SIN DRAMAS POR RUEDA
Hace algunas semanas se le preguntó directamente a Reinaldo Rueda sobre su continuidad en la selección chilena a propósito de las elecciones en la ANFP. El colombiano fue claro: “Mi intención es cumplir mi contrato”. Pero “todo dependerá de los deseos de los dirigentes que lleguen también”, complementó.
Hoy Jorge Uauy, Sebastián Moreno y Harold Mayne-Nicholls compiten por la testera de Quilín y los tres han manifestado públicamente su intención de darle continuidad al proceso del técnico en la Roja si ganan las elecciones del 29 de noviembre próximo. Sin embargo, y principalmente en la prensa colombiana, en las últimas horas ha circulado la información de que Rueda podría dejar de ser el entrenador de la Selección a fin de año. Según los medios cafetaleros, el DT es prioridad para la federación colombiana en su búsqueda del reemplazante de José Pekerman, y el cambio en el sillón de la ANFP serviría para que el ex técnico de Flamengo y Atlético Nacional se desvincule de su compromiso con Chile.
A ocho meses de la Copa América y tras varios de proceso, una hipotética partida de Rueda claramente movería el piso de Juan Pinto Durán. Hace unas semanas nadie se imaginaba ese escenario y hoy las noticias que llegan desde Colombia parecen más un deseo del medio cafetalero antes que una realidad a tener en cuenta. Pero hay que estar prevenidos y es mejor ponerse en la situación de quedarse sin DT. ¿Y si eso ocurre? ¿Sería una tragedia?
Rueda es un buen técnico, un tipo serio y un profesional decente, de eso no hay discusión. Lo que sí se puede debatir es si su fútbol, su propuesta de juego y su ideario técnico son los ideales para la materia prima que existe en Chile. Ahí puede haber matices, porque independiente de que se gana y pierde con todos los sistemas, es un hecho que en la última década las victorias llegaron de la mano de una idea que involucraba presión alta, vértigo y una cuota importante de verticalidad. Y esos elementos no son primordiales en la propuesta del colombiano.
Lo anterior no implica que con Rueda se esté condenado al fracaso, pero tampoco asegura que todo lo que se consiguió de cierta manera esté al alcance con una fórmula distinta. Si se va, habrá que darle las gracias y buscar otro rumbo, tampoco hay que hacer tanto drama.