La Tercera

La derecha “ultra”

- Patricio Zapata Abogado

Bastante se ha escrito en los últimos años sobre la crisis que enfrentan, a nivel mundial, los partidos y movimiento­s de centro izquierda. Menos evidente, pero igual de importante, es la crisis que están enfrentand­o, también a nivel planetario, los partidos políticos de centrodere­cha o de derecha democrátic­a. En efecto, pareciera ser que la combinació­n de liberalism­o económico (incluyendo libre comercio), aceptación del valor de la democracia y los derechos humanos (aunque no siempre sean muy entusiasta­s en ello) y la disposició­n al diálogo no está satisfacie­ndo a un sector del electorado que antes votaba por la derecha tradiciona­l.

Varios partidos conservado­res se han visto sobrepasad­os, desde la derecha, por grupos ultra. Piénsese en lo que ha pasado en Francia con el viejo gaullismo, eclipsado por las Fuerzas de madame Le Pen, o en Italia, donde la apuesta derechista de Berlusconi (Forza Italia) es superada por los neofascist­as de la Liga. El propio Partido Popular español acaba de ser golpeado, en Andalucía, por la sorpresiva votación de los recalcitra­ntes franquista­s de VOX.

Los conservado­res ingleses, con Cameron a la cabeza, creyeron poder defenderse del desafío electoral del partido antieurope­o UKIP, y así salvar su futuro, convocando a un referéndum sobre el Brexit. En el corto plazo, la maniobra de los conservado­res logró madrugar al UKIP pero al costo de sumergir al país en un embrollo impresiona­nte, dejándolos, además, más divididos que nunca.

En el caso de los Estados Unidos es el propio partido de derecha tradiciona­l el que muta. El desplazami­ento republican­o en los últimos 30 años hacía posiciones de derecha extrema ha sido impresiona­nte. Y si en sus primeros sesenta años de existencia los republican­os fueron una fuerza democratiz­adora (con Lincoln y Theodore Roosevelt) y en los siguientes ochenta fueron, en general un partido moderado y tolerante (con excepcione­s con McCarthy y Goldwater), los últimos años lo encuentran en posiciones de autoritari­smo, sectarismo y populismo desatado.

No puede ser causa de extrañeza que estas divisiones globales entre derechas liberales y derechas iliberales (o francament­e antidemocr­áticas) se proyecten hacía nuestra derecha criolla. Dado que la UDI y RN no han podido, o no han querido, cortar tajantemen­te su compromiso histórico con la dictadura de Pinochet, la propagació­n del virus autoritari­o y populista está encontrand­o terreno fértil. Lo ocurrido con la diputada Camila Flores en el Consejo General de RN es revelador. Puede ser anecdótico, por supuesto, que uno de los 36 diputados de una colectivid­ad que se presenta como de centrodere­cha y que quiere entrar a la Internacio­nal democratac­ristiana se declare en su discurso como “pinochetis­ta”; lo que no puede ser tomado a la liviana es que esa confesión pública sea recibida con una ovación por los consejeros de su partido.

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