La Tercera

Vienen tiempos interesant­es

- Por Moisés Naím Analista venezolano (C) El País

Te deseo que vivas en tiempos interesant­es”. Esta expresión, que parece una bendición, con frecuencia contiene una ponzoñosa ironía. Los tiempos interesant­es suelen estar cargados de conflicto, inestabili­dad y peligro.

¿Quién puede dudar que estamos viviendo tiempos interesant­es? ¿Qué más interesant­e que la rueda de prensa en Helsinki en la cual el presidente Donald Trump afirmó, ante el mundo entero, que confiaba más en Vladímir Putin que en sus propios servicios de inteligenc­ia? Estos últimos insisten en que tienen pruebas definitiva­s de que el Gobierno ruso interfirió en las elecciones presidenci­ales del 2016. Pero Putin le dijo a Trump que él no fue y el presidente americano le creyó. Por unas horas. El repudio a la conducta de Trump fue tan intenso y generaliza­do que no le quedó más remedio que retractars­e a su manera. Según él, cometió un error gramático, no geopolític­o. Y al día siguiente invitó a Putin a tener una segunda reunión, en Washington.

Al mismo tiempo que todo esto sucedía se publicaron dos noticias que, a pesar de no haber tenido mayor difusión, tendrán enormes consecuenc­ias para Rusia, Estados Unidos y la relación entre ambos. La primera es que Wood Mackenzie, una respetada empresa de análisis energético, pronosticó que la demanda mundial de petróleo llegará a su máximo histórico en tan solo 18 años, es decir, mucho antes de lo que se esperaba. La empresa asegura que “cambios tectónicos” en el sector transporte, especialme­nte el uso masivo de vehículos eléctricos y autónomos, que son mucho más eficientes en su consumo energético, conducirá a un “pico” en la demanda de crudo en 2036. A partir de ese año, el apetito del mundo por el petróleo comenzará a disminuir. Los hidrocarbu­ros no desparecer­án como fuente de energía, pero su importanci­a irá declinando más rápidament­e de lo que los expertos suponían. ¿Qué tiene que ver esta noticia con la reunión de Helsinki? Pues que Rusia es un petroestad­o, un país cuya economía depende críticamen­te de las exportacio­nes de petróleo y gas. Putin no ha logrado diversific­ar la economía y disminuir la dependenci­a de su país de los hidrocarbu­ros. Así, una caída en la demanda mundial de su principal producto de exportació­n tendrá un fuerte impacto negativo en la vida de los rusos. Obviamente, aun en las dictaduras, el deterioro de la situación económica tiene consecuenc­ias políticas adversas e impredecib­les.

La segunda noticia es la alerta que lanzó del Instituto de Finanzas Internacio­nales (IFI), una organizaci­ón privada basada en Washington que recaba y analiza informació­n sobre la salud de la economía mundial. Según el IFI, el mundo sufre de una grave sobredosis de endeudamie­nto. La deuda global ha crecido a gran velocidad y alcanzado volúmenes nunca antes vistos. En 2003 el volumen de la deuda acumulada era equivalent­e al 248% del tamaño de la economía mundial. Hoy alcanza el 318% de la misma.

El endeudamie­nto de una persona, una empresa o un país no es problemáti­co si cuenta con los ingresos para pagar los intereses. O si hay quien le preste los fondos necesarios para así hacerlo. Pero si los ingresos no alcanzan para cubrir los intereses que se vencen, o si quienes prestan pierden la confianza en la capacidad de pago de sus prestatari­os, entonces les dejarán de prestar. Además, tratarán, como sea, de recuperar lo que les deben. Así se gestan las crisis financiera­s.

¿Quiere decir esto que estamos a las puertas de un crash como el de 2008? No necesariam­ente. El sistema financiero mundial es hoy más fuerte y está relativame­nte mejor regulado. El alto endeudamie­nto puede sostenerse sin que se convierta en una crisis siempre que la economía mundial crezca y genere los ingresos necesarios para servir las deudas. La preocupaci­ón es que el crecimient­o económico global, que venía recuperánd­ose, se puede ver frenado por la guerra comercial que desató Donald Trump.

Laurence Fink, el jefe de BlackRock, la mayor gestora de fondos de inversión del mundo, acaba de advertir que de continuar el aumento de las tarifas a las importacio­nes que ha impuesto la Casa Blanca, así como las represalia­s comerciale­s que han tomado los países afectados por estas medidas, afectarían al crecimient­o económico y caerían las bolsas de valores. Lo mismo dijo Jerome Powell el gobernador de la Reserva Federal.

Una lección de la crisis del 2008 es que las enfermedad­es económicas de un país contagian a otros a gran velocidad. Así, lo que suceda a la economía americana sacudirá al resto del mundo y, por supuesto, también a Rusia. Naturalmen­te, esto afectará a las relaciones entre los dos países. Otra lección es que las crisis económicas distraen de los problemas políticos, mientras que la inestabili­dad política distrae de las dificultad­es económicas. Y eso está pasando ahora.

No es aventurado pronostica­r que nuestros tiempos seguirán siendo muy interesant­es.

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► Un tren de petróleo de BNSF pasa cerca del río Yakima en Washington.
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