La gala del Festival: un caos visual
Para uno de los eventos televisivos más vistos del año en la televisión chilena, resultan imperdonables tantos problemas de audio durante la primera media hora de la gala 2019: Ignacio Gutiérrez inició el evento viñamarino con voz casi inaudible y luego entrecortada, Sergio Lagos quedó mudo en una mención comercial y algunas entrevistas en la alfombra roja se escuchaban a tropezones.
Se entiende que en la primera gala transmitida en vivo por TVN y Canal 13 hubiese nerviosismo, pero a los severos problemas de sonido hay que sumar cámaras perdidas, un fallido pase a comerciales, la poca razonable decisión que los ejecutivos de los canales que emiten el certamen pasen por la alfombra (¿son rostros ahora?) y algunas innovaciones que sencillamente no funcionaron. Cuesta entender que a un exanimador del Festival como Sergio Lagos lo hayan relegado a unas pocas apariciones publicitarias: no hace justicia a su carrera; menos se entendió la idea de tener al notero Hugo Valencia en backstage, conversando con invitados que aún no entraban y por tanto la emisión no los podía mostrar. Cero aporte, aunque la dirección insistió majaderamente en darle espacio.
Francisca García-Huidobro, conductora desde hace nueve años de la gala y diestra para hablar de diseños, fue el punto alto de la transmisión: divertida, sin asomo de nervios, con apreciaciones acertadas y dueña absoluta del programa. Ella ha crecido mucho como comunicadora y sin duda ayudó a darle dinamismo a una transmisión a la que poco ayudó el diseñador Nicanor Bravo, demasiado leve en sus comentarios, e Ignacio Gutiérrez, entrevistador al que se le vio empaquetado y con poca chispa para un evento como este, con preguntas débiles y echando mano a una máquina de frases cliché. Sí fue un aporte sentar a García-Huidobro y Bravo a la altura de los invitados (y no en lo alto, como en años anteriores), con una toma en que detrás suyos se veía a las figuras salir a la alfombra.
CHV le dio a la gala un día más al Festival de Viña del Mar, y el equipo que comandó el productor ejecutivo Carlos Valencia logró convertir un evento que pasó de dar vergüenza ajena a legitimarse como un programa televisivo atractivo e impecable. Frívolo, por cierto, pero entretenido. Anoche, en cambio, la gala retrocedió varios pasos, fue un caos visual que recién promediando las dos horas de emisión consiguió corregir sus fallos. Tarde, para tantos televisores sintonizando el show.
Crítico de TV