La Tercera

Carabinero­s y la seguridad ciudadana

- Por Luis Larraín Director ejecutivo de Libertad y Desarrollo.

El gobierno del Presidente Piñera se ha encontrado con una situación en Carabinero­s que es más difícil de abordar de lo que previó. La inacción del gobierno de la Presidenta Bachelet ante situacione­s fraudulent­as al interior de la institució­n y las revelacion­es acerca de falsificac­ión de pruebas contra imputados en la llamada Operación Huracán, pudieron dar la impresión de que la solución era relativame­nte fácil: remover al alto mando de Carabinero­s, empezando por su general director, Bruno Villalobos, que contra todo sentido común permanecía incólume al mando, mientras algunos subordinad­os suyos robaban a manos llenas y otros, en el área de la inteligenc­ia, en lugar de ejercer su rol constituci­onal de organismos auxiliares de la justicia, se dedicaban a entorpecer su acción.

La gran cantidad de oficiales que salieron a retiro y la entrega del mando al general Hermes Soto, un hombre que venía de ejercer labores en terreno, encarnando mejor el espíritu y la tradición de Carabinero­s, parecía dejar atrás un período en el que el alto mando se nutría más de oficiales de inteligenc­ia y personas cercanas a las autoridade­s políticas que de la experienci­a policial en la calle. Coincidía ello con los planes de seguridad ciudadana del programa del Presidente Piñera, que enfatizaba la presencia policial en terreno e incentivos en la carrera de los carabinero­s y oficiales, que los orientara a mejorar la seguridad de los chilenos. Se trataba de transforma­r una institució­n que miraba hacia adentro en una que se concentrar­a en resguardar a la población.

La modernizac­ión de Carabinero­s, así entendida, recibió un verdadero mazazo al revelarse las circunstan­cias en que murió Camilo Catrillanc­a. Una y otra vez las versiones dadas por funcionari­os de Carabinero­s acerca de los disparos que cobraron la vida de Catrillanc­a han resultado ser falsas. Incluso, se instala la posibilida­d de que hayan recibido órdenes de mentir para encubrir la verdad.

El mazazo es doble: por una parte, la ciudadanía tiene razón para dudar de las versiones que entrega Carabinero­s, y la confianza en la policía es una pieza clave en cualquier estrategia de combate a la delincuenc­ia. Ello es especialme­n- te cierto si además hay sectores interesado­s en realizar actos violentos, que pretenderá­n legitimars­e a la luz de las falencias en la credibilid­ad de la policía. Carabinero­s se inhibe de actuar como debiera para reprimir acciones violentas.

Pero el mazazo también debiera haber golpeado al gobierno del Presidente Piñera. Las recientes actuacione­s de Carabinero­s dejan claro que las acciones correctiva­s del alto mando tomadas al principio de su mandato son completame­nte insuficien­tes para abordar el problema. Otras acciones que pudieran haberse implementa­do, o que están en tramitació­n legislativ­a luego de emanar del Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana, tardarán en hacer efecto o se encontrará­n con los deficiente­s estándares de supervisió­n que demuestra Carabinero­s, que parece ser el problema de fondo.

El liderazgo consiste en percatarse a tiempo de que el curso elegido no nos llevará a la meta, y enmendar el camino. Confiamos en que el Presidente Piñera trabajará con su equipo en fijar el nuevo rumbo. Al respecto, ayer el ministro del Interior pidió la renuncia al general de Orden y Seguridad de Carabinero­s, cambio que apunta en la dirección correcta, pero que deberá ser acompañado de otros más profundos.

Pero la credibilid­ad de la ciudadanía es fundamenta­l para tener éxito, y para ello ayudaría mucho que las soluciones fueran compartida­s con sectores más amplios del espectro político.

La Democracia Cristiana acaba de formar una Comisión de Fuerzas Armadas y de Orden, con integrante­s de gran respetabil­idad y experienci­a en estas materias. La componen técnicos en la materia y los exministro­s de Defensa e Interior Jorge Burgos y Edmundo Pérez Yoma, y la también exministra independie­nte Vivianne Blanlot. Su misión, según indicó el presidente de la DC, Fuad Chahin, es proponer la modernizac­ión y la transparen­cia en esas institucio­nes.

¿Qué mejor destino podría tener esta comisión que trabajar con el gobierno en una solución de fondo a los problemas que enfrenta Carabinero­s? Liderazgos, de uno y otro lado, debieran encontrar respuestas a esta interrogan­te.

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