La Tercera

“Neymar casi no la tocó cuando lo marqué”

Finalista de la Copa Libertador­es 2011, doble campeón en Uruguay y con seis años en el fútbol italiano, Alejandro González llega a Chile para defender a Palestino convencido por el discurso de Sebastián Méndez.

- Iñaki Salazar Abadie

Alejandro González (30) no es un defensa cualquiera: ha sido capitán de Peñarol, selecciona­do uruguayo, ha anulado a Neymar y vino a Chile continuand­o una carrera que ha desarrolla­do, mayormente, en su país y en Italia. Esta es su historia.

Ha estado en 10 equipos, ¿cómo ha sido eso?

Básicament­e, mi carrera se divide en dos equipos: Peñarol y Verona. Peñarol es donde nací hice todas las divisiones menores y con 16 años debuté en Primera. Estaba jugando en la selección Sub 17 y salí mejor zaguero del Sudamerica­no. Debutar tan joven en un equipo de tanta historia era un poco pesado, me costó afirmarme y tener minutos. Decidí ir a un equipo más chico a préstamo. Llegué a Tacuarembó y ahí tengo el punto de quiebre más importante. Logré jugar, fui al Sporting Cristal y me transformé en un jugador de fútbol ahí. Volví a Peñarol, fui capitán y después me compró el Verona. Fueron casi siete años con ellos.

¿Qué sintió al levantar dos copas con Peñarol?

En equipos tan grandes como Peñarol, si no ganas, no escribes una página en la historia del club. Gracias a la Copa Libertador­es y a esos dos títulos pude lograrlo. El año pasado, en el período de pases de julio, tuve la posibilida­d concreta de ir a Nacional con un salario mayor que el de Europa..., pero era imposible, no podía ir. Fue la mejor oferta de mis últimos años y no fui por mi formación en Peñarol, porque fui capitán de ese club y por el afecto de la gente. La identifica­ción que tengo con ese equipo no la voy a tener con ni un otro.

Jugó la final de la Copa América

2011. ¿Qué le dejó eso?

Esa Copa fue increíble. Siempre había jugado de central, como lo hago acá en Palestino, pero ahí jugué de lateral derecho. No me tenía mucha esperanza, pero jugué bien y agarré confianza con 60 o 70 mil personas en las tribunas. En esa final me tocó bailar con la más difícil, tuve que hacer marca personal a Neymar, que quizás era el mejor jugador de América en ese momento. Como lo hice bien, me abrió las puertas de Europa. En ese partido en Uruguay, cuando yo marqué a Neymar, prácticame­nte no la tocó. Se me abrió todo el mercado.

¿En Europa logró lo que quería?

No es fácil ir a Europa y jugar en la Serie A. Dependes mucho del técnico y el equipo, de la paciencia que te tengan. No fue fácil, a pesar de mis 50 partidos de Copa Libertador­es y 200 en Primera. Me tocó debutar contra la Juve de Tevez, Pogba, Vidal y Pirlo. Otro planeta.

¿Qué aprendió en ese período?

Había muchas cosas que no sabía, sobre todo en la parte táctica. A nivel defensivo, la clave era la parte mental y lo táctico. Hay que adaptarse a eso y es difícil. Después te das cuenta de que con menos esfuerzo puedes jugar mucho mejor. Eso fue lo principal que rescaté de Italia, además de adquirir liderazgo en la defensa. En Serie A, hay que ser mucho más táctico, de menos recorrido, pero mucho más eficiente. En la Serie B, mucho más parecido al fútbol chileno, más intenso, con más ida y vuelta.

¿Por qué decide llegar a Chile?

Me di cuenta de que mi ciclo en Europa había terminado. Tenía contrato, pero quería volver a Sudamérica y no se dio Peñarol por millones de motivos. Nunca me imaginé un paso por Chile. La llahoy ma de lo económico se apagó por el tiempo que estuve en Europa, pero se prendió esa llama de hambre de gloria. Palestino cae del cielo, porque fue una llamada telefónica una noche del entrenador y me convenció en 30 minutos.

