La Tercera

Carrera anticipada

- Por Carlos Correa Bau

Dos encuestado­ras, Cadem y Criteria, han puesto su ojo en cómo está el mapa presidenci­al para el año 2021. Una reflexión curiosa, siendo que falta todavía mucho por recorrer, y la evidencia de la elección pasada muestra que los que marcaron el ritmo de la presidenci­al (con la excepción del actual Presidente) apareciero­n en los capítulos finales. Es bueno recordar que Beatriz Sánchez aumentó su nivel de conocimien­to gracias a las primarias legales, un acierto del Frente Amplio y una de las causas de la derrota de la Nueva Mayoría.

La primera pregunta es si efectivame­nte hay clima de candidatur­as presidenci­ales. En el oficialism­o, la arremetida de este año de José Antonio Kast logró mantenerlo vigente y evitó lo que les ha ocurrido a otros lobos solitarios que después de la presidenci­al se desinflan, como Parisi o en su tiempo Manfred Max Neef. Sin subir en las encuestas mucho más allá de lo que obtuvo en la presidenci­al, el exdiputado UDI ha logrado perturbar a la derecha, que oscila de manera bipolar entre ignorarlo, tratar de incluirlo o, derechamen­te, ir al cuello de él.

El nerviosism­o es exagerado, pues ambas mediciones muestran que los candidatos de derecha tienen mayoría en la retina y, por tanto, el oficialism­o corre con ventaja. Pero como ha pasado otras veces, las guerras sangrienta­s pueden terminar con aquello y volver a dejar la imagen de que ese sector, más allá de Piñera, no tiene capacidad alguna de dar gobernabil­idad al país. Izquierda y derecha, erradament­e, buscan comparar a JAK con Bolsonaro, sin entender mucho la realidad brasileña. El exmilitar logró reunir tras de sí todo el enojo de ese país con la clase política, atrapada por completo por la corrupción de los casos de las constructo­ras. No era, por tanto, un giro a la derecha, sino un rechazo profundo a los partidos tradiciona­les. En Chile, lo que está instalado es un desdén, que lo muestran las encuestas con la alta cantidad de indecisos y el poco interés de la agenda política en la vida de las personas.

En el caso de la oposición, el clima no se ha desatado todavía. Prueba de ello es que sigue siendo Michelle Bachelet la figura más destacada, con mucha menos popularida­d que en el resto de su ya larga historia política. Aunque ella ha descartado de manera categórica una tercera aventura, existe siempre el riesgo de que surja una nueva procesión a Ginebra, esta vez para pedirle que salve a la coalición. Algunos movimiento­s extraños de su entorno del segundo piso muestran el deseo de instalar aquello. Más que mal, la expresiden­ta no es una figura rechazada por el Frente Amplio y, pese a que los senderos se han bifurcado entre dicha coalición y la ex Nueva Mayoría, sigue la utopía de la oposición amplia. Al igual que cuando estaban en Palacio, varios siguen confundien­do sus deseos con la cruda realidad.

Para La Moneda, este anticipo es un escenario indeseado. Piñera se ha lanzado en una serie de reformas polémicas que van a requerir acuerdos en el Congreso. En la medida que se polarice el clima, aunque sea de manera artificial, va a ser más difícil poder avanzar en su programa. Por otro lado, como lo narró bien un reportaje en este medio, para La Moneda las redes sociales, pese a representa­r a muy pocos, se han convertido en un verdadero lector de tarot, que configura agendas y les hace actuar de manera compulsiva. Como buena parte de los posicionam­ientos este año será en redes sociales, el alto grado de importanci­a que les da el gobierno será un nuevo factor de riesgo.

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