La Tercera

Lo indecible

- Por Rodrigo Miranda

Demasiado cortas las piernas es una oscura y dolorosa obra de la suiza Katja Brunner sobre el abuso sexual de un padre a su pequeña hija. Atrapada en una abyecta pesadilla, la niña no se da cuenta de la tortura de la que es víctima y, al contrario, defiende a su agresor y el vínculo mantenido con él.

Es tal la necesidad de borrar su identidad y percepción del yo que los personajes desaparece­n, se diluyen y se distribuye­n en las voces de cuatro actores. Aquí aplaudo a Néstor Cantillana, Macarena Teke, Alvaro Espinoza y Gonzalo Muñoz. Dirigidos con mano firme y pulso certero por Heidrun Breier, proyectan sus discursos con la intensidad justa, entrega y coraje. Decididos a explorar el texto desde del cuerpo, llevan vendas que cubren heridas. Lo corporal también está presente en sus descripcio­nes de operacione­s quirúrgica­s y en la necesidad de extirpar, cortar y amputar dolores, recuerdos y traumas. Los actores se contradice­n, cues-

tionan y ponen en duda diversas posibilida­des de lo narrado, al igual que la niña que crea una versión alternativ­a a la historia objetiva de sus abusos, como si fueran una mera representa­ción. La invención de una ficción, una coraza o un escudo para defenderse de la realidad se reafirma cuando usan una falsa corona dorada de hojalata en sus monólogos.

El silencio ocupa un lugar en el texto ante la imposibili­dad de narrar los reiterados abusos. El no decir se revela en la opción encubridor­a de la madre que siente celos de la hija. La descripció­n de la escena cuando la mujer entra a su casa y encuentra a su marido abusando de la niña resulta siniestra por la decisión materna de callar y convertirs­e en cómplice. El ocultamien­to también es la respuesta de un médico que prefiere no denunciar. El padre, por su parte, es un monstruo depredador, un manipulado­r y hasta en los últimos minutos culpa a la hija de provocarle. La puesta en escena opta por objetos y símbolos, algunos más efectivos que otros, que representa­n el dolor: botas infantiles para la lluvia, un cuchillo filoso, manzanas, bolitas, una maqueta de la pieza y de la buhardilla de la casa, emplazada detrás de escena y exhibida a través de una pantalla. La pieza propone un diálogo con hipnóticos fragmentos de música clásica en vivo. En esos momentos la música, por su eficacia para apelar a la emoción, llega a lugares donde no puede un texto imposibili­tado de narrar el horror. En las pausas, el espectador es invitado a buscar respuestas propias a las interrogan­tes que se abren y hacer consciente­s heridas abiertas sobre ese tipo de situacione­s. Es ahí donde Demasiado cortas las piernas se transforma en una experienci­a privada e indecible.

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► Néstor Cantillana, Macarena Teke, Álvaro Espinoza y Gonzalo Muñoz protagoniz­an la obra.
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