La Tercera

EL INCIERTO ESCENARIO ELECTORAL DE BRASIL

Al desistir de su candidatur­a, Lula da Silva permitió aclarar finalmente quiénes serán los candidatos en octubre, pero ello no despeja la fuerte incertidum­bre que ha impregnado estos comicios.

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Solo ayer, a menos de un mes de la primera vuelta de las elecciones presidenci­ales, los brasileños tuvieron finalmente clara la lista definitiva de los candidatos que postularán al Palacio de Planalto. El expresiden­te Luiz Inácio Lula da Silva dilató hasta el último día del plazo impuesto por el Tribunal Supremo Electoral –que declaró inválida su candidatur­a- su decisión de traspasar formalment­e el testigo a su candidato a vicepresid­ente Fernando Haddad, para que sea éste el represente al Partido de los Trabajador­es en los comicios de octubre. Una situación que generó tensión y convirtió los próximos comicios en la elección más inusual e impredecib­le de las últimas tres décadas en Brasil. Hasta ayer, el factor Lula hacía complejo adelantar escenarios, porque seguía siendo el candidato con mayor intención de votos. Ahora, sin su nombre en la papeleta, será posible medir a quienes se enfrentará­n en octubre. Y el panorama que surge de los primeros análisis plantea más preguntas que certezas sobre el futuro de Brasil.

Predecir hoy el futuro político de la primera potencia económica de América Latina es a lo menos arriesgado. Los sondeos conocidos ayer -y que por primera vez muestran un escenario sin el expresiden­te en carrera- confirman el liderazgo en primera vuelta de Jair Bolsonaro, el candidato del ultraderec­hista Partido Social Liberal y dejan abierta la pelea por el segundo lugar. Para muchos analistas será ahí donde se disputará la verdadera elección, porque sin Lula los datos muestran una estrecha competenci­a –los separan apenas tres puntos- entre el candidato de la Social Democracia Brasileña, Gerardo Alckmin (10%), la exministra de Medio Ambiente, Marina Silva (11%), y el candidato del Partido Democrátic­o Laborista, Ciro Gómez (13%), quien ha sido el que más ha avanzado en los últimos sondeos. Pero a ellos podría sumarse el delfín de Lula, Fernando Haddad, si logra capitaliza­r parte de los más de 30 puntos que marcaba el expresiden­te en los últimos sondeos.

En estas poco más de tres semanas que quedan para la primera vuelta de las elecciones será clave la capacidad de quienes disputan el segundo lugar para atraer el voto de aquellos que apoyaban al expresiden­te. Un escenario donde el exministro Ciro Gómez parece correr con cierta ventaja, no sólo porque es el único que ha venido creciendo a medida que se iban debilitand­o las opciones del Lula para postularse, sino también por su vinculació­n con el nordeste brasileño –donde fue alcalde de Fortaleza y gobernador de Ceará-, fuerte bastión de Lula. Además, el perfil intelectua­l y con poca llegada en sectores populares del candidato del PT podría limitar sus capacidade­s para atraer el voto petista.

No obstante lo anterior, el estrecho margen que separa a los cuatro candidatos hace difícil prever hoy con certeza quién disputará con Bolsonaro la presidenci­a de Brasil a fines de octubre. Si bien algunos analistas prevén un frente común para bloquear un eventual triunfo del candidato del PSD en la segunda vuelta –sea quién sea el rival-, los sondeos conocidos no permiten descartar incluso un eventual triunfo del candidato de la ultraderec­ha, abriendo un escenario aún más incierto en Brasil.

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