Una conversión inolvidable
El maul que se formó entrando al line out de Uruguay en el Estadio Charrúa de Montevideo le dio a Chile una última oportunidad de igualar el partido. Era la última jugada. El empuje fue tal que los Cóndores consiguieron el try y un empate inesperado.
El 20-20 ya era notable, pero los Cóndores querían más. Después de los festejos por la anotación, tocaba convertir para sumar dos puntos más y establecer un triunfo que no se daba hace 47 años. Ahí, en los pies de Tomás Ianiszewski quedó la chance de pasar a ganar. Y no falló. La patada del fullback pasó entre los postes más altos de la hache y obró una victoria que no se daba desde 1971, cuando por primera y única vez se le ganó a los Teros en su casa.
La conversión de Ianiszewski significó una señal clara del crecimiento del rugby en Chile, cuyo interés avanza a lo largo del país. El tercer lugar de los Cóndores en este Sudamericano, donde también derrotaron ampliamente a Paraguay y solamente perdieron ante el campeón Brasil, son un aviso de las intenciones.
Tomás, por su parte, encarna algo de la tradición de la ovalada en Chile. Es el menor de cinco hermanos. Todos juegan rugby y a él no le quedó otra opción que hacerlo desde pequeño. Ex alumno del Wenlock School de Las Condes, defiende los colores de Old Locks.
Como muchos de los jugadores que participan en los campeonatos nacionales, Ianiszewski también tiene que estudiar. Es difícil ser rugbista profesional en Chile, por lo que también está en camino a ser ingeniero comercial. El cálculo, como demostró en aquella patada, no le falla.