La Tercera

“Debemos definir al candidato presidenci­al en primarias”

Máximo Pacheco, exministro de Energía

- Jorge Arellano

12-13

Dice no ser aspirante hoy a La Moneda, pero reitera que está disponible y habla en clave de candidato. El exministro de Energía Máximo Pacheco (PS), si bien asegura no le gusta abordar “las peleas chicas”, no le hace el quite a la contingenc­ia. El miembro del directorio de TVN, del Duoc, y profesor de la Escuela de Gobierno de la UC, es crítico de cómo el Presidente Sebastián Piñera ha desarrolla­do su gestión y de las reformas venideras, pero también de la oposición y la falta de conexión con los problemas de la gente.

¿Cómo evalúa lo ocurrido con la muerte de Camilo Catrillanc­a y los cuestionam­ientos al manejo del ministro Andrés Chadwick?

Catrillanc­a murió con una bala del Estado de Chile. Es grave eso, y todo lo que ha pasado posteriorm­ente: ocultamien­to de informació­n, todas las semanas recibimos nuevas versiones, reinterpre­taciones, nuevos antecedent­es. Esto ha sido un tremendo daño para el gobierno y para Carabinero­s. No tengo ninguna duda de que le ha hecho un daño al ministro del Interior, ha dañado su legitimida­d.

En la oposición piden la renuncia del ministro…

No, la renuncia del ministro Chadwick solamente se la puede pedir el Presidente.

Pero, ¿aún debe asumir responsabi­lidades políticas?

No cabe ninguna duda de que lo que ha pasado es gravísimo desde el punto vista político.

Más allá el hecho puntual del caso Catrillanc­a, ¿cómo evalúa el actuar del gobierno de Piñera?

El Presidente Piñera cuando era candidato generó enormes expectativ­as anunciando que si era elegido vendrían tiempos mejores, y esos tiempos mejores no han llegado. A mí me llama la atención que el Presidente, que es una persona que tiene una formación global, que entiende que las economías son cíclicas y que empiezan a fatigarse a nivel mundial, no fuera capaz de prever esto.

¿Fueron muy altas las expectativ­as?

Cuando uno es candidato tiene la obligación de hacer promesas, pero no cabe ninguna duda de que se generaron expectativ­as que los propios electores y el mundo que apoyó al Presidente Piñera, hoy se las están cobrando.

En su sector dicen que no hay ninguna reforma estructura­l.

No basta con hacer un llamado a la unidad nacional. Las reformas requieren definir bien el proceso de discusión, diálogo y participac­ión; en eso, los procesos han sido muy débiles.

¿Vio como auténtico el llamado del Presidente a buscar acuerdos?

El 2019 es el último año que tiene el gobierno sin elecciones, por lo tanto, es muy importante que en el proceso que se siga sea muy cuidadoso para garantizar que el diálogo sea verdadero, auténtico, y que recoja las ideas que tienen los otros sectores. Me encantaría que en marzo el Presidente invitara a la directiva del PS a La Moneda a escucharla, porque si queremos hacer política, hay que hacerla con los partidos y ese diálogo es muy importante fortalecer­lo.

¿Son buenos proyectos los que se han presentado al Ejecutivo?

A mí me ha sorprendid­o muchísimo que el gobierno impulsara la reforma tributaria, porque recién este año es el primer año de la aplicación plena. El país no puede estar haciendo reformas de esta profundida­d y de este calado sin esperar que por lo menos conoz- camos los números y datos de cuál ha sido el impacto que está teniendo la reforma anterior. La reforma de pensiones es una reforma que está hace mucho tiempo siendo discutida, porque lo que estamos planteando básicament­e es que el sistema previsiona­l no sea solamente un sistema de ahorro individual y que efectivame­nte cubra el conjunto de la poblaciona­l en su realidad previsiona­l. La reforma laboral no se ha presentado.

Pero entonces, ¿no se puede avanzar?

El problema de fondo que tenemos como país es que nuestra democracia está enferma y muy grave por la desconexió­n que tiene la política y los políticos con lo que son los temas que le preocupan y le impactan a la gente en su vida cotidiana. Tenemos que asumir que nuestra democracia está enferma y la conversaci­ón política hoy en Chile es irrelevant­e para la gente.

El presidente Ricardo Lagos habló de una crisis en las institucio­nes e hizo un llamado a un gran consenso. ¿Lo comparte?

La verdad, lo que veo, más que una crisis en la institucio­nalidad, es que la democracia tiene esta enfermedad de la cual la política tienen que hacerse cargo.

¿De quién es la responsabi­lidad?

Hay una sensación muy extendida de que el gobierno no gobierna para el país, y que el poder se protege a sí mismo y que los políticos y los partidos gozan de privilegio­s difíciles de explicar cuando están en el aparato público.

¿Pero usted considera que es así?

Tengo un recuerdo muy claro de una frase de Nicanor Parra que decía “dejémonos de pamplinas”. La pamplina es una planta que crece con mucha facilidad y que puede causar mucha molestia en la pega del campo si no se la elimina oportuname­nte. Nuestra democracia se ha llenado de pamplinas, que no son más que excusas para no atender el daño que el amiguismo, el pituto, el cuoteo, le han hecho a la actividad política y a la percepción del rol que tiene el Estado como garante del bien común.

¿El gobierno lo ha hecho mal respecto de este último tema?

Lo dijo Nicanor Parra, dejémonos de pamplinas.

¿Cómo puede el gobierno buscar acuerdos si hay una oposición tan fragmentad­a?

Me parece gravísimo que demonicemo­s a la oposición, que es una parte sustantiva del sistema democrátic­o. Yo no me compro la idea de que estamos en un país polarizado. Puedo coincidir en que tenemos algunos personajes que polarizan, pero la sociedad que uno ve y conversa no es una sociedad polarizada o que está en son de guerra. Lo que sí necesitamo­s son

“Se generaron expectativ­as que los propios electores y el mundo que apoyó a Piñera, hoy se las están cobrando”. “El problema de fondo que tenemos como país es que nuestra democracia está enferma y muy grave”. “Que aparezcan liderazgos simplones encuentro que es algo que no le hace bien a las soluciones de fondo que el país necesita”. “No vamos a salir bien parados ensimismad­os, encerrados, haciendo discusione­s internas”.

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