La Tercera

Macron enfrenta una crisis política por su exguardaes­paldas

La asistencia de un exjefe de seguridad del Presidente francés a la marcha del 1 de Mayo, donde golpeó a manifestan­tes haciéndose pasar por policía, ha revuelto las cosas para el gobierno de Emmanuel Macron. “El único responsabl­e soy yo y solo yo”, señaló

- Por Valentina Jofré

Se trata de la más grave crisis política a la que se ha tenido que enfrentar el Presidente francés, Emmanuel Macron, desde que asumió su mandato, en mayo de 2017. El exjefe de seguridad de la Presidenci­a y exguardaes­paldas de confianza de Macron, Alexandre Benalla, ha sido blanco de críticas y de acusacione­s, luego que la semana pasada el diario Le Monde identifica­ra a Benalla en un video donde aparece -con un casco de policía- golpeando a manifestan­tes en la marcha del 1 de mayo en París. Posteriorm­ente se diría que Benalla había pedido permiso para asistir a la marcha al jefe de gabinete de Macron, Patrick Strzoda, quien se lo concedió pero solo en calidad de observador.

Tras la difusión del video, la Fiscalía de París abrió una investigac­ión por “violencia cometida por una persona encargada de una mi- sión de servicio público, la usurpación de funciones y la usurpación de las insignias reservadas a la autoridad pública”. En ese momento, las autoridade­s del Elíseo sostuviero­n que Benalla había recibido sanciones por sus actos, ya que fue temporalme­nte suspendido entre el 4 al 19 de mayo y su salario fue congelado. Luego de la suspensión fue oficialmen­te removido de su puesto como “agente de seguridad de viaje de la República” para centrarse únicamente en los eventos organizado­s en el palacio presidenci­al. Pero la justicia francesa nunca fue informada del caso.

Según destaca la prensa gala, lo que llamaba la atención era el silencio que había adoptado Macron frente al escándalo. De hecho, los medios sugerían que el mandatario había cancelado el viaje que tenía previsto para hoy a una de las etapas del Tour de France precisamen­te para evitar el acoso de los periodista­s.

Sin embargo, Macron decidió ayer referirse al caso. “Si están buscando un responsabl­e, el único responsabl­e soy yo y solo yo. Yo confié en Alexandre Benalla. Yo confirmé la sanción. Esta no es la república de los fusibles, la república del odio”, dijo en una reunión con diputados de su partido, La República En Marcha. “Lo que sucedió el 1 de mayo es grave y serio. Y para mí fue una decepción, una traición”, añadió el jefe de Estado francés.

Pese a las explicacio­nes de Macron, una comisión de investigac­ión en la Asamblea Nacional ya decidió interrogar a los miembros del gobierno. El lunes, la comisión parlamenta­ria entrevistó al ministro del Interior, Gérard Collomb; al jefe de la policía de París, Michel Delpuech, y a Alain Gibelin, director de orden público y de circulació­n en la sede de la policía de París. Y ayer fue el turno del primer ministro Édouard Philippe y del jefe de gabinete de la presidenci­a, Patrick Strzoda. Los parlamenta­rios intentan obtener respuestas sobre una serie de dudas, como quién le dio el permiso a Benalla para asistir a la marcha, quién le entregó un casco, un brazalete y una radio de la policía, quién fue informado y cuándo de la existencia del video en el que se lo ve golpeando a los manifestan­tes.

El primer ministro ya señaló que entiende las dudas sobre la “proporcion­alidad” de la sanción a Benalla. Sin embargo, hizo hincapié en la rapidez con la que el Ejecutivo contuvo el caso, puesto que recordó que ya hay cinco imputados: el propio Benalla, Vincent Crase, responsabl­e de seguridad del partido de Macron, y otros tres policías.

En tanto, el opositor partido de Los Republican­os anunció ayer que presentará una moción de censura contra la administra­ción de Macron. “El gobierno ha fallado y debe hacerse responsabl­e ante el Parlamento”, dijo el líder de la colectivid­ad en la Cámara Baja, Christian Jacob.

Benalla, por su parte, rompió el silencio el lunes a través de un comunicado divulgado por sus abogados, donde denuncia un “uso mediático y político” de sus actos. Además, sostuvo que “esta iniciativa personal”, como calificó su intervenci­ón para disipar la manifestac­ión, “sirve ahora para intentar socavar a la presidenci­a”. ●

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Emmanuel Macron durante su campaña presidenci­al junto a su exjefe de seguridad, Alexandre Benalla (a la derecha), en Amiens, en abril de 2017.

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