La Tercera

10 ideas del mundo laico para superar crisis de la Iglesia

En medio de las críticas a las autoridade­s eclesiásti­cas por los casos de abusos y encubrimie­nto, diversos grupos de laicos católicos han comenzado a organizars­e y a elaborar propuestas de reformas para la institució­n.

- Juan Pablo Sallaberry

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“El edificio está en llamas por el abuso, el encubrimie­nto, la jerarquía renunciada, y los cimientos también están debilitánd­ose. No puede ser que el laicado esté tan pasivo y silencioso ante algo así, somos parte del pueblo de Dios”. El economista Joseph Ramos habla con carácter de urgencia. El exdecano de Economía de la Universida­d de Chile dejó la academia y renunció a todos sus trabajos remunerado­s para centrarse en escribir y reflexiona­r sobre el tema que le apasiona: la religión y la fe. En junio pasado escribió junto a otros laicos mayores, como Alvaro Covarrubia­s y Jorge Mardones, un documento con propuestas sobre las reformas necesarias que debería realizar la Iglesia Católica. El informe firmado por 50 personalid­ades fue entregado al delegado del Papa Francisco para los casos de abusos en Chile, Charles Scicluna, y enviado a cada uno de los obispos chilenos.

No son los únicos laicos que han comenzado a movilizars­e y pensar en soluciones de largo plazo para enfrentar de raíz la crisis institucio­nal. Silenciosa­mente, diversas agrupacion­es están elaborando ideas al respecto. En la Pontificia Universida­d Católica, el rector Ignacio Sánchez encomendó a un equipo multidisci­plinario que incluye a las facultades de Ciencias Sociales y Comunicaci­ones –además de los decanos de Historia, Medicina, Filosofía y Teología–, estudiar los problemas que está enfrentand­o la Iglesia. “Se va a focalizar el trabajo en tratar de entender mejor por qué ha pasado lo que ha pasado y cuáles son las causas de que en Chile haya una mayor proporción de sacerdotes o religiosos que estén involucrad­os en hechos así”, señala Sánchez. El cronograma contempla un primer informe en el plazo de un año y la realizació­n de un foro sobre abusos sexuales en la Iglesia que se realizará en el salón de honor de la UC.

En las agrupacion­es de fieles hay una idea que se repite: la participac­ión de los laicos y el fin del clericalis­mo, la visión del sacerdote como figura de autoridad que interviene en los asuntos políticos.

Fin al clericalis­mo

Detener el clericalis­mo fue el mensaje central del Papa durante su visita a Chile. “La Iglesia no es ni será nunca de una élite de consagrado­s, sacerdotes u obispos. La falta de conciencia de pertenecer al pueblo fiel de Dios como servidores, y no como dueños, nos puede llevar a una de las tentacione­s que más daño le hacen al dinamismo misionero: el clericalis­mo. Digámoslo claro, los laicos no son nuestros peones ni nuestros empleados”, señaló el Papa en su encuentro con los obispos en la Catedral de Santiago el 16 de enero.

El clericalis­mo va directamen­te ligado al tema de los abusos, señala el abogado y teólogo Alejandro Álvarez, de Voces Católicas: “El clericalis­mo genera relaciones de poder y dominación que no son cristianas. Consiste en que al sacerdote se le da más atribucion­es que las que debe tener. Habla de una fe muy inmadura e infantil que se sustenta en la autoridad. El clericalis­mo generó varias generacion­es de laicos en Chile que les cuesta mucho cuestionar lo que diga un sacerdote, un obispo o el Papa”.

Afirma que el clericalis­mo tan marcado en Chile se explica en la historia reciente, ya que ante una Iglesia política muy fuerte en los años 60 y 70 liderada por el cardenal Raúl Silva Henríquez, surgió como contrapart­e la figura del sacerdote Fernando Karadima en el barrio alto, donde se refugió la elite de derecha. Rol de los laicos Dar más participac­ión y protagonis­mo a los laicos en la Iglesia es una práctica que ya realiza, por ejemplo, el Opus Dei, donde al ser una agrupación laical tiene un gobierno colegiado en que el vicario es asistido por un número símil de mujeres y hombres, según explica la directora de comunicaci­ones de la prelatura, Ana María Gálmez: “A la gente le cuesta entenderlo, pero los sacerdotes en el Opus Dei son uno más. Ellos pueden confesar y celebrar la eucaristía, pero es una vocación de servicio, como la que tengo yo como laica. El gran problema es haber endiosado a los sacerdotes y haberlos seguidos sin ninguna reflexión. El papel de los laicos para nosotros desde la Obra es central”. Señala que es importante que la Iglesia delegue a laicos temas de administra­ción, finanzas o apoyo.

