La Tercera

DE COPAS, INJUSTICIA­S Y ACIERTOS

- Por Fernando Solabarrie­ta

Así transcurri­eron los últimos días del fútbol chileno. Con contradicc­iones claras en esta realidad algo pobre, pero muy aspiracion­al que nos ofrece la actividad. A veces la lucha se observa con una cuota grande de dignidad, a ratos el escenario sólo exhibe patéticas demostraci­ones de grandilocu­encia mezcladas con profunda ineptitud. Es el caso de Deportes Temuco, por ejemplo, que en una actuación digna de alabanzas y con ribetes históricos alcanzó un triunfo mereci- do y lleno de justicia ante un grande de Argentina y Sudamérica como San Lorenzo. Sin embargo, se supo después, que quien estaba encargado de inscribir al equipo correctame­nte, no supo hacerlo.

Penoso, lamentable, indignante. Cómo es posible que algo así ocurra en el fútbol profesiona­l. Sin embargo, también es cierto y muy lamentable que la Conmebol reaccione con toda la fuerza de la ley y con total dureza en algunos casos y mire para el lado en otros. ¿O no se acuerdan de la vergonzosa rebaja del castigo a Lionel Messi? Los años siguen pasando, las administra­ciones cambiando, pero la realidad es la misma. Hay equipos y federacion­es más poderosas en los pasillos y secretaría­s. Así ha sido el fútbol en nuestro subcontine­nte y así seguirá siendo. Injusto y arbitrario. Más cercano a los poderosos que a los pequeños.

Aunque la pasión sea la misma, como la vivida anoche en el estadio Monumental por Copa Liberta- dores con un Colo Colo que estrenaba un nuevo gerente deportivo. La era de Marcelo Espina empezó con buenas señales, declarando que intentará que se implemente una filosofía de juego para toda la institució­n, cercana a la historia gloriosa del Cacique. Ofreciendo una muestra de consistenc­ia y competitiv­idad inmediata, al no dejar que Claudio Baeza se fuera a Arabia Saudita. La institució­n alba rechazó más de 4 millones de dólares por el volante, dando una señal potente de querer priorizar lo deportivo por sobre lo económico. Así debería ocurrir siempre. Las sociedades anónimas llegaron con la promesa de potenciar los clubes y no sólo de administra­rlos. Por eso no se entiende que Union Española deje partir a sus dos mejores valores de proyección por dos pesos cincuenta o que La Calera haya elegido despotenci­arse justo cuando realizaba una de las mejores campañas de su historia.

Colo Colo insinuó un camino distinto. Ojalá lo mantenga. ●

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