RECEPCIÓN MUNICIPAL DE EDIFICIO EN RECOLETA
SEÑOR DIRECTOR
En relación a la entrevista al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, publicada en su diario este sábado, me siento con el deber de comentar algunos puntos.
Como propietario de uno de los departamentos de la Torre B del proyecto inmobiliario Bellavista Forestal, soy uno de los más de 300 perjudicados por la obsesión antojadiza del alcalde de negar la recepción municipal al edificio que está terminado desde diciembre de 2012.
El alcalde Jadue se ha valido de decretos sin sustento legal alguno para judicializar este caso ya ganado por la inmobiliaria en tribunales durante seis años, con los enormes costos asociados que ello implica.
Me llama profundamente la atención las recientes declaraciones del señor Jadue, en cuanto a que el municipio no cuenta con recursos para mejorar la infraestructura de la comuna, señalando textualmente que “si tuviéramos el per cápita de Las Condes, no tendríamos déficit y podríamos pavimentar las calles en un año”.
Frente a los dichos del alcalde, no cabe más que preguntarse: ¿por qué se ha gastado cerca de 400 millones de pesos en prolongar un proceso, que desde el comienzo no le dio la razón? ¿Cuáles son sus intenciones de fondo para no entregar la recepción municipal a un edificio que cuenta con todos sus permisos en regla, según lo han dictaminado los tribunales de justicia y la Contraloría General de la República, perjudicando a más de 300 propietarios a quienes, durante 70 meses, nos han negado el derecho de vivir en Recoleta y aportar de paso esos recursos que tanta falta le hacen a la comuna, según él mismo declara?
Para finalizar, un dato que lo entregó el mismo alcalde en su entrevista: con lo que se ha gastado la Municipalidad de Recoleta en este proceso judicial se podrían financiar tres años de los exitosos programas ideados por el alcalde: farmacia, biblioteca y óptica populares de la comuna.
Por favor, alcalde, fije sus prioridades en lo que necesita su comuna y no en luchas ideológicas que, al menos en este caso, ya no tienen ningún sentido.
Jorge Díaz Saenger