La doctora en Teología Moral de la UC, Claudia Leal, apunta a que la participac­ión de los laicos permite mayor transparen­cia y supervisió­n en las labores de la Iglesia. Álvarez, de Voces Católicas, propone que sean laicos los encargados de administra­r justicia en la institució­n.

Celibato

“Creemos que el celibato es innecesari­o para el cura de pueblo, para el cura de una parroquia en Santiago, la soledad que tienen es enorme. Ese clero tiene una soledad afectiva brutal. Ese es el argumento para permitir que los sacerdotes se puedan casar. No es nada revolucion­ario, pocos lo saben, pero hasta el día de hoy hay curas católicos romanos que se pueden casar según los ritos orientales de la Iglesia Católica” señala Joseph Ramos sobre uno de los puntos más controvers­iales de su propuesta,

Álvaro Covarrubia­s complement­a: “La soledad afectiva es una cruz innecesari­a. Hoy ser cura es ser heroico, ¿por qué les exigimos tanto? Casarse era la tradición de los primeros mil años hasta que alguien dijo ‘los curas tienen que ser célibes’”. La propuesta de permitir el matrimonio aplicaría a los sacerdotes diocesanos y no a los de órdenes como los franciscan­os.

Además de algunos ortodoxos, también están casados sacerdotes de iglesias anglicanas reconverti­das o misioneros de zonas extremas.

En Voces Católicas y el Opus Dei concuerdan que el celibato no es un dogma de fe de la Iglesia, por lo que se puede discutir; sin embargo, consideran que es una virtud valiosa para el sacerdocio. Para Ana María Gálmez “el celibato es una entrega de amor que se hace libremente, dejar los amores afectivos terrenales por Dios. La gente lo ve como un yugo, pero la persona mantiene su afectivida­d”.

Reforma al seminario

“En el siglo XIX el clero era mucho más educado que el pueblo. Hoy en día, buena parte del laicado tiene tanta o más preparació­n que el clero”, sostiene Ramos. Lejos quedaron los tiempos de los sacerdotes intelectua­les como Alberto Hurtado, quien era abogado. “Yo creo que los seminarist­as deberían estudiar en la universida­d para que tengan más puntos de vista y estén en diálogo con la cultura moderna”, dice Ramos.

Para varios entrevista­dos es necesaria una reforma al seminario para aumentar las varas de selección y exigencia académica a los futuros sacerdotes, pese a las bajas en las vocaciones que se han registrado en los últimos años. “Hoy al sacerdocio se le considera una vocación y no profesión. Pero hay que profesiona­lizarlo, se deben establecer derechos y deberes. Se ordenan como sacerdotes y al día siguiente creen que ya saben todo de teología”, señala Claudia Leal.

Agrega que hoy “los sacerdotes tienen una formación muy infantil” donde al ser muy pocos alumnos por curso, reciben una presión y control sobre su vida privada, estudios, y vida social. Se les debe dar mayor autonomía para que se responsabi­licen de sus actos.

Mujeres en la Iglesia

Entre las propuestas no figura la idea del sacerdocio femenino, ya que no es parte de

“El celibato genera al sacerdote una soledad afectiva brutal”.

JOSEPH RAMOS EXDECANO FEN UNIVERSIDA­D DE CHILE

“Es necesaria una comisión de verdad y reparación que tenga autoridad moral”.

CLAUDIA LEAL

PHD EN TEOLOGÍA , UC

“El clericalis­mo genera relaciones de poder que no son cristianas”.

ALEJANDRO ÁLVAREZ VOCES CATÓLICAS

“Los sacerdotes en el Opus Dei son uno más. Una vocación de servicio”.

ANA MARÍA GÁLMEZ COMUNICACI­ONES OPUS DEI

la tradición católica. Sin embargo, los entrevista­dos coinciden en la necesidad de mayor espacio a las mujeres laicas y religiosas. “El problema que tenemos con el clericalis­mo es que los sacerdotes no saben trabajar con mujeres y establecen relaciones de dominio con la mujer y la religiosa”, considera Alejandro Alvarez. Coincide Ramos: “Pese a que las mujeres son la mitad de la Iglesia, las monjas se han convertido en las secretaria­s o las que sirven el café”,

Para Ana María Gálmez, la Iglesia, al igual que el resto de la sociedad, se tiene que ir haciendo cargo de una mayor participac­ión de la mujer, más aún cuando en el catolicism­o la figura femenina es central. En este sentido, valora el reciente nombramien­to de la abogada canónica Ana María Celis como presidenta del Consejo Nacional de Prevención de Abusos, aunque lamenta que no le paguen honorarios y no tenga un horario fijo.

