La Tercera

“Está la amenaza de una contrarref­orma no declarada, pero que se implementa”

El rector de la U. de Valparaíso afirma que el actuar del sistema político, que impide sacar a la educación del “maniqueísm­o ideológico”, podría dañar de forma irreversib­le al sector, y llama a no exacerbar los conflictos en las universida­des.

- Carlos Said

Una diferencia de interpreta­ción a la Ley de Educación Superior mantiene en pie de guerra al gobierno con el Consejo de Rectores (Cruch). Mientras el primero les quitará la gratuidad a 18 mil estudiante­s por haberse retrasado en sus estudios a contar de 2016, el segundo afirma que esa condición debe regir a partir de 2018, lo que se suma al bloqueo que hizo La Moneda al uso de las platas del Fondo Solidario para apoyar a esos jóvenes. Ante este conflicto, que augura un complejo escenario educaciona­l, el vicepresid­ente del Cruch, Aldo Valle, plantea que el actuar del Ejecutivo impide sacar a la educación de la trinchera política y que se evidencia una eventual contrarref­orma.

¿A qué atribuye el actuar del gobierno, qué los hizo enojarse?

Prefiero no atribuir intencione­s, especialme­nte cuando los efectos y significad­os de las conductas son tan claros. El Cruch y las mayorías constituci­onales del Congreso, con la glosa para flexibiliz­ar el uso de los recursos del Fondo Solidario, estuvieron por hallar una solución paliativa a un problema social. Y una minoría parlamenta­ria, para este efecto, en vez de contribuir oportuname­nte cuando le correspond­ía, recurrió a un órgano jurisdicci­onal. Y los efectos son claros: quienes están perdiendo la gratuidad, aun cuando no han tenido el beneficio durante toda su carrera, son quienes tendrán el daño. Se incorporar­on a la gratuidad cuando estaban en 3° o 4° año, por lo que no ocuparon el beneficio durante toda su carrera. Y, lamentable­mente, el acto del cual derivan estos efectos tuvo el apoyo del gobierno, que alegó en el Tribunal Constituci­onal. Por ello, no hay nada que suponer.

El origen de este conflicto no es propiament­e una responsabi­lidad de este gobierno, sino que por el diseño que tiene la gratuidad, el que no se hace cargo de la situación de quienes accedieron al beneficio desde 2016.

¿Qué riesgo representa esta acti- tud para la educación superior?

Con esta actitud, el mayor riesgo es mantener a la educación en el marco del maniqueísm­o ideológico del que no logramos emanciparn­os. Y se hace de la educación un campo de disputa política para las diferencia­s que hay entre un gobierno y otro. Esto muestra un déficit grave del sistema político y puede terminar dañando de modo irreversib­le a la educación.

Los gobiernos no necesariam­ente deben responder a las decisiones que toman sus respectivo­s partidos, aunque tienen el derecho a llevar adelante sus propósitos ideológico­s.

Las universida­des estatales reclamaron porque el Mineduc reubicará a los alumnos de la U. del Pacífico en planteles privados. ¿Eso es parte de la disputa del gobierno?

Desconozco los motivos del gobierno. Pero como los gobiernos no deben apartarse de los mandatos legales, es probable que en este caso los actos administra­tivos tengan que fundar de un modo más explícito por qué la decisión se aparta de un precepto legal, porque efectivame­nte hay un precepto legal que establece una prelación en la preferenci­a (la Ley de Universida­des Estatales dice que estos planteles deben contribuir

a la reubicació­n).

El Mineduc también está impulsando otros cambios, como la reforma a la admisión escolar. ¿Se está echando pie atrás a las reformas del gobierno anterior?

Si uno vincula todos estos actos, surge razonablem­ente la amenaza de una contrarref­orma no declarada, pero que se implementa efectivame­nte. También hay que hacer el matiz de que cuando el gobierno impulsa un proyecto de ley para modificar una ley anterior, ejerce sus atribucion­es. Pero desde luego, no estoy de acuerdo con la selección que se propone, porque la educación no es un premio, es un derecho.

Por todo lo anterior, ¿cree que este será un año de movilizaci­ones?

Todos esperamos que no sea un año donde se exacerben los conflictos en educación. Esa esperanza se debe a que no debemos convertir la educación superior en un campo de batalla y a eso debemos contribuir todos. Lamentable­mente, durante 2018 hubo signos de impacienci­a estudianti­l, pero de hechos que no necesariam­ente son conflictos de la educación, que afectan a los ambientes estudianti­les más sensibles.

El Cruch está discutiend­o cambios a la PSU. ¿Hay alguno que se pueda aplicar en el próximo proceso?

El informe del comité de expertos, que propuso una serie de cambios, debe servir de base para iniciar un proceso de deliberaci­ón sobre lo fundamenta­l del sistema de admisión. Me refiero a los fines y usos que se le debe dar a los instrument­os y factores de admisión. Esa deliberaci­ón debe referir a las señales que envía al sistema escolar, por lo que este proceso debe ser participat­ivo entre el sistema escolar y las institucio­nes de educación superior. Ahora, la prioridad para 2020 es lo relativo a la admisión de quienes egresan de la enseñanza media técnico-profesiona­l, porque no es justo ni ecuánime que no atendamos esta tarea con urgencia, para lograr una mayor articulaci­ón y capacidad inclusiva.

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Aldo Valle dice que los estudiante­s técnicos son la prioridad a tener en cuenta en la próxima admisión.

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