Carabineros y la seguridad ciudadana
El gobierno del Presidente Piñera se ha encontrado con una situación en Carabineros que es más difícil de abordar de lo que previó. La inacción del gobierno de la Presidenta Bachelet ante situaciones fraudulentas al interior de la institución y las revelaciones acerca de falsificación de pruebas contra imputados en la llamada Operación Huracán, pudieron dar la impresión de que la solución era relativamente fácil: remover al alto mando de Carabineros, empezando por su general director, Bruno Villalobos, que contra todo sentido común permanecía incólume al mando, mientras algunos subordinados suyos robaban a manos llenas y otros, en el área de la inteligencia, en lugar de ejercer su rol constitucional de organismos auxiliares de la justicia, se dedicaban a entorpecer su acción.
La gran cantidad de oficiales que salieron a retiro y la entrega del mando al general Hermes Soto, un hombre que venía de ejercer labores en terreno, encarnando mejor el espíritu y la tradición de Carabineros, parecía dejar atrás un período en el que el alto mando se nutría más de oficiales de inteligencia y personas cercanas a las autoridades políticas que de la experiencia policial en la calle. Coincidía ello con los planes de seguridad ciudadana del programa del Presidente Piñera, que enfatizaba la presencia policial en terreno e incentivos en la carrera de los carabineros y oficiales, que los orientara a mejorar la seguridad de los chilenos. Se trataba de transformar una institución que miraba hacia adentro en una que se concentrara en resguardar a la población.
La modernización de Carabineros, así entendida, recibió un verdadero mazazo al revelarse las circunstancias en que murió Camilo Catrillanca. Una y otra vez las versiones dadas por funcionarios de Carabineros acerca de los disparos que cobraron la vida de Catrillanca han resultado ser falsas. Incluso, se instala la posibilidad de que hayan recibido órdenes de mentir para encubrir la verdad.
El mazazo es doble: por una parte, la ciudadanía tiene razón para dudar de las versiones que entrega Carabineros, y la confianza en la policía es una pieza clave en cualquier estrategia de combate a la delincuencia. Ello es especialmen- te cierto si además hay sectores interesados en realizar actos violentos, que pretenderán legitimarse a la luz de las falencias en la credibilidad de la policía. Carabineros se inhibe de actuar como debiera para reprimir acciones violentas.
Pero el mazazo también debiera haber golpeado al gobierno del Presidente Piñera. Las recientes actuaciones de Carabineros dejan claro que las acciones correctivas del alto mando tomadas al principio de su mandato son completamente insuficientes para abordar el problema. Otras acciones que pudieran haberse implementado, o que están en tramitación legislativa luego de emanar del Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana, tardarán en hacer efecto o se encontrarán con los deficientes estándares de supervisión que demuestra Carabineros, que parece ser el problema de fondo.
El liderazgo consiste en percatarse a tiempo de que el curso elegido no nos llevará a la meta, y enmendar el camino. Confiamos en que el Presidente Piñera trabajará con su equipo en fijar el nuevo rumbo. Al respecto, ayer el ministro del Interior pidió la renuncia al general de Orden y Seguridad de Carabineros, cambio que apunta en la dirección correcta, pero que deberá ser acompañado de otros más profundos.
Pero la credibilidad de la ciudadanía es fundamental para tener éxito, y para ello ayudaría mucho que las soluciones fueran compartidas con sectores más amplios del espectro político.
La Democracia Cristiana acaba de formar una Comisión de Fuerzas Armadas y de Orden, con integrantes de gran respetabilidad y experiencia en estas materias. La componen técnicos en la materia y los exministros de Defensa e Interior Jorge Burgos y Edmundo Pérez Yoma, y la también exministra independiente Vivianne Blanlot. Su misión, según indicó el presidente de la DC, Fuad Chahin, es proponer la modernización y la transparencia en esas instituciones.
¿Qué mejor destino podría tener esta comisión que trabajar con el gobierno en una solución de fondo a los problemas que enfrenta Carabineros? Liderazgos, de uno y otro lado, debieran encontrar respuestas a esta interrogante.