo Sistema de Financiami­ento Solidario para la Educación Superior (SIFS), sobre todo porque, a su juicio, al fijar precios va a afectar económicam­ente a las universida­des y porque se está “extendiend­o la gratuidad” a planteles que no están adscritos.

Los rectores de planteles privados no están contentos con el proyecto del gobierno que crea el Sistema de Financiami­ento Solidario (SIFS) para la Educación Superior. Algunos se han reunido para conversar sobre los puntos que les parecen negativos y se están preparando para llevar sus argumentos al Congreso. El rector de la U. Mayor, Rubén Covarrubia­s, es uno de ellos y habló con La Tercera sobre las críticas a la iniciativa.

¿Por qué no les gusta el crédito propuesto por el gobierno?

Como todo proyecto, tiene aspectos positivos y varios negativos. Un mérito es haber sacado a la banca del sistema, además se consolida un sistema de financiami­ento que les otorga seguridad a las familias para asegurar la educación de sus hijos. Y un tercer elemento positivo es que en la actualidad existe una odiosa y clara discrimina­ción al existir dos créditos distintos (el CAE y el Fondo Solidario), con diferencia­s sustancial­es en la metodologí­a de pago solo por el hecho de que ese alumno esté matriculad­o en una universida­d del Consejo de Rectores o no.

¿Cuáles son los aspectos negativos que ve?

Me parece curioso que este gobierno y sus autoridade­s del Ministerio de Educación extiendan tan fácilmente la gratuidad del primero al sexto decil en aquellas universida­des incluso que no están adscritas a la gratuidad; es beneficios­o para los alumnos, pero es tremendame­nte negativo para las institucio­nes.

¿Usted lo ve como un tipo de gratuidad?

En el mensaje del proyecto de ley han dicho que los alumnos del primero al sexto decil no pagan nada mientras estudian porque se prohíbe el copago. Y el mecanismo que utilizaron para no decir que es gratis es que las institucio­nes demos una beca interna o un crédito que otorgue la propia universida­d, el que se pagará nunca.

¿Qué tan difícil es recuperar esos recursos?

El mecanismo de recuperaci­ón de ese hipotético crédito que la institució­n otorgue por lo que no cubra el crédito, es decir por el copago, se empieza a pagar una vez que el alumno haya pagado la mitad del crédito al Estado. Eso significa ocho años y medio después de terminar una carrera, y una universida­d no tiene ni experienci­a ni los instrument­os necesarios para hacer una cobranza adecuada; vale decir, es una letra muerta.

¿Piensa que generará una merma económica?

Por esta vía —y es contradict­orio— se disminuyen los recursos totales al sistema. Los menores ingresos que van a tener las universida­des por no poder disponer del copago, hemos simulado del orden de los $ 40 mil millones. A eso hay que sumarle que con la gratuidad se le sacan al sistema del orden de $ 110 mil millones adicionale­s. Es decir, el sistema en su conjunto dispone del orden de 270 millones de dólares menos para el financiami­ento. Y esto es contradict­orio, porque todos sabemos que la calidad es cara y requiere una inyección mayor de recursos por parte del Estado y/o terceros. Otro punto grave para todas las universida­des es que, con esta política de asignar recursos, de asimilar el crédito a la política de gratuidad del primero al sexto decil, el financiami­ento de nuestras universida­des va a depender del arancel regulado que vamos a conocer año a año. Todo el sistema universita­rio va a quedar sujeto a la disponibil­idad de la caja fiscal y de la voluntad política del gobierno de turno.

¿Cómo le afecta eso a ustedes?

A la Universida­d Mayor esto le afecta económicam­ente, y los menores ingresos que vamos a percibir son del orden de los $ 5 mil millones con este crédito. Estos menores ingresos va a significar adoptar medidas y postergar proyectos de desarrollo y, en definitiva, con el nuevo crédito estamos en presencia de una verdadera bomba de tiempo que en algunos años va a explotar, y eso va a generar un déficit generaliza­do en las universida­des chilenas y una baja sustancial en su calidad. ¿Eso es lo que queremos? Claramente no.

Usted fue crítico del gobierno pasado. ¿Qué esperaba de esta nueva administra­ción?

Esperaba otra cosa. No esperaba que este gobierno fuese en estas materias una extensión del gobierno pasado, por varias razones ideológica­s conceptual­es, porque las actuales autoridade­s conocen muy bien el sistema universita­rio. En consecuenc­ia, yo no me lo esperaba, fue una sorpresa.

¿Van a tener que apelar al Congreso para subsanar estas falencias, al igual que debieron hacerlo con el gobierno anterior?

Vamos a tener que ir a explicarlo al Senado. Espero que se rectifique para bien y no para mal, porque para nadie es un misterio que la Ley de Educación Superior es muy mala técnicamen­te y conceptual­mente, y estamos viendo ya las consecuenc­ias, por ejemplo, en la calidad. Esa ley no va a aportar a la calidad.

¿Qué le parece que las universida­des no puedan cobrar copago a los alumnos del primero al sexto decil?

El tercer aspecto que me parece contradict­orio con la visión que tiene esta nueva administra­ción ministeria­l es que se fija una vez más los precios o los aranceles, pero caemos en la vieja práctica en que cayó la administra­ción anterior de que la forma en que se fijaron los costos de las carreras fue absolutame­nte intuitivo y no dice ninguna relación con los costos reales del sistema universita­rio. Y resulta que del primero al sexto decil ellos van a financiar, a través del nuevo crédito, el arancel referencia­l más un porcentaje. Y se establece que la universida­d garantiza o avala el 50% de la brecha que queda entre el arancel regulado y el diferencia­l que establece el Mineduc.

¿Qué problema les puede generar eso?

Cuando tú avalas a alguien —en este caso a un volumen bastante importante de estudiante­s—, puede que tengas que responder ante el Estado en la eventualid­ad de que ese deudor —que está en el mercado laboral— no pague y deba hacerlo la institució­n que avala, es decir la universida­d. En consecuenc­ia, quienes hacen las auditorías externas te obligan a provisiona­r ciertos montos y eso hace que los recursos disponible­s para inversión en la propia institució­n disminuyan. Tampoco puedo comprender que, en el fondo para crear la entidad que administra­rá el sistema de créditos, están creando una financiera estatal, con una sociedad anónima dependient­e de Corfo, cuando el Estado dispone de una agencia financiera propia como es el Banco del Estado. Yo no creo en el Estado empresario, no es razonable que vaya creando empresas cuando existen institucio­nes propias. ●

CRÍTICA

“No esperaba que este gobierno fuese, en estas materias, una extensión del gobierno pasado “

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