¿Blockbuster o Netflix?
En el año 2000, el fundador de Netflix, Reed Hastings le propuso al entonces CEO de Blockbuster John Antioco una alianza para suscripción y distribución remota de videos. El entonces gigante del VHS se burló del emprendedor y lo echó de su oficina. El final es conocido: Blockbuster quebró al no adaptarse al cambio y Netflix lidera hoy una industria cada vez más competitiva, donde los principales beneficiados son los usuarios.
Algo similar percibo en la reciente polémica por el reemplazo de los medidores. El tema es que, a partir de la aprobación hace un año de la Ley 21.076 y la norma técnica de calidad de 2017, más de 6 millones de medidores eléctricos serán reemplazados de aquí al 2025 por medidores y empalmes digitales, los cuales pasarán a ser parte de la red y propiedad de las empresas distribuidoras. Dicho reemplazo tendrá un costo que, al igual que el resto de la red distribución tales como postes, transformadores y cables, se transferirá a la tarifa, lo que implica un aumento del orden del 1%, en la cuenta de luz.
Dicho aumento desató la ira de Tonka Tomicic acusando que las empresas “le meten el dedo en la boca” a los consumidores, o más estridente aún, la senadora Yasna Provoste declarando que “no se puede dejar libremente al mercado para que siga estrujando los bolsillos de las familias”.
Lo lamentable de estas declaraciones es su irresponsable ignorancia, ya que la distribución es una de las industrias más reguladas en el país, donde las tarifas y márgenes son celosamente fijados por el Estado, y no por la empresa, dada la naturaleza monopólica de la distribución; por lo que cobrar al usuario por los nuevos medidores difícilmente sería abusivo o injusto. Por el contrario, el pago de un “arriendo a perpetuidad” similar a una suscripción a Netflix, permitirá que, los propios clientes que generen electricidad doméstica por la vía de paneles solares u otras fuentes puedan con mayor facilidad y descontar e incluso vender su energía a las distribuidoras.
Pero los beneficios de los medidores inteligentes van más allá de la generación distribuida; desde el punto de vista de la resiliencia permitirán detectar cortes y fallas en tiempo real, disminuyendo tiempos de reposición. También dejarán al descubierto a ladrones que se “cuelgan” ilegalmente, y desde la equidad, presentan la oportunidad de atacar la pobreza energética al permitir la implementación de subsidios directos a hogares de bajos ingresos, lo que puede contribuir a terminar con los efectos en la salud y medio ambiente de la contaminación intradomiciliaria. Por último, los medidores inteligentes son sensores urbanos que permiten medir otras variables más allá del flujo de electrones, abriendo la posibilidad de generar información de gran valor para optimizar diversos sistemas urbanos como el transporte o la repuesta a emergencias.
Aquellos que se oponen a estos cambios por su estructura de cobro, deberían aprender las lecciones de Blockbuster versus Netflix, entender que la transformación digital ya llegó, y que en el caso de los servicios urbanos o “Smart City” será más disruptiva y desafiante que en la antigua industria de los videos.