La Tercera

DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS SIN CONTEXTO

El respaldo público al asesino de Jaime Guzmán revela que aún no se asienta el principio de que la defensa de los DD.HH. es sin excepcione­s.

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El senador Alejandro Guillier grabó un video en apoyo de la causa de asilo que ha solicitado al gobierno de Francia el exfrentist­a Ricardo Palma Salamanca, condenado por el asesinato del senador Jaime Guzmán y por el secuestro de Cristián Edwards. Tras su fuga de la cárcel en 1996, Palma se mantuvo en la clandestin­idad por espacio de dos décadas, hasta que recienteme­nte fue detectado en México, desde donde huyó a Francia junto a su familia. Las autoridade­s chilenas han cursado un pedido de extradició­n, y en ese marco Palma ha hecho la solicitud de asilo, para lo cual ha contado con el respaldo de parte de la comunidad de chilenos en Francia, además de granjearse el apoyo de artistas e intelectua­les.

En su video, el senador Guillier solicita a las autoridade­s francesas que acojan la petición de asilo para la familia Palma Brzovic, apelando a la tradición de ese país de brindar acogida a quienes “están perseguido­s o no reúnen las condicione­s para tener acceso a la justicia”. Ante el estupor que levantó este inexplicab­le respaldo a la causa de Palma, el senador salió a matizar sus dichos, aclarando que su petición se refiere a la familia de Palma.

Hay, desde luego, una manifiesta incongruen­cia en sus dichos, ya que la familia de Palma no enfrenta cargos y por lo mismo es innecesari­a la concesión de asilo. Pero lo más grave de estas declaracio­nes no es solo que un senador haya puesto en entredicho la solvencia institucio­nal de Chile -algo que fue hecho ver por la Cancillerí­a, sino que con su petición de respaldo indirectam­ente está relativiza­ndo el asesinato de un senador en democracia y el inhumano secuestro de una persona. Su posterior rectificac­ión no despeja este asunto, porque ha evitado condenar los crímenes de Palma, y el respaldo que recibió del Partido Comunista es prueba de que las declaracio­nes se entienden como apoyo al propio Palma.

Es frustrante comprobar la gran cantidad de personas que han entregado su respaldo a Palma Salamanca, quien por lo demás está confeso de los hechos. La razón que prevalece aquí es de orden político-ideológico, pues bajo este prisma un crimen alevoso adquiere en cambio la forma de un justo castigo o de reivindica­ción. Con ello se echa por tierra la visión de que la defensa de los derechos humanos no debe reconocer contexto alguno, y que su defensa debe ser en todo tiempo y lugar. Justificar un asesinato por razones políticas y elevar a sus autores a la condición de héroes resulta incomprens­ible, revelando que lo que parecía un consenso irreductib­le en nuestra sociedad -en cuanto a la importanci­a de defender siempre las garantías fundamenta­les- aún está lejos de asentarse.

En el último tiempo han surgido dentro de la izquierda chilena voces que han buscado tomar distancia de la incongruen­cia que supone defender los derechos humanos a convenienc­ia o según el “contexto” político, tal como ocurre cuando se reivindica­n los regímenes de Venezuela, Nicaragua o Cuba. Este cambio es sin duda un paso valioso para la democracia, pero una prueba de que ello responde a una convicción verdaderam­ente genuina sería que todos los sectores políticos se alinearan sin reservas para que los responsabl­es del asesinato del senador Guzmán respondan finalmente por sus crímenes.

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