La grieta que se abrió con el debate sobre el aborto
Hacia adelante, es importante que la grieta que se abrió, se cierre o por lo menos se modere.
En primer lugar, el debate sobre el aborto generó una nueva grieta en la sociedad argentina, que se superpuso sobre la generada entre kirchnerismo y anti-kirchnerismo, aunque no exactamente.
Desde el punto de vista político, el kirchnerismo y la izquierda, apoyaron la despenalización en forma homogénea. En el peronismo no kirchnerista, las opiniones estuvieron divididas y quizás algo más volcadas en contra de la despenalización.
Dentro de Cambiemos, la UCR estuvo dividida casi por mitades, la Coalición Cívica más en contra que a favor y en el PRO, fueron mayoría quienes estaban contra el aborto. Pero los votantes del PRO, son los que más en contra estaban.
El problema político para Mauricio Macri es que habiendo convocado al debate sobre el aborto, no ganará un voto sobre el centro-izquierda, que es el electorado que más apoya es iniciativa, mientras que parte de sus votantes están enojados con él, como se vio el 30 de julio, en la marcha de los pañuelos celestes hacia la residencia presidencial de Olivos.
Hay asesores del Presidente para quienes ese voto “enojado” no tendrá otra alternativa que volver al PRO si la elección vuelve a polarizarse con Cristina Fernández. El debate derivó en otra grieta, porque las posiciones se fueron radicalizando, como ha sucedido con la política en los últimos años.
La novedad política, fue el alcance del corte “transversal” que se dio en Cambiemos y el Partido Justicialista anti-K. Se asemejó a lo que sucedió en el gobierno de Raúl Alfonsín con la Ley de Divorcio. Otro dato fueron los grandes centros urbanos con ideas más progresistas apoyando la despenalización, y el interior, más conservador, rechazándolo.
Pero esto no es nuevo, responde a tendencias preexistente. Las legisladoras no votaron más por la despenalización que los legisladores, algo inesperado para algunos, pero no para quienes observaron la composición de las movilizaciones en las calles.
Es en la movilización social que se generó donde se evidenció que el debate tenía un impacto importante para la sociedad. El uso del celeste y el verde, terminó de perfilar una identificación, pero con un enfrentamiento que subyace detrás del mismo.
Si el proyecto era rechazado (como se preveía anoche), los sectores que impulsaron la despenalización volverán a intentar su aprobación. Este tipo de causa se mantendrá en el tiempo, pero también es cierto que el alto nivel de movilización social alcanzado -por ambas partes, ya que el movimiento de los pañuelos celestes presentó más de un millón de firmas a favor de su posiciónno es fácil de mantener en forma permanente en ninguna de las dos posiciones.
Las iglesias han jugado un rol en la articulación de la posición contra la despenalización. En contra del proyecto han estado los católicos, evangélicos, judíos y musulmanes, aunque en algunos casos hubieran disidencias.
Hacia adelante, es importante que la grieta que se abrió, se cierre o por lo menos se modere.