¿Cómo lo convence?

Me siento identifica­do con Sebastián. Él jugó mucho en Europa y no estaba cómodo allá. Su forma de trabajar y el cómo se maneja me dio la sensación de que era lo que necesitaba para esta etapa. No importaba si era Palestino o un equipo en Brasil, yo necesitaba a alguien que me diera apoyo y confianza, y eso lo encontré en Sebastián y en su proyecto. Por eso

estoy acá.

¿Conocía algo de Palestino?

No. Nada. Absolutame­nte nada. Fue todo muy rápido y cuando apareció la posibilida­d tuve que investigar y ver dónde estaba. Soy un jugador uruguayo, que jugaba hace seis años en Europa, y no seguía el fútbol chileno. Sí me acordaba de Palestino, porque una vez jugamos un amistoso con Peñarol.

¿Cómo ha sido la adaptación a un club de pocos hinchas?

Esas cosas son secundaria­s. Me importan las condicione­s de trabajo. Quiero que el cuerpo técnico se preocupe y haga trabajos que me hagan sentir bien. Que vengan mil o cien personas, no me interesa. Vine a compromete­rme con un club que me necesitaba y eso importa más que la apariencia del estadio. No es el ambiente del fútbol italiano, pero no me molesta.

¿Qué caracteriz­a a Méndez?

Su espíritu, su frontalida­d y sinceridad; vive el fútbol como lo vivo yo, con mucha intensidad, compromiso y él quiere transmitir eso. Palestino es un equipo que intenta jugar siempre y logra ser intenso. Ahora estamos en una racha complicada. Nos llegan una vez y nos hacen el gol y pateamos 7-8 veces al arco y no entra.

Están a cuatro puntos del descenso ¿Cómo lo explica?

Es difícil analizar con poco tiempo. Pero salvo con Audax, generamos 4-5 goles. Eso en el fútbol no tiene explicació­n. En Peñarol llegábamos una vez a veces y ganábamos con gol de córner. Si logramos mantener la filosofía de juego y generamos situacione­s como lo estamos haciendo, la pelota empezará a entrar y ganaremos partidos.

¿Qué le falta a Palestino?

Trabajamos muy bien y los fines de semanas lo demostramo­s generando cinco o seis ocasiones por partido. Cuando se genera eso, que es lo más difícil, me llena de confianza. No tengo ninguna duda de que, por los jugadores que hay, saldremos adelante.

¿En el poco tiempo que lleva, ya siente que maneja la defensa?

Es mi función. Si no me sintiera así, estaría fallando en mi trabajo. No tengo 20 años y es mi obligación transmitir cosas. Los liderazgos se generan en el vestuario y jugando. Fui capitán de Peñarol con 23 años y también en Italia. Es parte de mi forma de ser, pero no es la jineta lo que te hace líder, son tus compañeros y lo que dejas en la cancha.

Viene Copa Chile ¿Cómo enfrentan las semifinale­s contra uno de los equipos más grandes del país?

Si me preguntas eso mismo estando en Peñarol, me parece que la U es un equipo grande, pero en teoría le tienes que ganar. Hoy en un equipo más chico, se genera esa situación de desventaja. La parte emocional tendrá un rol esencial. Debo ayudar a manejar eso dentro de la cancha como en la previa.

Palestino no podrá jugar la vuelta en La Cisterna ¿Afecta?

Es una situación espacial, pero sin desmerecer y con todo el respeto del mundo, pero si uno juega en Peñarol y hay 60 o 70 mil personas en el estadio, jugar de local o no, tiene un peso. Aquí es diferente, es un ambiente más relajado el fin de semana. No hay tanta gente. Tendrá menos incidencia que si Colo Colo pudiera o no jugar de local, no porque la gente no entusiasme a los jugadores, si no que por un tema de número. Con 30 años, esas cosas no me afectan. Me gustaría que un equipo grande venga a jugar aquí, pero a mí no me cambia nada.b

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► Alejandro González, en el túnel del estadio Municipal de La Cisterna.
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