Ataque terrorista y seguridad ciudadana
El atentado con un artefacto explosivo que ayer tuvo lugar en plena vía pública -afectando a un paradero de Transantiago- ha provocado justificado temor en la ciudadanía, por tratarse de una acción indiscriminada, que apuntó a causar un daño directo a la población. Atendidas las características del hecho, es acertado que el gobierno haya presentado una querella antiterrorista, y que el Ministerio Público comprometiera su firme dedicación a este caso.
Preliminarmente, el atentado ha sido reivindicado por un grupo anarquista de corte ecológico, asegurando que continuará con sus acciones. Este antecedente enciende una alerta para los sistemas de seguridad, ya que este tipo de grupos pueden llegar a ser de alta peligrosidad, y por sus características -herméticos, y en general integrados por pocos individuosson de difícil detección. Cabe recordar que el atentado al subcentro de la estación Escuela Militar de Metro -hecho ocurrido en septiembre de 2014- fue provocado precisamente por anarquistas, cuyo principal responsable fue condenado el año pasado a 23 años de presidio por detonación de artefacto explosivo en carácter de terrorista.
A lo anterior cabe añadir que aún están abiertas causas por las decenas de detonaciones que aparentemente estos mismos grupos han protagonizado en la Región Metropolitana desde hace algunos años, casos que en general continúan en la impunidad, una grave falencia de las capacidades investigativas que no debería resultar indiferente ni a la autoridad ni a quienes tienen responsabilidad políticas, porque ello supone un riesgo latente para la seguridad de la población.
Es indispensable que los responsables de este artero ataque -que dejó a cinco personas lesionadassean prontamente identificados, y las investigaciones logren ser respaldadas por evidencias sólidas, que permitan condenas efectivas. En la medida que el Estado dé señales concretas de que no hay espacios para la impunidad, la actuación de estos grupos antisistema se verá desalentada.