La Tercera

Kevin Spacey en el banquillo de los acusados

Ayer el actor enfrentó por primera vez a un juez, debido a la acusación de acoso de un joven en 2016. Según especialis­tas, Spacey, cuyo caso en tribunales se retoma en marzo, buscaría un acuerdo extrajudic­ial.

- G. Valdivia / F. Valiente

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En el último año nombres como el comediante Bill Cosby y el productor Harvey Weinstein acapararon portadas por motivos muy similares. Sindicados como autores de abuso y acoso sexual, fueron excluidos de Hollywood y debieron presentars­e ante la justicia, encarnando los casos más representa­tivos del contexto que luego dio origen al movimiento MeToo. En efecto, en septiembre el actor de 81 años se convirtió en el primer condenado en esta nueva realidad de la industria: hoy cumple una pena de entre tres y diez años. Mientras lo de Weinstein aún espera una conclusión, ayer un tercer caso emblemátic­o concretó su salto judicial.

Luego de 13 meses en que se había borrado casi por completo del mapa, el actor Kevin Spacey apareció cerca de las 13.00 horas en la isla de Natucket, en Massachuse­tts, para

enfrentar por primera vez cargos por un presunto abuso sexual que habría cometido en 2016, parte de la treintena de denuncias que emergieron desde octubre de 2017 en su contra. La acusación, hecha pública ese mes por la periodista Heather Unruh, madre del joven presuntame­nte abusado, consistía en que Spacey le habría tocado indebidame­nte los genitales mientras ambos estaban en un restaurant­e.

Exhibiendo un talante más relajado que el de Weinstein y Cosby en su momento -lo que ha sido su tónica en el último tiempo-, Spacey llegó junto a sus abogados y guardó silenció. Sólo diez minutos duró la audiencia, que de todos modos dejó algunas medidas básicas. Entre ellas, una prohibició­n de Spacey de acercarse al denunciant­e y que el actor quedara en libertad sin pago de fianza. También ayer su hermano mayor, Randy, entregó duras declaracio­nes: “Él realmente cree que deberías amarlo como un verdadero pervertido sexual. Es lo peor de lo peor”.

Aunque al comparecer ante el juez no pronunció palabras -y se declararía inocente en la siguiente instancia-, esta aparición lo sacó de un ostracismo que había mantenido por casi un año. Lo quebró antes, eso sí, al publicar un insólito video en diciembre, donde interpreta­ba el rol de Frank Underwood, desechado de la serie de Netflix luego de conocerse acusacione­s como la del actor Anthony Rapp, que dijo que habría abusado de él en 1986, cuando tenía 14 años (caso ya prescrito). Unos días más tarde, dio forma a otra escena singular. A los periodista­s que lo esperaban afuera de su mansión, en Baltimore, los salió a saludar con pizzas y un gorro que decía “retirado desde 2017”.

Lo que viene

Aunque las acusacione­s de abuso de la era MeToo parecen

haber sellado toda posibilida­d de retorno de los denunciado­s, hay más de un matiz en el caso de Spacey. Según un actor de la industria consultado por la web Page Six, estaría siendo tentado para sumarse a proyectos en Europa y Rusia. “Él asume que puede regresar (a las películas estadounid­enses) en unos años”, añadió bajo reserva la fuente.

Antes, en noviembre, el director Paul Schrader (First reformed) escribió en su Facebook que estaba dispuesto a filmar un guión que le estaban ofreciendo si aceptaban a Spacey como protagonis­ta, pero no encontró una respuesta favorable. Aunque el guionista de Taxi driver borró la publicació­n, sus palabras quedaron: “Spacey debería ser castigado por cualquier crimen que haya cometido. Pero no por el arte. Todo arte es un crimen”, planteó. Una opinión similar sostuvo la actriz Judi Dench, que reprobó que lo hubieran quitado de películas, como fue el caso de Todo el dinero del mundo.

Lo concreto es que en marzo Spacey tendrá su segunda cita en Massachuse­tts. aunque no está obligado a asistir. Lo que arriesga como máximo son hasta cinco años de cárcel. Aunque, de acuerdo al abogado y profesor de la UDP Cristián Riego, luego de esta audiencia preliminar, lo más probable es que “se va a negociar extrajudic­ialmente sobre la declaració­n, a cambio de que se le bajen los cargos, por lo que sería una condena sin privación de libertad”. En caso de existir condena, sería “muy grave, porque con el segundo caso que venga, la pena ya no podría ser reemplazad­a. Ahora podría no ir a la cárcel, pero quedaría para un caso posterior”. Otro actor, Casey Affleck, enfrentó en 2010 un caso similar, en que dos mujeres lo llevaron a la justicia por acoso. La demanda terminó en un acuerdo extrajudic­ial. ●

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El actor guardó silencio durante los pocos minutos que duró la declaració­n.

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