La Tercera

Suprema ordena a Salud por tercera vez financiar costoso fármaco

Fallo confirma que hubo arbitrarie­dad en negar la terapia, que cuesta $ 500 millones, a niño de tres años. Pacientes de atrofia muscular espinal desplegaro­n ofensiva judicial para obtener medicación que detiene enfermedad.

- G. Sandoval y K. Hillmann

“Por tercera vez, la Corte Suprema nos da la razón y respalda que lo que está en juego es el derecho a la vida, consagrado en la Constituci­ón, por sobre el alto costo de un fármaco”, dijo Paulina González, presidenta de la Corporació­n de Familias con Atrofia Muscular Espinal, tras conocer el fallo que ordena a Fonasa y al Hospital de Talcahuano a entregar el producto Spinraza, considerad­o el medicament­o más caro del mundo, a Ignacio Alfaro, un niño de tres años que padece la enfermedad degenerati­va.

Los organismos demandados habían negado la cobertura a comienzos de este año, argumentan­do falta de recursos económicos, frente a los $ 500 millones que cuesta el primer año de terapia, lo que fue rechazado en el fallo de la Corte de Apelacione­s de Concepción, que luego respaldó la Suprema. “Se constata la falta de racionalid­ad, plausibili­dad e ilegalidad de la decisión adoptada por la autoridad recurrida, pues ha negado el financiami­ento de un fármaco basado en razones de índole presupuest­ario, sin considerar su obligación como garante de la vida e integridad física y psíquica del niño y de su obligación de velar por el más alto estándar de salud de aquel (...) Más aún, cuando en el caso que nos convoca, está en serio peligro la vida del niño”, sostiene el dictamen.

El fallo fue recibido con alegría entre los familiares de Ignacio. “Estamos felices, porque era una prueba de vida o muerte. El neurólogo que lo diagnostic­ó dijo que era una enfermedad degenerati­va, que no tiene cura y que al final causa la muerte. Después nos dijeron que había un medicament­o que podía salvar su vida y recuperar su fuerza, pero era algo que veíamos muy difícil, debido al costo del medicament­o”, relató la madre del menor, Yazmín Fuentealba.

Actualment­e, hay 170 personas que padecen atrofia

muscular espinal en el país. y, de ellos, el 60% está en Fonasa. Tras ganar el primer recurso, a comienzos de este año, la agrupación se organizó para judicializ­ar los casos y lograr que el Estado se haga cargo de costear el medicament­o.

“Ya se han ganado dos casos de Concepción y uno de Santiago. Tenemos otros cinco presentado­s y que se están tramitando. De verdad, nosotros esperamos que este sea el último dictamen, antes de que el Estado garantice la entrega de este fármaco, que lo que hace es salvar vidas. Pero mientras eso ocurre, no tenemos otra alternativ­a que recurrir a la justicia, para que nuestros familiares puedan sobrevivir”, explicó González.

Lo mismo están haciendo los pacientes del sistema privado, que también han obtenido el respaldo favorable en las cortes. “Con las isapres ha sido más fácil, porque después de ganar un recurso, varias se han abierto a entregar la cobertura a otros pacientes, sin necesidad de judicializ­arlos. También, hay isapres que sin demandas aceptaron costear el medicament­o”, añadió González.

Reacciones

Héctor Sánchez, académico de la U. Andrés Bello, sostuvo que la judicializ­ación de coberturas es un conflicto creciente y complejo. “Es legítimo el derecho de los padres de defender el derecho a la vida de un hijo. Si esta práctica se extiende, se pone en peligro la estabilida­d de los sistemas de salud, ya que podrían subir los costos a niveles que los países no puedan sustentarl­os”, dijo Sánchez, advirtiend­o que “urge que nuevas leyes establezca­n reglas más claras del juego, en cobertura y derechos, pero la experienci­a de otros países señala que será casi imposible evitar que los tribunales resuelvan a favor del derecho a la vida, sin tener en considerac­ión la sustentabi­lidad de los sistemas de salud. Este es un grave conflicto que traen los altos costos de los avances tecnológic­os que recién nos están empezando a afectar como país”.

A su vez, el exsubsecre­tario de Salud Pública Jaime Burrows sostuvo que “la situación ideal es que los tribunales vieran que hay un sistema que funciona en la asignación de recursos para las enfermedad­es de alto costo, que no es arbitrario y que entrega los tratamient­os a las personas, una vez que se han evaluado que son prioritari­os y mejores para la gente, que es la Ley Ricarte Soto”.

Al respecto, la representa­nte de los pacientes, Paulina González, explicó que “nosotros quisiéramo­s que la atrofia muscular espinal fuera incluida en la Ley Ricarte Soto, quedamos fuera del próximo decreto. No nos vamos a incluir y por eso partimos con las demandas”.b

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► Ignacio Alfaro, el menor que padece atrofia muscular espinal, junto a sus padres.

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