La Tercera

El Cid de la Roja

Marco Oneto lleva retirado un año del profesiona­lismo. Sin embargo, Garralda le sigue llamando para la selección. Un caso atípico que para el selecciona­dor es innegociab­le.

- Por Ignacio Leal

¿Cómo puede ser que un jugador que lleva retirado un año, fuera del balonmano profesiona­l, siga siendo el jugador indiscutib­le de la selección? En Chile ocurre. Marco Oneto, el mejor jugador chileno de la historia, 36 años, decidió jubilarse del hándbol de clubes en marzo de 2018. Sin embargo, Mateo garralda, el selecciona­dor chileno, lo sigue llamando. Ocurrió en los Odesur y en el Panamerica­no. Y repite ahora en el Mundial. Y encima, renqueante de una lesión: una cruda dolencia en la rodilla, producto de todo el roce que durante casi dos décadas enfrentó en Europa, lo obligan a tratarse de forma especial, entre algodones.

Garralda no duda de su chocante decisión: “Decidí traer a Marco porque, simplement­e, deportivam­ente es el mejor jugador chileno de todos los tiempos. Así de claro”.

El técnico español habla de Oneto como un héroe, su particular Cid Campeador: “El esfuerzo que él ha hecho es enorme. ¡Pero enorme! Eso me consta. Se rehabilitó; estuvo en Cochabamba, en los Panamerica­nos de Groenlandi­a, donde jugó 60 minutos del partido que nos clasificó [cuando derrotaron 39-36 al local] al Mundial y ahí inició su nuevo proceso de puesta a punto”.

No fue sencillo contar con el pivote nacional. Pese a no estar jugando de forma activa, su gran desventaja fueron sus lesiones. “En el Panamerica­no terminó jugando los encuentros deci- sivos con una importante cuota de sacrifico, ya que se reactivó la inflamació­n de su rodilla”, explica desde Dinamarca el cuerpo médico de la Selección.

Aquella faena dejó graves secuelas en él. “Al llegar a Chile, se realizaron una serie de exámenes de imágenes y funcionale­s en Santiago, en que se diagnostic­ó un edema óseo y un desbalance muscular significat­ivo”, aseguran. Desde ese momento comenzó su camino a la rehabilita­ción, de la mano del preparador físico Roberto Garcés, el kinesiólog­o Marcelo Avendaño y el médico Fernando Radice. No fue sencillo, pero su pierna y, sobre todo, su espíritu, se repusieron de tal forma que hoy, frente a Austria, podría entrar junto al batallón chileno.

“Él aporta con una gran calidad táctica y técnica. Sinceramen­te, no tengo dudas de que Marco deba estar aquí”, recalca Garralda. ¿Y la falta de roce? “Claro que afecta, pero lo mismo que a los jugadores que no juegan una liga profesiona­l. En un jugador de su calidad, le fecta mucho menos. Técnicamen­te, pierde muy poco”. La frase de tertulia de bar se ha convertido esta vez en hecho real: Marco Oneto, cojo, juega más que cualquiera. Lo dicho, el Cid de Chile. ●

 ??  ?? Oneto, en un partido con la selcción.
Oneto, en un partido con la selcción.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile