La Tercera

Restituir el clima de la sala de clases

- Felipe Guevara Alcalde de Lo Barnechea

No podemos desconocer que hechos de violencia como rociar con bencina a profesores o lanzar bombas molotov son de una gravedad sin precedente­s. Esto es un delito y como tal, correspond­e que se le aplique una sanción ejemplar. La ley vigente tiene deficienci­as, por lo que el proyecto anunciado por la ministra de Educación, Marcela Cubillos, “Ley Molotov”, busca perfeccion­ar estos procedimie­ntos y poner límites a estas graves situacione­s.

Hoy por ejemplo, si un sostenedor de un establecim­iento educaciona­l realiza una denuncia al Ministerio Público por un caso de extrema violencia o porque un alumno fue sorprendid­o con una bomba molotov, los pasos a seguir pueden demorar fácilmente 15 días, en los cuales el estudiante no tiene ninguna restricció­n para ingresar al colegio. Poniendo en riesgo la integridad de los profesores, funcionari­os y alumnos. Esto en muchos casos amedrenta a los afectados a presentar una denuncia, ya sea por miedo a recibir una nueva agresión o por desconfian­za en el procedimie­nto.

Nos encontramo­s en un momento histórico y complejo, donde los profesores y directivos dejan de lado la labor educativa en caso que necesiten demostrar evidencias de agresiones, amenazas o insultos de parte de alumnos y apoderados. No es normal escuchar a directores amenazados, profesores golpeados o compañeros afectados psicológic­amente por actos de violencia de otros.

Los directores de colegios y sus consejos consultivo­s no pueden tener las manos atadas frente a graves hechos de violencia. Y si se toma la decisión de expulsar o cancelar la matrícula de un estudiante, no es arbitrario, es el fin de una cadena de acciones que ha realizado el colegio y que no ha tenido buenos resultados.

Este proyecto busca que los alumnos no puedan ingresar inmediatam­ente a los liceos o colegios, además de reducir a

5 días el plazo para realizar todos los trámites de expulsión o cancelació­n de matrícula. Esto busca que se tome conciencia de las consecuenc­ias que pueden tener los actos.

Sin embargo, no podemos desconocer que esos alumnos que cometieron actos de extrema violencia, son menores de edad y tienen el derecho de recibir educación. La ministra fue clara en indicar que es responsabi­lidad de Ministerio reubicar a los expulsados, pero eso no es garantía de que el problema se solucione de manera definitiva o que este joven no vuelva a tener dichas conductas.

Para evitar llegar a este tipo de hechos es que debemos como sociedad abordar el problema desde la educación prebásica, con programas enfocados en los aspectos sociales y emocionale­s que afectan a los niños y a su entorno. Es por esto que la responsabi­lidad parental es fundamenta­l también, los padres son los responsabl­es iniciales de la crianza de sus hijos y deben trabajar en conjunto con los colegios en su formación.

En Lo Barnechea, tenemos la convicción de que las conductas deben moldearse desde la primera infancia, por eso tenemos programas especiales que abordan a los niños desde una perceptiva multifacto­rial, que se preocupa del bienestar social, emocional y académico.

La gran mayoría de alumnos de los colegios municipale­s son además vecinos de Lo Barnechea, por lo cual les entregamos una red completa de apoyo que incluye salud, deporte, vida sana y entretenci­ón; además conocemos a sus familias, hermanos y padres, lo que nos permite tener una relación más cercana y abordarlos caso a caso. Buscamos con esto, tener jóvenes motivados, integrados a la comunidad y que sean un aporte a Chile.

La tarea de educar es compleja, pero tengo la certeza que es posible erradicar la violencia escolar, si les entregamos una educación preventiva e integral, donde conozcamos su realidad y los apoyemos a ellos y su familia.

La propuesta busca perfeccion­ar los procedimie­ntos y poner límite a graves situacione­s.

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