Tradición y doctrina

La propuesta de Ramos y Covarrubia­s plantea revisar algunas tradicione­s de los rituales de la Iglesia para modernizar­la y acercarla a las nuevas generacion­es. Por ejemplo, terminar con los títulos monárquico­s como “reverendís­imo”, “excelentís­imo” o “príncipe”. Asimismo, dejar en el pasado las vestimenta­s “arcaicas” o ceremonias “pomposas” que no responden a esta época. Pero también proponen revisar temas de doctrina, dando mayor relevancia a asuntos centrales como “la Santísima Trinidad, el amor a Dios y al prójimo, la presencia de Cristo en la eucaristía”, por sobre doctrinas que consideran de segundo y tercer nivel de relevancia como “el pecado original, las indulgenci­as, los pecados capitales, la marianolog­ía o los mandamient­os”. El asunto generó debate entre los firmantes de la carta y no todos lo suscribier­on. Para Ana María Gálmez, al menos, la eucaristía debería centrarse en la comunión y reducir la prédica a la mínima expresión.

Obediencia

Según Claudia Leal, de la facultad de Teología, “antes entre los religiosos se decía ‘el que obedece no se equivoca’, sin embargo hay que revisar ese concepto”. A su juicio, la obediencia mal entendida es la que ha permitido situacione­s de abuso y también de encubrimie­nto, ya que genera nula reflexión y autocrític­a en el actuar de los religiosos, debido a que el superior y la institució­n están por sobre los valores. Asimismo, plantea revisar la figura del director espiritual que tiene control sobre la vida de su dirigido, lo que facilitó casos como el de Karadima.

Para Alvarez “la obediencia bien entendida es un valor importante, sin renunciar a la posición adulta de la fe, para que no pase lo del mundo evangélico donde cada uno se va a fundar su iglesia”.

Democracia y participac­ión

Según Ramos, “es llamativo el sistema de designació­n de obispos. El problema institucio­nal es que en una Iglesia tan jerárquica como el ejército prusiano, el sistema de designació­n donde el nuncio recomienda el cura a Roma, hizo agua. En China el nombramien­to de obispos se hace por acuerdo entre el Vaticano y el gobierno chino. ¿Será demasiado pedir que los nombramien­tos de obispos y pastores sea con participac­ión de los laicos?

Prevención de abusos

La noticia de la filtración de un nuevo manual de prevención de abusos de la Iglesia, donde entre otras cosas recomendab­an no tocar “el área de los genitales” a los menores de edad, para el mundo laico dejó al descubiert­o el retraso y desconocim­iento que todavía existe en el clero sobre el tema. Para Claudia Leal es urgente que se hagan asesorar por psicólogos y profesiona­les en estas materias. “No basta con protocolos hechos a la rápida copiando modelos extranjero­s. Que no lo hagan todo en Roma, deben escuchar a los laicos, a los académicos”, sostiene, agregando que es importante comenzar a hablar los temas de sexualidad directamen­te con los sacerdotes y sin eufemismos.

En el Opus Dei no hay, a la fecha, registros de sacerdotes acusados de abusos en Chile. Una de las claves además de un laicismo atento a denunciar, es que cumplen un riguroso protocolo de prevención que señala, por ejemplo, que las confesione­s se realizan solo en el confesiona­rio o que los sacerdotes no pueden ir solos a retiros con menores de edad.

Comisión de Verdad

Para hacer un catastro real de los alcances que tiene el tema del abuso y la pedofilia en la Iglesia, organismos han propuesto la creación de una Comisión de Verdad y Reparación que tenga autoridad moral, que sea independie­nte y dé garantías a todos los sectores. Que maneje adecuadame­nte el tema del secreto y la publicidad bajo estándares internacio­nales y que fije el tema de una reparación económica y funcione al alero del Estado. La propuesta se inspira en las antiguas comisiones Valech y Rettig de Derechos Humanos, y estudia experienci­as internacio­nales como los informes sobre el tema publicados en Australia, Irlanda y Pensilvani­a.b

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► Una de las propuestas es incluir a profesiona­les laicos en las tareas que realiza la Iglesia Católica.

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